Capítulo siete: Recuerdos difusos.

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Alzó la vista llena de lágrimas, nublada y turbia, no daba crédito a lo que su sentido del oído le afirmaba, arrojó el libro en algún lugar de la pulcra habitación y dando un par de zancadas acortó la distancia desde donde estaba sentada hasta la camilla del joven.

— ¿Mugiwara-ya? —Cuestionó con un ligero temblor nervioso en la voz, temblándole el labio inferior—. ¿Puedes oírme, Mugiwara-ya?

El chico, débil por la reciente operación, vendado de pies a cabeza, aturdido por el accidente y preso a los instrumentos médicos sólo atinó a asentir con delicadeza con su cabeza.

— ¡Soy un tonto! —Dijo—. No debes moverte, disculpa, ahora regreso, iré por la bitácora para poder llenar el registro —sintió que una mano tomaba con fragilidad su bata y se viró a la cama para observar como el chico negaba.

— ¿Qué nos pasó? —La pregunta que tanto trabajo le costaba pronunciar salió de sus labios. Sólo se habían alejado, la distancia fue tanta que el conocerse tan bien como la palma de su mano no acortaba la brecha de diferencia entre ambos, aquello que los había convertido un par de jodidos extraños.

Law suspiró y tomó asiento a su lado en el colchón duro y frío. Negó y su mente se llenó de unos recuerdos borrosos, ni él ni Luffy habían perdido la memoria, sólo se negaban a aceptar que ambos alguna vez estuvieron en una relación que jamás había terminado.

— ¿Puedo comenzar desde el principio? —Cuestionó mientras tomaba con dulzura la fría mano del menor, espero a que accediera, y en el momento en que asomo una pequeña sonrisa de lado, comenzó a relatar lo que pasó. Ambos necesitaban que las cosas se aclararan. Joder, que se amaban pero el pasado les pisaba los talones y no podían seguir con algo sí estaba teñido de engaños.

» • «

Había aceptado una cita con el chico que tanto le llamaba la atención, estaba parado justo ahora en las afueras del cine, no sabía que había hecho para que aquello ocurriera pero le alegraba en el alma que las cosas se dieran así. ¿Quién pensaría que Torao sería conocido de la secretaria nueva de la preparatoria y qué por ello él estuviera ahí en ese momento? Por sus apellidos sospechaba que eran familia. Así que no había de que preocuparse.

— Has llegado temprano —sintió que alguien habló en su nuca.

— Me has dicho por mensaje que llegará a esta hora —le mostró la pantalla bloqueada de su teléfono— he llegado a la hora acordada.

— Vale —observo unos instantes el protector de pantalla para formular la pregunta—. ¿Te gusta ése manga de piratas?

— ¡Sí, me encanta! —Respondió con los ojos iluminados y cerrando sus puños con entusiasmos—. ¿Y a ti?

— También —articuló con la voz calmada—. ¿Estás al día?

— ¡Sí! —Dijo—. ¡Él que el protagonista haya regresado con sus compañeros lo hace bastante emotivo! Y las peleas —comenzó a caminar al mismo ritmo que el chico cuando le insto a que se moviera de ahí o de lo contrario perderían la oportunidad de ver una película de terror, otro gusto que compartían en común— son tan explícitas, además el mangaka hace que las cosas se interrelacionen unas con otras.

Se formaron en la fila para poder conseguir el par de entradas, mientras seguían hablando de la serie que a ambos les gustaba, formulando teorías y dando a conocer su punto de vista. Law se arrepintió de darle barra libre a Luffy, porque el chico comía cómo tres personas con un estómago de adolescente precoz. No se distinguía entre la bandeja atiborrada de dulces y comida.

Extraños conocidos. [LawLu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora