A sabiendas de que el destino ha secado casi al completo los ríos, me gusta echar un vistazo al agua de extintos mares, teñidos en azules, amarillos y rosados tonos, con salpicones rojos y blancas espumas cubriendo el oleaje.
He visto algunas gotas caer desde aquellos relajantes ventanales, cuyas vistas causaban en mí extraordinarios y pacíficos vorágines. Esos ventanales con vista al cielo, que solía acompañarse de naranja y café en los ocasos de invierno.
Aún a veces regreso al vivás y cristalino río, cuando veo florecer grandes y azules los lirios. Aquél bello río, ya de caudal pequeño, pacífico e incierto, sigue dandome aún el aliento necesario para seguir levantandome de constantes tropiezos.
Intento contenerlo en mis manos, pero sólo me permite tomar parte de él. Refrescante entre mis dedos, calma enormemente mi sed, aúnque jamás apagará de nuevo el anhelo de permitirme sumergirme por completo en él.
Río de cristal, aún inmóvil cuando corres, siempre cambiante e inquieto, siempre dandome el mismo reflejo: un yo cambiante e inquieto, siempre sonriendo cuando veo su reflejo en esos bellos ventanales que me muestran el cielo.
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Ocaso
Non-Fiction"Estando siempre dispuestos a ser felices, es inevitable serlo alguna vez" - Blaise Pascal Esta no es una historia, es una antología que recopila algunos fragmentos de realidad hechos poesía.