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El hombre sabía que no podía compartir información de un caso en curso aunque fuera a su esposa pero dejó aquello de lado y habló, habló hasta desahogar toda su frustración y preocupación viendo como su esposa se mantenía atenta a cada palabra, cada gesto y cada sentimiento transminitido, le agarraba las manos con cariño, se las apretaba para darle fuerzas y a veces caían lágrimas traicioneras de sus ojos por el sufrimiento vivido y por vivir de aquel niño y por ver cómo su marido no podía mantenerse más tiempo al margen de aquella situación.

Clara le calmó con dulces palabras comprensivas cuando vio que su marido había terminado de relatarlo todo. Entonces empezó a aclararle las ideas, darle opciones y que barajara algunas de las soluciones que a su esposa se le habían ocurrido. Dejaría unos días para que Aki supiera ya qué hacer con la situación que se le venía ahora y entonces él les daría una opción de vida mejor. Un cambio.

El capitán junto con el inspector acudieron a la habitación de hospital en el que la víctima se encontraba con sus familiares. Para ellos sólo les quedaba asegurar si los hombres que habían detenido eran los agresores.

- Soy el Capitán Daniel López. El Inspector que ha estado llevando el caso, Francisco Hernández. Hemos venido para decirles que hemos detenido a los agresores que ahora están en las dependencias policiales y queríamos saber si estás dispuesto a identificarlos. Sólo serán en foto! No debes preocuparte ni sentirte presionado pero debemos asegurarnos para cerrar el caso.- Dijo seriamente el Capitán.

Aki miró con temor a su familia y tragando fuerte la saliva que tenia atorada en la garganta, asintió.
El Inspector se acercó despacio y le posó en las piernas unas fotos.

- Míralas con tranquilidad y solo cuando estés seguro las señalas, vale?

Aki observó al inspector que parecía ansioso y se dedicó a observar una a una las fotos que tenía enfrente. Sin prisa pero seguro, señaló dos de las fotos que figuraban como principales sospechosos.

- Estás seguro?- Agregó el Capitán.

- Sí! Son ellos. No podría olvidarlos aunque quisiera.- La voz segura del chico hizo sentirse orgullo a Francisco. Era una voz decidida y melodiosa al mismo tiempo.

- Bien! Pues no hay más que decir por mi parte salvo que espero que te recuperes lo más pronto posible. Esos hombre ya no volverán a hacerte daño, ni a nadie más. Un placer.- Se retiró junto con el inspector pero este tenía planes que comentar con la familia y con Aki.

Una vez fuera...

- Capitán! Me gustaría quedarme un momento más con ellos.

- Fran, te has ganado el día libre. Has hecho un buen trabajo. Tú y tu equipo. Nos vemos mañana.

- Gracias Capitán!- Alegre pero con decisión entró de nuevo en la habitación y todos se giraron al verlo entrar.

- Desea algo más inspector?- Preguntó Hana con cierta curiosidad, pensaba que ya había terminado todo.

- La verdad es que sí. Siento ser tan directo pero me gustaría saber qué decisión has tomado con respecto a los bebés, Aki.- Todos lo miraban un tanto perplejos por la pregunta implícita en esas palabras, hasta Chris casi se tira encima de él si no fuera por el alto que dio su hermano.

Días antes.

Poco a poco empezó a despertar de ese estado de somnolencia. Estaba asustado y se habría alterado más sino hubiera visto a su madre y a las chicas. Sus rostros eran de preocupación, las noticias de las pruebas deberían de ser malas para que estuvieran así. Sabía que querían decirle algo, que había algo que tenía que saber pero le daba miedo.

Desde hacía semanas que su cuerpo estaba en un estado de alerta y terror permanente y más malas noticias. No sabía si podría soportarlo.

- Mi niño, tenemos algo que decirte y no puede esperar. Ya sabes que el doctor dijo que estabas muy mal y delicado pero en estas pruebas han corroborado las sospechas que ya tenían de hace días. Estas esperando a dos bebés.- Hana se asustó de ver como su hijo palidecía más aún si cabe y como sus ojos se abrían hasta los topes creando ríos de lágrimas que cayeron sin control como cascadas, desbordándose como un torrencial.

- No.- Dijo Aki en un susurro.- No los quiero.- Volvió a aclarar a penas con voz ahogada por las lágrimas. Su madre posó su mano en el rostro de su pequeño que lloraba desconsolado pero no perdió de vista la peor de las visiones.

Su cuñada con lágrimas y horror posó sus manos en su ya visible vientre. En ese momento la posibilidad de entender a Aki en su decisión había desaparecido. Hacía ya un año que había perdido a su primer hijo, un aborto espontáneo. Fue la peor de las situaciones posibles. Sufrió como si ese pequeño ser ya estuviera en sus brazos y ahora oír de parte de Aki que quería abortar voluntariamente la destrozó.

Aki no sabía como pasó el duelo su cuñada. No estuvo presente, no lo supo hasta que ella ya lo había superado y ni tan siquiera fue ella quien se lo dijo. No habló del aborto tan abiertamente hasta que quedó embarazada y estaban seguros de que ese pequeño seguiría adelante. Solo pudo decir una cosa cuando vio a su hermana acercarse a su cuñada Laura y sentarla en el sillón.

- Lo siento!- Lloraba acongojado por el miedo y la culpa.

- Mírame mi niño.- Aki la miró sin dejar de llorar.- Recuerdas la canción que tanto te gusta? Aquella que me explicabas con tanta alegría y pasión, me decías que era una canción hermosa. La tienes de alarma en el móvil.

- Te Necesito- Contestó atragantándose.

- Y cómo sigue...?- Le preguntó su madre con calma y ternura.

- Te Necesito como el aire para respirar.- Agregó llorando más, sabiendo a donde quería llegar su madre.

- No quiero que tomes una decisión precipitada ni que te sientas coaccionado. Pero recuerda que esos pequeños que crecen en ti te necesitan para respirar y aunque sea difícil porque apenas podemos sobrevivir los dos con mi pensión, tú los necesitas más a ellos. No son los culpables, son la solución.

Presente

- Los voy a tener.- Dijo con seguridad en sus hermosos ojos.

Una sonrisa adornó el rostro del hombre que esperaba con temor. Ahora les daría una solución.

- Bien, entonces con respecto a la delicada situación en la que os encontráis he querido ayudar. Tengo amigos en el sector de víctimas especiales en Estados Unidos y os ayudarían a todos a comenzar una nueva vida allí. Prepararíamos los visados y tendríais la nacionalidad estadounidense, un hogar, dinero y trabajo para los que dejéis los trabajos aquí. Se extiente para los seis. Me imagino que no se irán a vivir solo Hana y Aki? Pensarlo bien. Os dejo mi tarjeta para cuando toméis la decisión, llamadme y haré lo posible en todo el cambio.

- Por qué Estados Unidos?- Pregunto Daniel abrazando a su esposa.

- Allí son más tolerantes ante los Donceles y hay más población de ellos. Su situación aquí seria complicada. Además está la pronta salida de la cárcel del señor Juan Antonio Rubio Reyes. Los ataques anteriores a su detención para con Aki y las continuas cartas de amenazas me aseguran que no estará a salvo aquí.

- Será como protección de testigos?- Preguntó cusrioso Aki.

- Algo parecido, solo que si queréis conservar vuestros nombres y apellidos no habrá problemas. Analizarlo bien entre familia. Adiós.

- Inspector Hernández!!!- Llamó Aki.
El hombre se giró y lo miró de nuevo.- Muchas gracias por todo. De verdad.

Una pequeña sonrisa, solo una y supo que había hecho bien no solo su trabajo, si no ayudar en todas las formas posibles a alguien que verdaderamente lo necesitaba.

Future ~PAUSADA TEMPORALMENTE~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora