11. Pas de Deux (Dekuxfem!Todo)

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Advertencia: Fem!Todoroki, BakuTodo, relación abusiva
Créditos de la imagen a su respectivo artista que desconozco, si alguien sabe quién es dígame, para mandarle flores y proponerle matrimonio(?)

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—Encontré un estudio de danza de camino a casa.

Su voz se perdió entre el sonido de los trastes que lavaba y el ruido que hacía él cuando comía.

—Vi que van a hacer audiciones la semana siguiente—continuó al no recibir respuesta alguna—, y me gustaría participar.

—No —fue la escueta respuesta del hombre sentado a la mesa, con la mirada fija en el celular y comiendo sin poner atención.

Soltó lo que tenía en las manos y giró sobre sus talones para verlo, su corazón latía nervioso y su garganta estaba seca, no sabía cómo convencerle.

—Por favor, estaré a tiempo en casa todos los días para hacerte la cena, ni siquiera notarás que no estoy.

Katsuki azotó la cuchara en la mesa y se puso de pie, caminando hacia ella.

—Te lo dije antes, estás muy grande para seguir haciendo ballet, eso es cosa de niñas, además —le sostuvo del mentón, apretando sus mejillas con los dedos, en su voz había furia contenida—, ¿te has visto al espejo? ¿De verdad crees que van a aceptarte así como luces? La cicatriz en tu cara es horrible y tu cabello natural es asqueroso —le soltó y tomó un mechón del lado izquierdo, blanquecino, un poco rosa y con las raíces rojas—. Ya comienza a verse el color rojo, tienes que pintarlo otra vez, y espero que haya quedado claro, no quiero volver a escuchar esta tontería.

—Sí, tienes razón, lo siento —murmuró bajando la cabeza, para girar de nuevo y volver a su tarea, sintiéndose completamente desanimada.

Conoció a Katsuki cuando tenía dieciséis, su actitud era ruda pero terminó por convencer a su corazón y así, cuando recién cumplió los dieciocho, comenzaron a salir formalmente y con el permiso de Enji, su padre parecía contento con su decisión, en ese entonces no entendía que es lo que veía en Katsuki. Apenas medio año después su novio le prohibió volver al estudio de ballet que frecuentaba todos los días por la tarde, amaba la danza gracias a su madre, y no estuvo de acuerdo con la decisión pero al final había hecho lo que le dijo, sin preguntar o protestar, simplemente bajó la cabeza y lo aceptó aunque le dolió como si le desgarraran el alma.

Tenía dos años ya que había olvidado el sueño de ser una bailarina reconocida, aunque fuera sólo en su ciudad, a veces se preguntaba si estaba bien dejar todo para estar con la persona que le amaba –pues estaba segura que no habría nadie más que le quisiera como Bakugo- y cuando las dudas le asaltaban, le insinuaba a su novio que le dejara volver al baile, aunque fuera como hobbie, no quería perder lo único que le conectaba aún con su madre pero la respuesta no cambiaba y cada vez que preguntaba siempre había una nueva forma de hacerla sentir horrible.

Sorbió la nariz mientras trataba de no llorar, no quería que su novio la viera y volviera a pegarle, es decir... él había prometido que no pasaría de nuevo pero vivía con el constante temor de verle perder los estribos otra vez.

—No te pongas así, le diré a tu hermana que te lleve a ver alguna obra después y ya, no es el fin del mundo —lanzó los trastes vacío en el fregadero y se alejó, sin prisas.

—Gracias, Katsuki.

—Como sea —se detuvo antes de cruzar el umbral de la puerta y volteó a verla—, por cierto, tu padre dijo que quiere que lo acompañe en su próximo viaje de negocios para que sus socios me conozcan, no estaré por casi un mes, así que le diré a mi madre que venga a quedarse contigo.

101 formas de enamorar a ShōtoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora