Capítulo 3.

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Pov Lauren.

Abrí mis ojos luego de una larga noche de diversión, tenía que volver al trabajo y aunque tuviera un horrible dolor de cabeza no descuidaría mi trabajo.

Me levante con un poco de pereza y entre al baño para darme una rápida ducha, solo esperaba no tener tanto trabajo.

......

-Que bueno que llegas.. -habló uno de las enfermeras al momento de entrar. -Hubo un accidente múltiple hace algunas horas, varios heridos ya han sido atendidos, pero hay un hombre mayor que esta siendo llevado a la Sala de operaciones.

-Dame los detalles. -pedí mientras caminaba hacia el vestidor.

-Raúl Castro de 56 años, tiene muchas laceraciones por el cuerpo y otras heridas a causa del choque. Apenas esta respirando.

-de acuerdo... -dije mientras rápidamente entraba al vestidor y deja mis cosas para luego ir a prepararme para la operación.

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Dentro de la Sala solo se oía el sonido de la máquina que monitorean los signos cardiacos del paciente.

Podía sentir mi sudor correr por mi frente.

-Succión. -ordene.

-Doctora... La presión sanguínea sigue descendiendo. -me informo una enfermera.

-Lo se, pero aún no he encontrado la fuga... -dije con frustración, a este paso podría perder al paciente.

El sonido del monitor me alertó.

-su estado esta empeorando. -dije mirando el monitor. -pásenme la pinza hemostática. -pedí. -el sonido se hacía más fuerte, lo íbamos a perder.

-Doctora... ¡Esta sufriendo un paro cardiaco!

-Maldición. -dije mientras comenzaba RCP. -Vamos Raúl no me hagas esto... Quédate con nosotros. ¡Traigan el desfibrilador, lo estamos perdiendo! -ordene.

.......

-Huff... -suspire, la operación había terminado y yo me encontraba quitándome el traje de la operación.

Esto era parte de mi trabajo, lo sabía muy bien, no todo saldría bien luego de una operación, siempre había riesgos o al final no podíamos hacer nada para salvarlos. Era frustrante pero debíamos aceptarlo, al final nosotros también éramos humanos.

-Hola Dra. Jauregui. -saludo el doctor Méndez.

-Dr. Méndez. -respondí en modo de saludo.

-¿Que tal salió su operación? -pregunto mientras se lavaba sus manos.

-No pudimos hacer mucho, falleció. -respondí con voz neutral.

-ya veo.

-En este momento iré con los familiares para darles la noticia.. -suspire mientras me colocaba mi bata para salir a la Sala de espera.

-Bien, por cierto... Dejando el trabajo de lado... No le gustaría no se... Un día de estos tomar un café conmigo. -Dijo con una sonrisa.

-Gracias... Pero no gracias. -dije simplemente y salí de ahí para dirigirme con los familiares de Raúl.

Esta no es la primera vez que terminó en este tipo de situación. En mi profesión, la parte más difícil no es durante la operación, sino cuando estoy frente a los familiares de él apuntó de decirles lo que ello no quieren oír.

Ver sus expresiones de angustia, verlas cambiar a dolor y llanto... Es algo a lo que jamás lograré acostumbrarme... Quisiera jamás enfrentarme a esto.

Al llegar a la Sala me encontré con una joven que esperaba pacientemente, su mirada estaba llenada de miedo y tristeza.

Me acerque un poco.

-Familiares del señor Raúl Castro? -pregunte y mire como la joven levantaba el rostro con rapidez.

-Yo soy su hija... Por favor Doctora... Dígame que mi padre se encuentra bien. -imploró la chica.

Suspire, sabiendo que lo próximo que diría no sería fácil.

-Lo siento mucho... -comencé. -hicimos todo lo que pudimos pero el señor Castro ya venía en un Estado criticó, las heridas de su torso dieron paso a una gran pérdida de sangre. -explique.

Note como la expresión de la joven se transforma a una llena de dolor y las lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas.

-no... Por favor... Mi papá... No.. -soltó en llanto mientras cubría su rostro entre sus manos. -el no pudo haber muerto.... Hable con el en la mañana... No..

Yo permanecí a su lado mientras lloraba por la pérdida de su padre.




















Tercer capítulo.

Realmente no se si estoy haciendo un buen trabajo, es mi primera historia y estoy algo nerviosa...
Gracias por leer.

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