Capítulo 4.

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Pov Camila.

Me encontraba en mi cuarto de hospital, era realmente aburrido estar ahí todo el día.

Dinah no podía venir hoy por que ella si tenía que ir a la escuela y también tenía una vida normal. No como yo.

Yo no tendría una vida normal, con este corazón que tengo, dudo mucho que pueda hacer la mitad de las cosas que una persona normal puede...

-Quiero una pizza.. -dije en alto. Lo que más odiaba de estar en el hospital, era que no había comida que fuera sabrosa, tenía tantas ganas de una pizza o tal vez una hamburguesa pero no. Aquí había puré de papas o gelatina. Maldito hospital, me quiere matar de hambre.

Luego de otro rato sin hacer nada, decidí salir de mi habitación, podía pasear un rato, igual no tenía nada que hacer.

Antes de poder salir, la puerta se abrió, sorprendiéndome. Di unos pasos hacia atrás, colque mis manos sobre mi pecho y solté un pequeño grito.

-¡Sorpresa Chancho! -Saludo una sonriente Dianah.

-¡Por Dios Dinah casi me da un infarto! -Regañe mientras aun tenía una de mis manos en el pecho intentando controlar el latido de mi corazón.

No quería agitarme más de lo necesario.

-Lo siento Mila. -se disculpó Dinah un poco preocupada.

-Estoy bromeando. -dije levantado ambas manos, restándole importancia. No quería ver preocupada a Dinah. -por cierto ¿Que haces aquí? No es que no me gusta tu compañía o algo así, adoro cuando vienes por que es muy aburrido estar aquí pero...¿No deberías estar en la Universidad?

-No tenía clases importantes hoy. -dijo simplemente mi amiga. -bueno... ¿Cuales son los planes de hoy?

Yo simplemente negué con gracia, no era sorpresa para mi que Dinah me usará de excusa para faltar a clases.

-Quiero caminar un rato, he estado encerrada en esta habitación durante un largo rato. Estoy muy aburrida. -dije y ambas caminamos hacia la salida.

Dinah me iba platicando sobre las cosas que estaban sucediendo en casa y del como me extrañaban ahí, era agradable saber lo que ocurría en casa, me hacían sentir menos apartada.

-Por cierto...  ¿Has pensado en lo que te pedí? -pregunto de repente haciendo que mi sonrisa desapareciera.

-Ya sabes la respuesta a esa pregunta Dinah, no me haré ninguna cirugía. -dije y detuve mi paso. -¿Era por eso que faltaste a clases? -pregunte mientras la veía de forma sería.

-No... Claro que no. -dijo pero mi humor se había ido. -Pero... Lo sabes, me preocupó por ti, la cirugía es la mejor.... -pero la interrumpí antes de que pudiera continuar.

-Dinah, he dicho que no y espero que respetes mi decisión. -dije mientras reanudaba mi paso pero ahora de regreso a mi habitación, el día de pronto se había convertido en un mal día.

Podía oír a mi mejor amiga caminar tras de mi tratando de hablar conmigo, pero yo obviamente la ignoraba molesta. Yo sabía en la situación en la cual me encontraba, mi corazón solo podría aguantar por si solo por dos años más, a no ser de que me operará.

Yo no quería eso, no veía la razón de realizarme aquella operación, si Dios o lo que sea había decidido que mi corazón fuera débil, yo viviría lo que se supone que debo vivir.

-Por favor Mila, perdón por eso... Pero sabes lo que opinó. -Dijo Dinah colocándose frente a mi. -Te quiero. No quiero perderte.

Pude ver los ojos de mi mejor amiga brillar debido a las lágrimas que se negaba a soltar.

-Solo intenta comprenderme Dinah, no quiero eso. -dije sin decirle realmente mis razones a mi mejor amiga.

Ella solo asintió un poco y luego desvío su mirada hacia otro punto del pasillo.

-Camila, es esa la doctora de la otra vez. -me susurro mientras apuntaba hacia atrás de mi.

Voltee lentamente mi cabeza y me encontré con la figura de una mujer alta, su cabello oscuro, piel blanca, el solo verla te hacia sentirte ligeramente intimidado, y sus ojos... Dios mío, eran de un verde intenso. Hablaba con una enfermera de quien sabe que, pero no importaba era realmente hermosa.

-Woow. -susurre un poco, muy, sorprendida. -Realmente me arrepiento de no haberla visto antes. -Dije soltando una pequeña risa.

Gire mi mirada de nuevo a mi mejor amiga y comenzamos a caminar un poco, pero tropecé con mis propios pies, cayendo a suelo.

-¡Camila! -grito Dinah, sabía que a ese punto varias enfermeras ya tenían su  atención en mí. Bien Camila, tenías que tropezar con tus propios pies, eres un peligro para ti misma.

-Estoy bien Dinah. -dije mientras me levantaba.

-Dios mío te encuentras bien? -la voz de una enfermera me hizo voltear, era la misma que hablaba con la doctora de ojos intensos.

-Emm... Si.. -dije y desvíe mi mirada hacia un lado viendo como aquella doctora también se encontraba cerca con una mirada de cuestionamiento. -Solo me tropecé por que soy bien torpe... Jaj- ugh-!!! -entonces sucedió..

Mi pecho comenzó a doler.

-¡Camila! -era la voz preocupada de Dinah.

-NGGHK...HH!! -coloque mis manos sobre mi pecho intentando de una manera disminuir el dolor.

-Camila. -otra voz sonó pero yo no logre reconocerla, mis ojos se encontraban cerrados y mis piernas poco a poco dejaron de responderme.

Sentí como comenzaba a caer pero un par de brazos me sostuvieron, no supe a quien pertenecían pues todo se volvió negro de un momento a otro.

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Adiós.

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