Héroe l|Percy Jackson|l

05

No sentí cuando pasó tan rápido el tiempo. De repente ya observo a Piper bostezar mientras se recargaba en el hombro de Jason. Durante unos minutos guardamos silencio, hasta que vi a la hija de Afrodita abrir los ojos como platos, en par, levantándose bruscamente.

—Las arpías —murmura Piper. ¡Maldición! Tiene razón, las arpías. De seguro ya eran más de las diez de la noche. 

Quiron nos matará cuando se entere que no estamos solamente dos campistas en una cabaña, no, se volverá loco cuando vea que son más de dos, exactamente ocho personas. 

—¡Te dije que nos fuéramos junto a Hazel, Frank y Rachel! —reclama Will a Nico, quien sólo bufó e ignoró a Will—. ¡No te atrevas a ignorarme! Sabes que tengo razón.

Y sí, Will tiene razón. Todos, menos Jason,  debimos irnos de la cabaña para no tener que estar con el pendiente de las arpías y que Quiron nos colgara por desobedecer una simple regla.

—Sí, sí —asiente Nico, poniendo ojos en blanco—. Mira, no hay problema, puedo...

—Si me mencionas a los viajes de sombra —interrumpe Will—, te castro. —Nico guardó silencio ante la amenaza, y asintió, mordiendo su labio—. Hay que pensar en algo que no implique que te mueras...

—Podriamos despistar a las arpías... —comento, observo como Annabeth negaba. Bien, por lo menos aporté algo.

—No. Eso significaría tener que pelear con ellas —dice Annabeth. Intento protestar, pero ella se adelantó al ver mis intenciones—. Aunque digas que no es necesario luchar con ellas, no hay probabilidades que sean amistosas, aparte que si luchamos llamaríamos la atención de todos. Y cuando hablamos de todos, agregamos a la fuerza a Quiron y el señor D.

Me limito a bufar. Tenía la razón, como CASI siempre. Mi idea era un arma de doble filo, y sin opciones de salir victoriosos.

—Si no podemos ni salir y tampoco aprovecharnos de Nico y su viaje de sombras... —Nico levantó la mirada, con indignación, ante las palabras de Calipso. 

—Oigan, yo no dije que me llevaría a cada uno a su cabaña. ¡Serian como 12 viajes de sombra! No soy su taxi personal. —Retengo las ganas de reírme cuando Nico cruzó sus brazos y mirandonos a todos con ganas de lanzarnos a las arpías—. Aprovechados... 

—¿Para qué te ofreces, entonces? —contraataca  Will, imitando a Nico en cruzar los brazos—. Eso te ganas por comentar algo que tienes estrictamente PRO-HI-BI-DO. 

—No necesitas separarlo en silabas, doctorsillo —gruñe Nico. 

Pasamos un momento escuchando a todos dar ideas. Descartamos posibilidades –más bien Annabeth descartó– y se hacía más tarde. Cada segundo pasaba rápido ahora. Pero al ver el brillo de los ojos tormenta de Annabeth, sonreí. Tal vez estábamos salvados de las garras de las arpías y las pezuñas de Quiron.