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Tiempo después el banco nos dijo que teníamos que marcharnos de la casa que fue nuestra por 14 años. Lo bueno que la deuda se la quedó el banco y no tuvimos que pagar nada pero acabamos viviendo de ocupas en casa de mi abuela. Para diciembre de ese mismo año nos mudamos a una pedanía de la ciudad que tenia buena combinación con los buses.

Mi hermano y su esposa se mudaron cerca de nosotros para estar pendiente como el hombre de cabeza que es y todo parecía ir bien.

Febrero del 2015, un día como cualquier otro. Llamaron a la puerta demasiado insistentes y como mamá estaba ocupada arreglando el baño fui a ver quien era.

Teníamos unos vecinos de ascendencia Gitana y su hija pequeña de 5 años venía de vez en cuando para estar conmigo. Adoro los niños!
La merilla de la puerta estaba estropeada y no se podía ver nada así que pregunté pero no contestaron, la pequeña a veces no contestaba, así que abrí la puerta. Cual era ni sorpresa cuando frente a mi se encontraba mi padre. Olía a alcohol y en su rostro se dibujaba una ronrisa de alegría.

Fui a cerrar la puerta pero interpuso el pie y como tiene más fuerza que yo, empujó hasta casi aplastarme con ella. Mi instinto me gritaba que tenía que advertir a mi madre y le dije en voz alta que papá estaba aquí.

Mamá se alarmó y preocupada le preguntó qué hacia en nuestra casa. Cuál creéis que fue su repuesta? "Esta también es mi casa y quiero estar con mi esposa". Ella intentó razonar que no era conveniente que estuviera aquí pero le dio igual, se quedaría a vivir.
Mi madre le insistió que se fuera pero por no discutir cominos juntos. Error! Lo primero que se hace cuando tu agresor tiene una orden de alejamiento y la incumple es llamar de forma inmediata a la policía. Y lo pagamos caro.

Las discusiones no se dejaron esperar, los insultos y golpes dirigidos a mi eran normales cuando él creía que la culpa de no estar con su esposa era mía. Mamá desesperada lo golpeaba por detrás para quitármelo de encima y por fin en un descuido de mi padre llamó a mi hermano para que nos ayudara a tirarlo de la casa. A mí me dejó de golpear pero no de insultar, yo le gritaba que me dejara en paz y que se largara pero el insistía que era yo quien debía marcharse de esa casa y dejar de gorronear, según él.
Mi hermano llegó en un suspiro y la bronca volvió. "Porqué llamaste a tu hijo? Él no tiene que hacer nada aquí!!". Christian hizo todo lo posible por razonar y en un principio parecía haberse calmado pero insistía en quedarse y que yo me fuera. La discusión volvió y mi hermano a la fuerza lo tiraba de casa pero nos decía que llamáramos a la policía. Cuando llegaron hicieron un atestado y denuncia por incumplimiento de la orden de alejamiento y por agresión. Después del juicio no volví a verle, lo condenaron a 2 años de cárcel.

Al año nos volvimos a mudar avisando a la policía del cambio de domicilio. Hacían seguimiento para ver como nos encontrábamos y empezamos a acudir al Centro de Mujer. Psicólogas, abogadas y trabajadoras sociales nos atendieron a pesar de yo ser un chico, por mi condición, me dejaron entrar y me atendieron. Las visitas a los hospitales no dejaron de acabar hasta que me diagnosticaron ansiedad grave.

Los traumas no se van y menos cuando has estado toda tu vida sufriendo. Te marcan a fuego y hacen de ti la persona que eres hoy, por más que te odies a ti mismo al ser tan débil y dejarte llevar por el pasado sin poder concebir un futuro diferente al presente.

Las desgracias no vienen solas y más cuando piensas que por fin puedes vivir tranquilo a pesar de todo.

Mamá había cogido un trabajo, eran tan solo 2 días a la semana de 24 horas cada una. Los jueves por la mañana y volvía el viernes por la mañana, los sábados por la noche y volvía el domingo por la noche. El dinero nos venía bien para pasar el mes y no tener que pedir prestado a nadie. Tan solo llevaba un par de semanas trabajando cuando mi vida se terminó de destruir, o al menos en parte.

Jueves, 19 de abril. Me levanté como todas las mañanas desde hacía semanas que los ataques de ansiedad me venían más seguido y ese día estaba muy cansado. No podía caminar, las piernas no me sostenían pero mamá ya se había ido hacía ya unas horas al trabajo.

El calentador del agua hacía meses que no funcionaba y tenía que calentar agua para poder ducharme con una palangana, de ahí a desayunar un vaso de leche con cola cao de cereales y fregar todos los trastos, arreglar un poco el comedor y a leer. Ese día no pensaba salir, no había motivos. La hora de la comida se hizo pronto. Llamadas de mi hermana y mi madre para saber como estaba, todo iba bien y no me encontraba del todo mal, solo cansado así que tomé una siesta.

19:00 pm. Una llamada al timbre de la puerta me despertó de golpe. Era insistente y fui a ver quien llamaba. Unos hombres estaban en frente enseñándome una placa de policía.
Hacía unos meses un par de polis de paisano iban casa por casa avisando que en la escalera derecha de la finca habían entrado unos ladrones. No dude. Abrí preguntando que deseaban y me dijeron practicamente lo mismo pero era diferente esta vez. Quisieron entrar a casa para hacerme unas preguntas. Soy mayor de edad pero no quería que entrasen estando solo así que les dije que no podía dejarles y que lo sentía. Cuál fue mi primer error en ese momento? Ni yo lo sé.
Cuando fui a cerrar la puerta uno de los hombres se interpuso y la empujó hasta tirarme al suelo. Los dos entraron sonriendo como si nada. No me dio tiempo ir a por el móvil y avisar.

Un hombre alto y moreno con una gran fuerza me agarro y tapó mi boca para que no gritara. Me arrastraron hasta la habitación de mi madre, el otro de cabello semi largo y con barba bajó la persiana y encendió la luz. Me taparon la boca con cinta y ataron mis muñecas con unas esposas, las apretaron tan fuerte que parecía que la sangre no circulara. Lo intenté, me resistí, luché haciéndome daño en las muñecas pero fue inútil.

El moreno me arrancó la ropa hasta dejarme desnudo y ambos miraban con sonrisas lujuriosas mi cuerpo. El terror me invadió hasta la parte más ínfima de mi ser. Aquel hombre se subió encima mío y me separó las piernas con brusquedad haciéndome daño. Mientras besaba mi cuello, mi pecho, iba manoseando el resto, desde mis caderas, mis muslos, mi culo y mi pene como si le pertenecieran.

Oí como se bajaba la bragueta del pantalón y pude ver ese abominable trozo de carne más tieso que un palo. A partir de ahí mi vista se nubló por las lágrimas que fueron ignoradas. De una sola estocada se introdujo dentro de mi y no tuvo compasión. El dolor era insoportable, sentía como me desgarraba por dentro y la sangre fluir libre fuera de mí. No se cuanto tiempo duró, se que se tunaron, que me cambiaron de posición y me manejaron como a una muñeca.

Solo perdí el conocimiento y ya no supe más. Deseé estar muerto como tantas otras veces pero la imagen de mi madre y mis hermanos, de mi sobrinito o sobrinita que estaba por nacer eliminaron parte de ese deseo. Quizás, si lo hubiera ignorado... Pero los "quizás" y los "y si..." no sirven cuando ya ha pasado.

Future ~PAUSADA TEMPORALMENTE~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora