Capítulo 14

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He encontrado una nota que dice "Espérame a las diez en la entrada de la terraza", claramente es de Christopher. Está loco si piensa que voy a subir con el frío que hace, aunque tengo que jactar que es algo muy curioso de saber, tal vez me quiere hacer otra de esas sorpresas. ¿Acaso no entiende que no me va a comprar con cosas como esas? No es por hacerme la difícil, pero se necesitan más que cosas materiales para dar una concreta explicación y calmar las aguas.

De hecho, en este momento debería estar en la entrada a la terraza pero siento que me va a dar algo al corazón. Bien, tienes que calmarte. Tomo un gran respiro y golpeteo ambas manos sobre la mesa, a la mierda, necesito saber. Me coloco el abrigo y la bufanda, tomo las llaves de la terraza y salgo del departamento.

La ventaja de vivir en el último piso es que tienes exclusividad, a todos los del diez le dan una llave para poder ingresar a la terraza. Me voy para el lado de las escaleras, en la cuál tiene unas para ir arriba, voy por ellas y llego a la puerta de acero que da al exterior, cuando estoy por poner la llave me doy cuenta de que se encuentra abierta, entonces la empujo y me encuentro con el frío de la noche, me abrazo a mi misma y frunzo el entrecejo debido a la baja temperatura.

Empiezo a caminar y veo la terraza más limpia que las calles, las luces de la ciudad logran iluminar un poco, y veo que cerca de la cornisa se encuentra Chris de espaldas con las manos es sus bolsillos, mirando abajo. Me armo de valor y decido avanzar. Por lo menos no ha hecho el ridículo adornando toda la terraza como un completo chico cursi y enamorado, me da el indicio de que ha aprendido la lección, no me agrada mucho las cursilerías; en parte es porque no estoy acostumbrada, mi anterior novio no movía un dedo por mí y creo que he aprendido de eso.

Al estar cerca de él le doy suaves golpecitos en el hombro y él se gira por sobre su hombro, al mirarme cambia su miradita por una normal, yo hago una línea de mis labios y alzo los hombros, diciéndole "Bien, ya estoy aquí". El viento intenso que nos abriga me hace llegar a la nariz su loción, y la verdad que es bastante agradable. Nos quedamos mirando unos instantes, no me siento extraña cuando le miro a los ojos, la sensación de cosquilleo ha desaparecido en mí. Creo que ya me he acostumbrado a su mirada.

—Vine porque tengo curiosidad, y si es con respecto a lo de ese tema, me vuelvo por donde vine.
—le digo y él suspira. Genial, es sobre eso. Revoleo los ojos y doy media vuelta, decido regresar pero él me toma de la muñeca y mi brazo queda extendido por unos segundos, luego viro la cabeza en su dirección y mi cuerpo se acerca al suyo para no tener más frío.

—Ese no es el tema principal. —dice cuando ve que estoy como antes, junta su mano con la mía y la entrelaza, yo me quedo tan perdida en sus ojos que me rescato de eso después. Parpadeo repentinamente y miro la unión de nuestras manos, mis cabellos me obstruyen la vista pero igual puedo verlo: es un toque mágico, su mano está tibia y cubre la mía que está congelada. Alzo la vista y nuestras miradas son cómplices del desenlace de ese roce, me refiero a la última vez que hizo eso.

— ¿Entonces? —pregunto sin entender. Busca mi otra mano y hace lo mismo, trago saliva y bajo la mirada. Creo que la próxima que hable va a cometer algo que él ansía hacer, y que yo también deseo.

—El tema es sobre nosotros, bella — Suelta ambas manos para tomarme de mis mejillas, acerca mi rostro al suyo, él está inclinado y golpea su frente con la mía despacio, tiene los párpados cerrados y yo le miro. —Siendo sincero, te extrañé todo este tiempo.

Me congelo de inmediato por sus palabras, que lo diga Erick es una cosa, pero escucharlo de su propia boca me pone la piel de gallina, a pesar del frío que está haciendo. Abro la boca intentando decir algo pero la voz no sale, siento que mueve su cabeza de izquierda a derecha aún si abrir los ojos. Mis manos suben y toman sus brazos, obligando a que no abandone sus manos de mi rostro, me agrada esta sensación.

—No sé que decir, Chris. —respondo en un susurro, él me calla con ese típico sonido y mi corazón se oprime, dios, ¿No puede ser más cursi?

—No hace falta. —veo que se moja los labios... Dios, necesito un milagro o caigo rendida. —Que hayas aceptado venir aquí a pesar del frío es prueba suficiente para mí.

— ¿Prueba de qué? —aún más desconcertada de lo normal, mis cejas se fruncen y él abre los párpados, toma un poco de distancia pero no perdemos esa cercanía.

—De que te quiero en mi vida. —me dice eso mirándome a los ojos, no parpadea ni se muestra tenso, ni tampoco le avergüenza decirlo. Mis mejillas se calientan de inmediato y él muestra una sonrisa al notarlo, yo le miro incomprendida. Verlo sonreír es la maravilla más exquisita que tengo de admirar. —Veo que alguien está sonrojada.

Me provoca y mis mejillas arden, tal vez luzco colorada. Debido a eso dejo escapar una sonrisa estúpida, me sorprendo de que él sea capaz de lograr eso en mí. Se acerca un poco más y ahora se inclina directo para depositar sus labios sobre los míos, ese beso no inapropiado dura unos segundos, es más una muestra de afecto que unas simples ganas; al separarnos le quedo mirando estupefacta, mi rostro de sorpresa es tan extrema que seguro él no lo entiende.

Pero estoy así porque me produce tantas cosas sin darme cuenta, lo que yo califico como estúpido se vuelve agradable y que tengamos esta cercanía me hace olvidar hasta del frío.

—Acaso... —digo volviendo de la luna. — ¿Acaso es un intento para perdonarte?

—Solo si me dejas explicarte lo que ha sucedido en realidad. —acaricia mi mejilla con el dorso de su mano y yo siento como una anestesia en el lugar, me dejo llevar por ese roce mientras le miro, él no deja de sonreír. ¡Qué perfecta es su sonrisa!

Yo asiento lentamente, cautivada por su mirada. Ahora me besa la frente y no puedo estar más impresionada, los gestos que él tiene son tan encantadores, son hipnóticos y sorprendentes; realmente Christopher puede ser un caballero cuando quiere, y hasta me hace sonrojar.

—Entremos, antes de que pesques un fuerte resfriado. —Me abrazo por el hombro con un brazo y decidimos caminar para salir de la terraza.

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2019 ⏰

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