Capítulo 5 | Amigos que sí se hablan

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Con rapidez, Beth arrebató aquella bola de papel de las manos de Tiago para después meterla con torpeza en su mochila.

— Eso es mío. —aclaró, frustrada—. No tienes por qué leerlo.

— No es tuyo, Eli. —dijo Tiago, riendo—. Lo aventaste hace no mucho, por supuesto que ya no lo querías.

— Pues lo quiero de vuelta, ¿qué te parece eso? —argumentó Beth, mientras se abría paso para dirigirse a la cafetería. Tiago comenzó a seguirle de cerca.

—Maldita barra energética. —murmuró Beth mientras aceleraba su paso, intentando dejar a Tiago atrás.

— ¿Es en serio, Elizabeth? ¿No me diriges la palabra por tres meses y todo lo que me dices es eso? —gritó Tiago y Beth se detuvo por un momento, dudando si encararlo o no.

—No tienes por qué meterte en mis asuntos, Tiago. Ya no más. —dijo Beth, mientras se daba la vuelta y veía a Tiago con firmeza.

—Pensé que habíamos quedado como amigos, Eli.

—Sí, como amigos de los que no se hablan. —respondió Beth—. Hasta luego, campeón.

—Escúchame Eli. Por favor. —dijo Tiago, mientras tomaba el brazo de Beth con delicadeza—. Esto no me gusta. De verdad, está pésimo. Quiero estar bien contigo.

—Es un poco tarde, ¿no crees?

—No, por supuesto que no. Por favor, sé mi amiga. Sé mi amiga que sí me habla.

Beth lo dudó por unos segundos y luego se reprimió a sí misma. ¿Por qué demonios lo estaba pensando? Por supuesto que no quería ser su amiga, y mucho menos volver a hablarle. Sencillamente la idea era ridícula. Un millón de veces, no.

—Está bien. —contestó, y de inmediato se arrepintió. Podía incluso oír los gritos de Natalia y Laura por todas partes. Y lo detestaba. Y pensaba en salir corriendo.

Tiago sonrió y se le marcaron aquellos hoyuelos pequeños en ambas mejillas que hacían que Beth se derritiera por completo apenas cuatro meses atrás. Pero qué boba se sentía.

—Bueno, amiga que sí me habla, te veo después de clases. —mencionó Tiago, mientras se alejaba por el pasillo.

— ¿Pero de qué hablas?

—Participo en el torneo de ajedrez, ¿recuerdas? Te lo mencioné antes de... —hizo una pausa— En fin, es esta tarde. Te quiero sentada en las gradas, mujercita. Hasta luego. —finalizó, y después atravesó el pasillo corriendo porque se le hacía tarde para su clase de dibujo técnico.

—Ya sé que estuvo mal, Natalia, pero no pude evitarlo, Dios mío, incluso creo que cambió de colonia, eso fue lo que me volvió loca

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—Ya sé que estuvo mal, Natalia, pero no pude evitarlo, Dios mío, incluso creo que cambió de colonia, eso fue lo que me volvió loca. —dijo Beth al teléfono, para después morder su hamburguesa una vez más.

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⏰ Última actualización: May 22, 2018 ⏰

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