[ t h i r t e e n ]

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[ahora]

La mano de Hoseok se desliza por el muslo de Yoongi en el asiento trasero del Uber. Yoongi le da una mirada corta e incrédula -el tiempo suficiente para registrar la traviesa sonrisa tirando de la boca de Hoseok- y luego mira fijamente por la ventana. La ciudad se desliza en sombras y a veces el resplandor de los signos de 24 horas o los edificios de oficinas con cuadrados dispersos de luz amarilla. Hoseok agarra el muslo de Yoongi, pasa el pulgar por la entrepierna de los jeans de Yoongi. Pasan un local de pollo frito. Un McDonald's. Un bar con la puerta abierta de par en par, derramando música y gente a la acera. Yoongi aprieta la frente contra la fría ventana e intenta no pensar en nada.

Llegan al apartamento de Hoseok.

Salen del auto.

Caminan a una distancia de cinco pies el uno del otro hasta el interior del edificio, más allá de la sala de correo y la puerta de la inquilina. Para el ascensor.

Hoseok presiona el botón ARRIBA.

Ninguno de los dos habla.

Muy arriba, el ascensor se tambalea y comienza a descender.

Yoongi mira al frente, con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta. Su estómago desapareció en algún momento entre dejar Honey Boys y salir del Uber después de un largo viaje a través de Seúl, y ahora está vacío, pero no de una manera enfermiza. Hueco como si su interior hubiera sido reemplazado por algo flotante y transparente. Es increíblemente consciente de su cuerpo (la parte interna del muslo, todavía caliente por la mano de Hoseok, las caderas, su polla, la columna vertebral, el lugar detrás de la oreja, su boca no besada) y tan ido que parece que ha trascendido su cuerpo enteramente. Yoongi es: escalofríos. Yoongi es: anticipación.

El ascensor suena.

Las puertas se abren.

Entran y Hoseok presiona el botón del séptimo piso y las puertas se cierran.

Se chocan entre sí al mismo tiempo, cuerpos encontrándose en el centro del minúsculo y descompuesto ascensor. Las manos de Hoseok vuelan hacia la cara de Yoongi y él lo arrastra adentro, pero no por un beso, por supuesto, no por un beso; él presiona su boca abierta a la garganta de Yoongi en su lugar. Jadeos en su piel. Yoongi se estremece y se adapta al cuerpo de Hoseok como si estuviera tratando de arrastrarse dentro (tal vez lo está) y pasa sus brazos alrededor del cuello de Hoseok, echando la cabeza hacia atrás para darle a Hoseok un mejor ángulo. Él quiere que Hoseok lo coma vivo.

Primer piso. Segundo piso. Las manos de Hoseok encuentran el maldito culo huesudo de Yoongi y lo agarra con fuerza, metiendo los dedos en el músculo, sin molestarse en ir despacio: ya hicieron eso en el club, en la pista de baile. Yoongi gime y mete sus dedos entre el cabello de Hoseok. Tira de él, tira de la cabeza de Hoseok hacia atrás y encaja su boca en la mandíbula de Hoseok. Tercer piso. Cuarto piso.

Quinto piso. "Quiero estar dentro de ti", dijo Hoseok, mordiendo las palabras contra la piel de Yoongi, lamiendo y chupando su clavícula. "¿Puedo- esta noche, puedo-?"

"Sí", dice Yoongi. "Sí, sí, más te vale, si no lo haces, te, te mataré-"

"Eres caliente cuando eres homicida", dice Hoseok, con voz baja y soñadora.

"Cierra la boca, oh Dios mío".

La boca de Hoseok se cierra de golpe y él se aleja.

"No", dice Yoongi, con los ojos abiertos. Él tropieza un poco a raíz de no ser sostenido. "No, no, no, idiota, estaba bromeando, nunca cierres la boca".

Las puertas del elevador se abren.

Han llegado al séptimo piso.

"No estaba-es sólo que ya estamos aquí", dice Hoseok innecesariamente, gesticulando en el pasillo. Le está dando a Yoongi una especie de mirada extraña.

same damn hunger ¦myg+jhs¦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora