Eran las cinco de la mañana cuando me desperté, yo entraba a trabajar hasta las siete, tenía tiempo para arreglarme y hacer el desayuno, me puse el vestido y los zapatos que Don Jorge había mandado para trabajar, mi padre dijo que era un uniforme y que todas las sirvientas lo usaban, no me molesto ponérmelo era un vestido largo de color negro con zapatos negros y un delantal blanco, me lave la cara y me recogí el cabello, para cuando terminé, de inmediato fui a la cocina a preparar el desayuno, estaba preparando el café, y de repente escuche ruidos, eran mis padres que acababan de despertar,ya estaba sirviendo el café para cuando ellos llegaron a la cocina.
-Buenos días- salude a mi madre
-Buenos días hija- mi mamá todavía traía el cabello algo enredado, pero ya estaba vestida para ir a trabajar.
-Hey!, que tal te quedo bien, se te ve muy bien ese uniforme pequeña- al parecer este era uno de esos días en los que mi papá se había despertado d buen humor.
-sí, creo que sí, ya nada más desayuno y me voy a con Don Jorge- todavía tenía tiempo de sobra, me parecía extraño que ninguna de las sirvientas aceptara quedarse en casa de Don Jorge, ¿tanto son los nervios? Me preguntaba en mi interior,al mismo tiempo me pareció gracioso, ya que cualquier otra preferiría estar el mayor tiempo posible con un hombre tan atractivo como él.
-ya me voy, es mi primer día y tengo que llegar temprano-
-¿ya tienes las llaves de la casa y el portón?-
-si papá ya las traigo, regreso en la noche, adiós- les di un beso en la frente a ambos y salí de inmediato de la casa. Eran solo unas quince cuadras desde mi casa hasta la hacienda de don Jorge, mi papá no me acompaño ya que el trabajo de él comenzaba hasta las ocho de la mañana.Todavía no amanecía pero se veía todo con claridad, yo sabía dónde quedaba la hacienda, pero sin embargo nunca había entrado, ni mucho menos la había mirado de cercas, era una barda muy alta, de unos dos o tres metros, de color naranja oscuro, el portón era de la misma altura, pero de color negro,a lo lejos se veían dos muchachas, no sabían quiénes eran ya que todavía se encontraban muy lejos como para verlas bien,ya cuando estaban a una cuadra pude notar que eran Ariana y Carmen, dos muchachas con las que me había topado anteriormente Ariana era hija de Don Emeterio, un hombre que trabajaba en el campo con mi papá y Carmen era hija de Doña Leandra, dueña de la florería del lugar.
Como no sabía si ellas también tenían llaves del portón decidí esperarlas para entrar juntas, ¿este también será su primer día? -buenos días, Carmen y Ariana, ¿Cómo amanecieron?-
-Buenos días, muy bien gracias- Carmen era alta y delgada de cabello negro y rizado
-yo todavía tengo sueño, pero que más le hago, menos mal que se acordó Carmen de pasar por mí, sino me hubiera quedado dormida- Ariana, también era alta y delgada, al lado de ellas dos me sentía todavía más pequeña de lo que ya era.
-Creo que llegamos a buena hora, así que será mejor que entremos, ¿este es su primer día?-
-Este es nuestro segundo día, entramos juntas Ariana y yo,cuando entremos, nos quedaremos paradas en la entrada hasta que baje Don Jorge.
-¿Por qué?- eso era raro, por lo normal, las sirvientas ya deberían de saber lo que se debe de hacer como, comenzar a preparar el desayuno o a arreglar las camas o a lavar la ropa o los platos, cosas así.
-cuando llegamos Don Jorge nos da las tareas de todo el día,nos dice que limpiemos el patio o que reguemos y podamos el jardín, cosas así, por lo normal a mí siempre me toca estar en la cocina y a Carmen la pone a arreglar o sacudir las habitaciones, pero nunca se sabe con este señor, en ocasiones el madruga y se prepara un café o sale temprano a visitar sus comercios, es un hombre que al parecer le gusta estar ocupado-
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Las joyas del vampiro
Teen FictionHola, primero que nada quiero decirles que este es un tipo de fan-ficcion que escribí hace mucho tiempo, pero gracias a la mala influencia de unas amigas muy especiales... me decidí a publicarlo, espero que les guste y los entretenga