Tauro te dará la fuerza en la debilidad
Los aviones y helicópteros llenaban los cielos de estruendo y explosiones que encerraban a los niños entre montañas y escondites áridos en el medio de la sierra. Incapaces de avanzar, Antares propuso avanzar solo de noche y descansar de día. Obviamente, niños menores de diez años no podrían dormir en el día con tanta luz y tampoco podrían caminar por las noches con tanto cansancio. Pero Soleil no se resistió a calmar a los más chicos bajo la sombra. Carina y Lyra, las gemelas, al principio dieron mucha batalla, corriendo en círculos e inventándose cualquier juego que pudiesen antes de que Amelia las regañase.
"Yo me encargo" decía Antares cada vez que uno de los niños se rebelaba para dormir en el día. Amelia en silencio observaba al chico hacer magia y dormir a las gemelas bajo la sombra de un arbusto. Antares en una ocasión notó que amelia le veía detenidamente. Ella se ruborizó y miró desesperadamente en otra dirección, pero Antares no lo olvidó.
Al caer la noche, Antares sacó un pequeño libro cubierto en cuero marrón. Con tanto cuidado buscó entre sus hojas un pedazo de algo que lucía como pergamino y desdobló hasta triplicar su tamaño original. De un minúsculo aparato escondido entre el cuero y el libro, Antares alumbró una luz brillante en la hoja, descubriendo lo que parecía un mapa. Los doce niños corrieron al ver tanta luz, empujando a Amelia a un lado. Ella pronto perdió de vista al mapa entre sus doce hermanos, pero notó que con esa luz, unos puntos se iluminaban más que otros. Amelia no pudo evitar asombrarse por el minucioso trabajo de Antares a lo largo del tiempo. Parecía que en ese pergamino había más estrellas que las que Amelia había visto en toda su vida.
-Este es un mapa del cielo- dijo Antares arrondillándose para que hasta Freddy lograra ver el mapa. - Las estrellas nos guiarán. ¿Alguien me puede decir qué estación del año es?
-¡Invierno! - gritó Pólux, uno de los niños más tímidos del grupo. Amelia sonrió, por que el pequeño de apenas diez años había llegado hasta ese punto petrificado de miedo, mudo como un fantasma.
-Exacto- dijo Antares - Eso significa que en el día, cuando el sol está más arriba, las estrellas justo detrás de él es ésta.
-Acuario...- murmuró Lyra, la otra, más gentil gemela.
-¡Muy bien! Acuario está con el sol ahora. Entonces eso significa que si miramos arriba ahora, hacia el oeste, encontraremos estas estrellas. - Antares circuló una constelación en su mapa que dibujaban dos cuernos grandes y majestuosos.- Si seguimos estas estrellas que parecen un Toro, iremos al Oeste, y nadie se perderá.
Los niños suspiraron asombrados por el conocimiento de Antares. Carina se lanzó en aplausos para el muchacho y le dio un abrazo de alegría. Amelia en ese momento se dio cuenta de cuán perdidos se podían sentir sus hermanos más chicos.
-Entonces, ¡vámonos todos! Sigamos al toro- dijo Amelia con ánimo en su voz. Sus hermanitos emprendieron su camino hacia el oeste, dejando atrás los rugidos de los aviones. Antares guardó su pergamino de nuevo en la bolsa que cargaba con él, y esperó con Amelia a escoltar a los doce hacia el nuevo camino.
Tauro ya había llegado a su punto más alto, justo encima de sus cabezas. Amelia intentaba mantener las raciones de agua controladas, pero ninguno de sus niños había caminado por tantas horas en el frío de la sierra. Aunque todos ya habían recuperado sus abrigos de la bolsa de Amelia, muchos como Carina empezaban a caminar cada vez más lento. Antares incluso había dado su propio abrigo a Freddy, que tiritaba tanto que le pedía a Amelia detenerse cada pocos minutos.
-Tenemos que seguir, Freddy. Entre más rápido lleguemos, mejor.
El silencio se había apoderado del páramo después de que el frío los atacara. Todos los chicos entendieron que era mejor andar que quejarse. Amelia deseaba poder consolarlos, darles una noche de sueño, tal vez un fuego. Pero si miraba atrás, a lo lejos, escucharía una explosión o vería una llamarada extenderse al cielo. Ese mundo los intentaría matar antes de siquiera tener la oportunidad de huir.
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El Fin de la Era de Acuario
FantasyEl Fin de una era... ¿estaban preparados? Por que el fin siempre será el principio, siempre que haya un nuevo amanecer esperando. Amelia vive en un mundo que se destruye lentamente. Ella y los doce niños con los que ha compartido la comida y el refu...