Capítulo 19

3 1 0
                                    

—Tampoco quiero que llores más. Pero si sientes que debes hacerlo, no te detengas. Es bueno dejarlo salir.

Él estaba mirando fijamente mis labios. Yo estaba mirando a los suyos. Los últimos minutos me habían agotado. Quería darle un beso. Sabía que no podía, pero la necesidad era tan intensa que tuve que levantarme de mi asiento. Me sentía como que estallaría, tanto física como emocionalmente. Estábamos sentados diagonal a la ruleta. Fue el único juego que no entendí cómo jugar. Necesitaba sacar mi impulsividad en algo y tenía una idea. Cuando estás apostando con tu corazón, arriesgarse con el dinero

no parece nada. Me dirigí a la mesa de la ruleta y tiré un montón de billetes de mi escondite en un número.

—Todo a ese —dije.

El trabajador del casino me miró como si estuviera loca. Nam se había acercado por detrás de mí.

—¿Qué estás haciendo?

No había visto cual apuesta era mía. Mi corazón estaba latiendo más rápido con cada vuelta de la rueda, y todo a partir de allí parecía suceder en cámara lenta. Las manos de Nam estaban en mis hombros mientras nuestros ojos se quedaron pegados a la rueda. La rueda se detuvo. Los ojos del trabajador estaban desorbitados. Alguien me entregó una bebida que no era la mía. Más alcohol derramado en mí.

Las personas estaban aplaudiendo, vitoreando, silbando.

—¡Veintidós es el ganador!

—Ese soy yo. ¡Gané!

Nam me levantó en el aire, los dos dando vueltas. Cuando él me dejó, me miraba en estado de shock.

—¿Apostaste al veintidós? ¡Maldición apostaste todo en el veintidós! ¿Tienes alguna idea de cuánto dinero te acabas de ganar?

Me volví hacia el hombre detrás de la mesa. —¿Cuánto acabo de ganar?

—Diecinueve mil dólares.

—Santa mierda, ____. —Nam tomó mi cara entre sus manos, apretó mis mejillas y repitió—Santa mierda. —Parecía que iba a darme un beso de celebración, pero se detuvo en seco.

Sólo había ganado un montón de dinero, pero eso no parece importar tanto como para llegar a compartir este momento con él. Nada venció la sensación de sus manos ahuecando mi cara, de ver sus ojos sonriendo de nuevo a mí, de ser capaz de volver su miseria hacia el número veintidós en algo positivo. Si este dinero podría haber comprado más tiempo con él, hubiera regalado cada centavo de ello. Nam y yo caminamos hacia la cabina del cajero aturdidos. Mientras fui a recoger el dinero, él se apartó a hablar con algunas personas quienes estaban en la mesa cuando gané. Opté por tomar un cheque por la mayoría, pero pedí mil en efectivo. También me habían dado una llave de una habitación de cortesía del hotel casino. Esto me había atrapado con la guardia baja, y no estaba segura si lo debía mencionar siquiera a Nam. En el momento en que caminé de nuevo hacia él, estaba solo con una enorme sonrisa en su rostro.

Le entregué los diez billetes nuevos de cien dólares. —Quiero que tengas esto.

Su sonrisa se desvaneció, y trató de regresar el dinero de nuevo.

—No estoy tomando ningún dinero de ti.

—Si no fuera por ti, ni siquiera habría jugado el veintidós. Lo elegí por ti.

—De ninguna manera. —Lo empujó en mi cara—. Tómalo.

No me sedería. —Eso es sólo una fracción de las ganancias. Tengo un cheque por el resto. Lo pondré en el banco para ayudar a mi mamá. Si no tomas este dinero, apuesto todo.

—No hagas eso. No hay manera de tengas suerte por tercera vez esta noche.

Me crucé de brazos. —No estoy tomándolo de vuelta. Así que, tómalo o juego con él.

Suspiró. —Te diré lo que haremos. Me quedo con el dinero, pero estamos gastándolo juntos esta noche. Vamos a tener el tiempo de nuestras vidas.

—De acuerdo. —Mi boca se extendió en una sonrisa—. Puedo vivir con eso. —Echó un vistazo a la tarjeta que estaba sosteniendo.

—¿Qué es eso?

—Oh, uh... también me dieron una llave de una habitación de cortesía. Supongo que quieren que me quede un rato y volcar todas mis ganancias de nuevo en el casino. No voy a usarla. Nos dirigimos de nuevo a Seul más tarde, ¿no?

—Ninguno de nosotros está realmente en condiciones de conducir esta noche.

—¿Quieres pasar la noche? No podemos dormir en la misma habitación.

—No estaba sugiriendo eso, ____. Conseguiré mi cuarto.

Por supuesto. Ahora, me sentí estúpida por incluso asumir que eso era lo que quería decir.

—Correcto. Bueno. Si piensas que es una buena idea, podemos quedarnos.

—La verdad es que no estoy listo para que esta noche termine. No quiero enfrentar la realidad otra vez hasta que sea absolutamente necesario. Mi vuelo no es hasta mañana por la noche. Si nos vamos por la mañana, vamos a tener un montón de tiempo.

Froté su brazo. —Está bien. —Lo seguí fuera de la sala de juego—. ¿Dónde vamos primero?

—A comprarte un vestido nuevo. Lo escojo yo. Iremos a la discoteca más tarde. No puedes usar eso.

—¿Discoteca?

—Sí. Tienen una discoteca abajo.

—¿Debo preocuparme? ¿Exactamente que consideras atuendo de discoteca? —Miró mi ropa.

—Algo que no te haga ver como una persona de ochenta y cinco años de edad, mujer griega en luto.

Me enderecé mi vestido. —¿Qué estás tratando de decir?

—Hacer que una borracha mujer griega de ochenta y cinco años de edad, beba hasta que huela como un balde de alcohol.

—Gracias a ti.

—Vamos a gastar algo de dinero.

BTS Lucky {RapMonster & ____}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora