Estaba caminando de vuelta a casa, después de la maravillosa clase de francés, cuando me paré a pensar, algo que hago mucho, sobre una estupidez. ¿Nunca os ha ocurrido que algo te viene a la cabeza y te pasas un rato mirando la nada pensando en esa chorrada que se te había ocurrido? Pues me pasó justo eso. Estaba caminando de vuelta a casa, cuando me paré a pensar en el hecho de caminar. Cuando vas solo sueles ir a una velocidad acorde a tu estado de ánimo: si tienes prisa vas deprisa, si estás triste o cansada vas despacio, si estás contenta vas decidida y resuelta, y si estás pensativa, como yo, vas a un ritmo moderado. Cuando vas acompañado tu ritmo también varía: cuando vas con amigos vas o caminando tranquilamente o sin parar de correr, cuando vas con gente que no te agrada vas deprisa y mirando al frente, y cuando vas con alguien a quien quieres siempre vas despacio, como queriendo alargar el momento. Me gusta caminar, me gusta ir pensativa y sobre todo me gustaría ir con alguien a quien quiero, de quien no me quiero separar. Me gusta caminar por mi calle, que además está llena de nidos de pájaros que revolotean cerca de mi, creo que hay un plaga de perdices en mi barrio, no paro de verlas.
~ Victoria
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Perdices
RomancePerdices: aves con las que terminan los cuentos, la clave de la felicidad