4. Insomnio (DekuTodo)

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Se levantó con frustración, pasándose las manos por la nuca y los hombros, tratando de aliviar un poco la tensión que se acumulaba en ellos. Era su tercera semana de pocas horas de sueño y realmente estaba comenzando a perder la cabeza, menos mal dormía un rato por las tardes o en verdad ya se habría vuelto loco –literalmente-. Abrió la puerta de la habitación y encontró a su compañero de casa completamente concentrado en la pantalla de su computadora, sus dedos tecleaban con prisa en el ruidoso teclado y la única luz encendida sobre la cabeza del muchacho probablemente se fundiría pronto por la poca intensidad que tenía.

Hizo una mueca, sintiéndose culpable por lo que sabía que le iba a pedir pues le quitaría toda la concentración y seguramente era algo importante lo que escribía. Se acercó en silencio, considerando seriamente hacer café y hacerle compañía antes de abrir la boca.

—Creí que ya ibas a dormir —la voz de Izuku resonó en toda la sala-comedor-cocina.

—No puedo dejar de dar vueltas.

El muchacho asintió sin voltear, de repente las teclas se escuchaban con más frecuencia y las manos de Izuku se movían con rapidez, como si quisiera terminar su trabajo de una vez. Finalmente el sonido inconfundible de la tecla Enter –sabía bien como sonaba porque estaba averiada- se escuchó y luego miles de sonidos del botón del mouse, no tenía idea de que estaba pasando en la computadora pero esperaba, en silencio y en un rincón de su corazón, que el pecoso terminara pronto.

—Finalmente —murmuró como por arte de magia, estirándose y poniéndose de pie en seguida—, soy libre todo este fin de semana.

— ¿No tienes que ir a urgencias? —preguntó, sintiendo algo de envidia.

—No, tengo dos días enteros para quedarme en la cama en lugar de desvelarme en el hospital con gente lastimada por cosas muy estúpidas o muy infortunadas.

—Me alegro.

— ¿Sabes qué significa eso?

Negó sin prisa y de un momento a otro le tuvo frente a él, regalándole la sonrisa más grande que tenía y sus ojos brillantes fijos en él, sus pecas le hicieron pensar en pequeñas constelaciones y su cabello alborotado parecía la almohada más esponjosa... tal vez estaba comenzando a alucinar por su pobre ciclo de sueño.

—Eres un médico profesional, Shōto, no puedes dejar que el insomnio afecte tu vida laboral —le tomó de la muñeca y lo llevó al cuarto de baño—, mañana tienes tu agenda llena, según me dijo Ochako, así que me asegurare de que duermas ocho horas al menos.

—Es la una de la mañana, mi primera cita es a las ocho, creo que tus cálculos están mal.

— ¿Puedes guardar silencio y esperar? —soltó una risita y se dobló las mangas de la sudadera roja que llevaba, abriendo las llaves de la tina—, confía en mí.

—Bien —se cruzó de brazos, observándolo ir de un lado a otro en el baño, mientras le obligaba a quedarse sentado sobre la tapa de la taza de baño.

Izuku salió y volvió con una toalla, el albornoz de Shōto y ropa limpia entre las manos, el bicolor quiso reír porque estaba demasiado cansado para tomar un baño con él en ese momento, prefería volver a la cama.

—Listo —dijo el azabache cuando comprobó la temperatura del agua y vertió el líquido para las burbujas con mesura.

—No estoy seguro que...

—Ven —el muchacho extendió los brazos hacia él y le sonrió de nuevo.

Rodó los ojos y se acercó, arrastrando los pies con pereza, sintió las manos del menor quitarle la ropa y luego fue llevado a la tina, con cuidado y lentitud. Sumergirse en el agua fue extrañamente satisfactorio, no recordaba la última vez que había disfrutado un baño y el aroma del jabón de las burbujas era realmente reconfortante y relajante, recargó la cabeza del borde y cerró los ojos inseguro sobre lo que debía esperar a continuación.

101 formas de enamorar a ShōtoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora