Let's try right now

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Sherlock miraba las paredes de la gran habitación, con sus brazos a su espalda daba un tenue balanceo con su cuerpo, había hecho una exhaustiva selección de información y las había ordenado según corresponda en los grandes estantes. El resto fue directo a la basura. Sonrió satisfecho para luego salir de ahí a paso lento, disfrutando del eco que hacían sus pasos en el pulcro piso de manera. La puerta se cerró tras de él mientras caminaba por el largo pasillo, ya no tenía nada pendiente, era hora de regresar al departamento, aunque realmente prefería quedarse un rato más. No era que no le gustara estar en su departamento, solo que no había lugar más cómodo para él que su palacio mental.

Abrió los ojos lentamente, le tomó un fugaz segundo el reconocer su alrededor, estaba en la sala, sentado en su sillón de cuero disfrutando del calor del fuego, pero nada llamó más su atención que ver a John sentado frente a él con Rosie, ambos profundamente dormidos. No sabía cuánto tiempo había estado ausente, pero era claro que el rubio llevaba bastante tiempo dormido.

— ¿John? —

No hubo respuesta, el rubio estaba muy cansado, Sherlock lo sabía, cuidar de un bebé en la noche no era precisamente algo sencillo.

Se levantó y se acercó al rubio de manera sigilosa, Rosie dormía encima del pecho de su padre y los brazos de John no la estaban sosteniendo, era seguro que durante el sueño sus brazos fueron cayendo poco a poco. Sherlock tomó a Rosie con sumo cuidado, la colocó contra su pecho y se quedó quieto esperando que la pequeña no se despertara, ya que había empezado a moverse y a fruncir el ceño fastidiada. Una vez pasado el "peligro" se dirigió a su habitación donde estaba la cuna, justo al lado de su cama. La colocó lentamente sobre el pequeño colchón, siempre se sentía nervioso cuando lo hacía, ya que Rosie solía despertarse cuando sentía que la ponían en su cuna. Una vez la niña se sintió cómoda, Sherlock procuró arroparla tal y como John le había enseñado, luego extendió el tul encima de la cuna y encendió la pequeña lámpara de gatitos para que la tenue luz haga que las figuras dieran vueltas por las paredes de la habitación. Salió silenciosamente dejando la puerta apenas abierta.

Al regresar a la sala encontró a John todavía dormido, por lo que sonrió divertido mientras lo observaba, podría tomarle una foto y utilizar la misma para chantajearlo cuando quisiese; sin embargo, eso había quedado en el pasado, ahora que tenían una relación, había descubierto otras formas de convencerlo para lo que quisiera.

Por un momento consideró en dejarlo descansar, pero ver esos labios entreabiertos lo tentaron, así que se acercó y lo beso con toda la intención de despertarlo. El rubio abrió los ojos lentamente y lo primero que hizo fue alzar los brazos buscando el cuerpo de su hija.

—John— susurró

Se alejó un poco de él y le sonrió.

—Sherlock... Rosie estaba... —

—Ya la llevé a su cuna. No quise despertarte, estabas muy dormido—

John se acomodó en su silla mientras arreglaba su ropa, Sherlock tenía las manos apoyadas en el brazo derecho del sillón.

— ¿Dormiste lo suficiente? —

— ...Tal vez— respondió luego de un bostezo

—Entonces podemos aprovechar ¿no? —

El tono de voz que Sherlock había utilizado provocó una respuesta inmediata en el cuerpo de John.

—Oh... — John sonrió de manera sugerente — ¿Hace cuánto que llevaste a Rosie? —

—Hace un momento—

Sherlock se sentó en su sillón mientras hacía un ademán con su mano llamando a John a su regazo.

—Pero... Sherlock, tú sabes que Rosie... —

—Shh, ya casi es media noche, es muy tarde para ella, no se despertará. Ven aquí—

John se levantó y se colocó a horcajadas encima del detective, el sillón de Sherlock era siempre el lugar favorito cuando la sala era utilizada para aquellas ocasiones.

—Esta vez es mi turno—

Susurró el rubio, sus manos trataban de quitarle la estorbosa bata azul, quería sentir la piel de Sherlock bajo sus dedos.

—Puedo cederte dos turnos si me cedes el tuyo hoy, John—

—No, hicimos un trato, Sherlock—

El detective abría la camisa del rubio lentamente mientras le besaba en el cuello y logró estremecer su cuerpo cuando deslizó sus frías manos por el pecho desnudo de su pareja.

—Oh, vamos John, sabes que después terminamos turnándonos toda la noche—

John sonrió divertido mientras acariciaba la espalda de Sherlock debajo de su camiseta. Se alejó un poco para poder quitarle la prenda, pero el detective se apresuró a repartir besos en sus pectorales, fue ahí que John empezó a sentir su excitación físicamente en su entrepierna.

—De acuerdo, pero solo esta vez— susurró John

Sherlock se divirtió en secreto, John era fácil de convencer si sabías cómo tocarlo.

Luego de unos pocos minutos, a ambos solo les faltaba quitarse los pantalones para estar completamente desnudos, habían pasado muchos días desde su último encuentro, así que realmente necesitaban ese momento para ellos. Sherlock empezó a bajar la bragueta de John lentamente, disfrutaba ver la impaciencia del rubio ante su toque, y aunque él ya estaba completamente listo para empezar la fiesta, primero quería que John se sintiera igual de desesperado que él.

Le quitaría toda la ropa, lo acomodaría en él y finalmente lo haría suyo como en las otras noches en ese mismo sillón. Sí, lo haría suyo como hace días su cuerpo lo estaba deseando, lo haría si no fuera porque el llanto de Rosie los había dejado inmóviles por unos segundos. La pequeña se había despertado y ellos sabían que cuando eso pasaba a esa hora, sería complicado volver a hacerla dormir.

John inclinó su cabeza en el hombro de su pareja y sonrió con resignación.

—Sherlock, lo lamento... —

—Lo sé... para otra noche será—

Aunque Sherlock había sonado muy decepcionado, John no tuvo más remedio que volver a ponerse su camisa y arreglarse la molestia en su entrepierna (la cual tendría que esperar pacientemente a que se calmara).

—Tal vez en la madrugada—

Dijo John para luego regalarle un beso a Sherlock y dirigirse a la habitación. El detective suspiró profundamente, tendría que esperar otra noche, sabía que el rubio en la madrugada simplemente estaría profundamente dormido. Resignado se levantó, se colocó su camiseta y su bata y siguió al rubio a su habitación, después de todo, la pequeña Rosie merecía más atención que sus recién descubiertas necesidades carnales con John.











No sé cómo sería la interacción entre los personajes teniendo a Rosie presente (hablando en un caso que hubiera una quinta temporada), pero siempre siento que cuando incluyen bebés, estos salen estorbando.
No es que los "odie", pero prefiero que los excluyan a menos que sea estrictamente necesario.
No tengo nada en contra de Rosie, pero no me agrada mucho su existencia xD aún así, la pude traer a este fic.

Por favor, no me odien por eso :)
¡Gracias por leer! Les mando amor :)

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