Moe y Carl se encontraban sentados, uno en frente del otro. Todo había empezado como una broma pero se había tornado serio cuando comenzaron a acusarse de cobardes, y esa era la mejor forma de demostrar el valor.
Habían sido amigos desde de la secundaria, pero ahora ya no importaba, nunca hay que tocar a un hombre en su orgullo, y menos a un amigo.
Sobre la mesa solo había dos vasos, ambos ya vacíos, dos paquetes de Philip Morris también vacíos, un plato de fideos a medio terminar y lo más importante: un revólver con su respectiva bala.
-A que no te animas.- exclamó Moe desafiante y con una risa que demostraba lo asustado que estaba.
Ambos lo estaban, actuaban como niños, no sabían en que momento habían llegado a esa situación pero de igual forma ahí estaban, sin vuelta atrás.
-Anímate a repetirlo y te volare los sesos.- gritó Carl.
-Al diablo con esto.- Moe quería irse pero el gesto de Carl se lo impidió, si se iba el ganaba y eso no se podía permitir.
-Siempre tan cobarde.
Moe tomo el arma descargada, apuntó a Carl y jaló el gatillo. Sólo se escuchaban las risas de éste último.
-Jamás lo harías enserio y ambos lo sabemos.
Torpemente Moe tomo la bala, la colocó en su lugar, hizo girar el tambor y lo cerró.
Ahora el revólver estaba cargado, había seis opciones y ninguno sabía cuál sería la desiciva.
-Yo la cargue, ahora te toca a ti.
Carl tomó el arma, sudaba de nervios pero igual apuntó a Moe, contó hasta tres y jaló el gatillo.
Nada paso, uno menos, 5 lugares quedaban.
Ahora era el turno de Moe, sin pensarlo apuntó y disparó.
El ruido del disparo retumbo en todo el edificio, su amigo lo miraba fríamente con un agujero entre ceja y ceja que lo atravesaba completamente.
Muy tranquilo Moe tomo un vaso, parecía como si fuera un robot, no emanaba sentimiento alguno.
Se sirvió agua de la canilla y la bebió tranquilamente. Lavó el vaso y lo guardó en su lugar. Se colocó su abrigo y se frenó seco frente a la puerta.
Había matado a su mejor amigo con el arma de su padre y no sentía culpa, sentía alivió. Abrió la puerta y salió hacía el pasillo, revisó tener todo en sus bolsillos y cerró el departamento el cuál pertenecía a su difunto amigo. Luego de unos segundos se escucho otro disparo en el piso el cuál solo habitaba el ya muerto Carl.
El arma aún se encontraba en la mesa.
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Historias De Terror Que Intentaran Asustarte
HororSon las 2:52am en Manhattan, una tormenta azota toda Nueva York, de igual manera Mónica camina hacia su casa, por Rausan Street luego de una dura noche de trabajo. Sus piernas flaquean del cansancio y decide doblar en la calle 142 para poder llegar...