Capítulo 3

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Fin de semana, por fin tengo el privilegio de salir con amigos. Es sábado y me estoy dirigiendo al Restaurante que acordamos con mis amigos, nos merecemos una noche de fiesta luego de tanto trabajo y estudio. Mis amigos, la mitad de ellos van a la universidad y ya han dado el final de sus materias, mientras que el resto descansa de la jornada laboral de la semana.

Veo el mensaje de mi amigo que me dice que ya están en el restaurante, entonces apresuro el paso y les digo que estoy a la vuelta. Guardo el móvil y corro con cuidado debido al vestido corto sin mangas que llevo puesto, un cinturón ajusta mi cintura para darle un toque más tradicional; lo que me ha costado fue el cierre de atrás, comienza desde mi trasero hasta mi nuca, fue realmente difícil y por eso también tardé un poco.

Cuando diviso el Restaurante doy un suspiro y ceso los pasos, estoy tan acostumbrada a los tacos que es como si tuviera zapatillas, pero por el vestido hago una excepción. Amarro mi campera de cuero y la cartera y decido ingresar al lugar, miro a todos hasta encontrar a mis amigos, sonrío y voy a ellos. Los saludo a cada uno y me halagan por lo que traigo puesto, les agradezco y me siento en el medio de todos.

—Estábamos debatiendo sobre los lugares a los cuáles podríamos ir después de cenar. —comenta Nico con una sonrisa. —Pero como hay dos mujeres aquí vamos a dejarlas que elijan el lugar.

Con mi compañera de trabajo nos miramos a los ojos y sonreímos, entonces optamos por ir a Equinox, un club nocturno que tiene las mejores canciones y tragos de toda la ciudad; todos asienten contentos y me pongo a ver el menú para ver que voy a cenar. Al elegir, llaman al mozo y todos le pedimos nuestros platos. Él se va un poco mareado y nos ponemos hablar de la universidad, entre otras cosas. No sé porque observo constantemente la entrada, es como si estuviera esperando a alguien pero la realidad es que no.

Nos traen la comida y antes de cenar, proponemos un brindis por el reencuentro, alzamos nuestras copas con sus respectivas bebidas y las chocamos, nos reímos y cuando todos lo beben, yo me quedo mirando la entrada que justo queda directo desde donde me encuentro. Por allí ingresa Christopher  junto a dos personas. Desvanezco mi sonrisa enseguida y bajo la mirada, pensando que tal vez me haya visto cuando ingresó.

¡Puta madre! ¿Qué hace el vecino aquí? ¿Acaso no hay otro restaurante en la ciudad? Igual, no sé porque me hago tanto drama, soy una idiota.  Me concentro entonces en la cena, ahora sí que me integro con el resto de mis amigos y hablamos mientras cenamos; creo que somos los únicos que hablamos fuerte, entonces mi amiga nos pide que nos callemos un poco debido a que nos pueden echar si seguimos así. Es que... jamás podemos estar todos juntos y esta es la segunda vez en mucho tiempo que logramos estar los seis.

—Hey... me parece que alguien te está echando el ojo. —me dice mi amiga que está sentada a mi lado, la miro antes de ingerir un bocado y ella con su mirada señala hacía algún lugar, yo voy en la dirección que me indica, y allí, en una mesa ubicada sobre el panel de vidrio que da al exterior, se encuentra mi vecino, las dos personas me dan la espalda y no puedo verles la cara. Él me observa con esa miradita de siempre, y siento un escalofrío por mi espalda, me muevo en mi lugar y él sonríe un poco a modo de saludo, yo me quedo estupefacta por su perfecta sonrisa.

Revoleo los ojos y sigo comiendo, mi amiga al parecer nota la tensión que hay entre nosotros a distancia y se echa a reír debido a que comprende algo que no es verdad. Me da un codazo y yo ahogo una sonrisa, no sé porque. Terminamos de comer veinte minutos después y hacemos sobremesa. A mí me da una sensación en el estómago y sé que debo ir al baño, le pido permiso a mi amiga y se corre, yo salgo de la mesa y camino para el sanitario de damas. Cuando ingreso doy un suspiro, voy al lavatorio y busco algo en mi cartera, saco la máscara para pestañas y me doy un retoque, me relajo y voy hacer mis necesidades, luego me lavo las manos y decido salir. Al abrir la puerta me choco con alguien, entonces lo veo.

— ¡Ah! —me asusto de verlo tan cerca de mí y retrocedo varios pasos. — ¿Qué haces aquí?

—Vine a cenar con mi madre y mi hermano —me contesta amable, ¿Por qué de pronto es bueno?

—No, me refiero a que ¿Por qué estás en la puerta del sanitario de damas? —le miro amarrando mi pequeña cartera, él mira un momento la mesa donde están su familia y luego voltea la vista a mí.

—Vengo a buscarte, bella. Me debes un favor, ¿Lo recuerdas? —me quedo pensando, ¿Acaso quiere que me haga pasar por su novia? ¿Qué es esto? ¡Está loco!

—Espera, espera. —intento procesar la información. — ¿Por qué quieres que yo vaya ahora?

—Qué buena pregunta, lo sabrás después. —Me toma del brazo y me jala con él, caminamos y yo doy cortos pasitos, miro a la mesa de mi amiga y ella me observa bastante confundida, le susurro que después le cuento y ella asiente. Cuando llegamos a la mesa, veo a las dos personas. El hombre es igual a Christopher, aunque cuando los vi ingresar él era bastante alto. En cambio su madre tiene casi la misma altura que yo, se muestra alegre al vernos y con una sonrisa radiante pregunta por nosotros, su sonrisa es casi similar a la de mi vecino; también sonrío para ser considerada.

Nos sentamos y ellos comienzan hablarme, Christopher me presenta como su "chica", como el me ha dicho. La madre se impresiona de la manera de vestirme, usualmente sus anteriores "chicas" vestían como prostitutas, su hermano lo felicita por la buena elección y yo me sonrojo demasiado, me están halagando. Pasan diez minutos interminables, veo la mesa de mis amigos y ellos se levantan para retirarse, mi amiga toma mi campera y me dice en un susurro que se van para el club nocturno, yo miro a Christopher y le doy un codazo, él me observa y hacemos contacto visual. Nos quedamos mirando por unos instantes, es como si yo no pudiera apartar la vista porque el me tiene envuelta con su mirada.

—Esa es la misma manera en la que nos mirábamos con tu padre cuando éramos jóvenes y enamorados. —dice su madre y yo volteo a verla, me sonríe muy satisfecha, más Christopher le queda viendo y yo me río de lo estúpida que soy.

—Ah, lamento ser grosera pero tengo que retirarme. —tomo la cartera y salgo de la mesa. —Fue un gusto conocerlos.

Los saludo y Chris hace lo mismo, los dos salimos  y siento toda la libertad, un golpe de aire fresco invade mi cuerpo y me siento mucho mejor. Veo que mis amigos me esperan en la esquina, y yo volteo a verlo.

—Bueno, espero que te haya ayudado y no te debo más favores. —le digo rápido. —Tengo que irme, adiós.

Camino en dirección a donde está el grupo, pero siento la voz de Christopher a mi espalda, me detengo y giro, él me está mirando de forma fija  a los ojos, tratando de ser serio. Nos quedamos así, yo porque espero a que me diga algo, trago saliva al sentir la manera en que lo hace, me hace sentir como si fuera la única persona que queda en el mundo y él solo quiere interactuar conmigo.

—Gracias, bella. —me dice en un tono suave, sentí algo en mi estómago. Aclaro mi garganta y asiento, me quedo mirando el suelo un momento y luego decido marcharme con mis amigos.

Eso ha sido raro.


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Me encantaria saber si les gusta la historia hasta ahora n.n

Departamento A [ADAPTACIÓN | CNCO | CHRISTOPHER X Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora