19. Pastelería (TodoDeku)

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Juntó sus manos y las frotó para calentarlas, había olvido sus guantes en la panadería la noche anterior y ahora que no había tenido que levantarse temprano a trabajar –pero aun así se levantó porque no soportaba el frío- debía ir para recuperarlos, no podía esperar hasta el lunes, era su único par. Las calles estaban repletas y las tiendas con más razón, la gente había comenzado a salir de vacaciones por navidad y como cada año abarrotaba los locales para conseguir sus obsequios. A Shōto le daba un poco igual la fecha, nunca la había celebrado y luego de ver el frenesí consumista... tampoco le quedaban muchas ganas.

Empujó la puerta de cristal y la campana anunció su llegada, su hermana sacaba una nueva tanda de pasteles y Natsuo atendía en el mostrador a dos mujeres que llevaban cinco cajas de pan –de esas rosas adorables diseñadas por su hermana que él prefería llenar con donas- y dos de pasteles, parloteaban mucho –cualquiera diría que estaban coqueteando con Natsuo- y su cerebro las omitió de inmediato, aunque no pudo evitar recordar a Izuku.
Tenía casi un mes que no sabía nada de él, si hacía cálculos tal vez estaría ya en su octavo mes, era probable que ya hubiera dado a luz... o tal vez estaba en cama debido al riesgo de su embarazo.

Algo en su pecho se removió y se cruzó de brazos parándose detrás de las dos mujeres, esperando paciente a que su hermano se desocupara. Ahora que había caído en cuenta de la situación, no podía dejar de pensar en el omega, ¿y si le había pasado algo? ¿Y si ahora lo habían encerrado en verdad? ¿Y si tuvo al hijo y lo echaron? Sus manos se volvieron puños y prefirió esconderlos en los bolsillos de su sudadera, tratando de no delatarse, aunque su hermana ya le veía fijamente como si hubiera hecho una travesura.

—Ya te vi —le sonrió cuando las dos mujeres salieron riéndose de algo.

—No sé de qué hablas —dijo de inmediato, encogiéndose de hombros.

— ¿Papá te llamo de nuevo? —Fuyumi tomó el rostro de su hermano entre sus manos, no importaba que tuvieran ya la misma estatura, ella siempre lo veía como a un bebé, era su hermano bebé.

—No, de hecho me ha dejado en paz por un buen tiempo.

— ¿Entonces Dabi se escondió en tu departamento otra vez?

—No, pero amenazo con venir en mi cumpleaños.

Ella negó con la cabeza y le acarició los pómulos con sus pulgares.

—Cuéntame qué pasa entonces.

Suspiró, inclinó la cabeza un poco y desvió la mirada, ¿sería buena idea pedir su consejo?

—Es... tengo un amigo... —comenzó, sin saber cómo explicarse en realidad.

La expresión de Fuyumi parecía incrédula y le soltó de inmediato, cubriéndose la boca. Shōto observó a su hermana, confundido, rascándose un poco la cabeza por la comezón que el gorro de lana le provocaba.

—Tienes un amigo —dijo al fin, su tono de voz sonaba aliviado.

— ¿Shōto bebé tiene un amigo? —Natsuo gritó al salir de la cocina con dos bandejas de pan fresco—. ¡Llamaré a mamá!

—Joder, no empiecen —dijo rodando los ojos, algo fastidiado.

—Tranquilo, es broma —la joven soltó una risita y negó con la cabeza—, cuéntame, prometo no molestarte.

—Ya no debería —rodó los ojos y suspiró, sentándose en el banco que ocupaba toda la semana—, tengo un amigo —repitió, lanzándoles una mirada antes de que volvieran a molestarle—, y es un omega y está en cinta, pero me dijo que su embarazo era riesgoso y no lo he visto en un tiempo... admito que me preocupa.

101 formas de enamorar a ShōtoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora