—Hazlo... rápido. —susurró aquella joven, cuyos ojos no paraban de lagrimear. El hombre frente a ella, uno lo suficientemente adulto como para no creer que ella en verdad existiera, lo único que podía hacer era temblar.
Sostenía el anillo entre su dedo pulgar e índice, preguntándose cómo había llegado hasta ese punto tan... mágico. Porque verla a ella, a la dama de negro, le hizo sentir sentimientos extraños, dolor en su pecho, nervios. Era un auténtico licuado de emociones. Suspiró con pesadez, aún temblando, y decidió abrir la boca para hablar.
—Dama de Negro... —hizo una mueca ante tan raro nombre, pues en realidad no conocía el verdadero— tú... ¿te casarías conmigo?
La pálida joven sonrió con alegría, mezclada con tristeza, porque sabía que su felicidad no duraría mucho. Sólo le faltaban unos minutos para volver a su mundo.
—Sí...
Su corazón empezó a palpitar con fuerza después de haber dado su respuesta, extendió su mano débilmente hasta ponerla sobre el pecho del hombre, el cual, sin importar mucho la escasez de tiempo, la tomó con delizadeza y extendió sus dedos: tan delgados y largos, tan hermosos.
Cuando puso el anillo en su lugar, fingió una sonrisa para ocultar su dolor, la vio con ojos llorosos y la abrazó con fuerza. Al fin había encontrado a alguien con quién compartir el resto de sus días, alguien que estaría para él durante mucho tiempo.
Tan absurdo, tan tonto, tan irreal. Porque cuando ya no sentía el calor del cuerpo de su amada, se desesperó. Vio simplemente dos cosas: un vestido de color negro sobre su regazo, y un anillo sobre el mugriento suelo...
Ahí fue cuando se preguntó... ¿de dónde había sacado esas dos cosas? ¿Por qué estaba llorando? Y sobre todo...
¿Por qué sentía que su mundo se venía abajo?
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Microrrelatos
LosoweMicrorrelatos originalmente escritos por su servidor: Louis Evans. Hermosa portada hecha por: @Selena_NGonzalez © Todos los derechos reservados 2017