Una noche solo en casa

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Lo recuerdo a la perfección, era 1928 se anunciaba la caída de la bolsa de valores, todo el mundo se preocupaba, lloraba e incluso se suicidaban, ¡Oh el suicidio! Era tan hermoso ver cómo la gente está tan apegada a algo que se puede ganar y perder a cada segundo, solo era dinero, no era la gran cosa, pero lo que llamó mi atención no fue a ver a la triste humanidad llorando y suicidandose, si no, fue verlo a él. Paseaba por las calles, con víveres en la mano, cuando lo ví, estaba con otros tipos, pero el resaltaba por la manera en la cual vestía, nada normal para un varón, tenía un abrigo de piel, una camisa rosada y unos jeans, fumaba un cigarrillo, ladee mi cabeza para verlo mejor, el reía con sus amigos, al parecer me vió, frunció el ceño y tiró su cigarro, venía hacia mí, tiré algo de las compras intencionalmente para disimular un poco, me agaché para recoger dichas compras, el solo se paró enfrente mío y me empezó a hablar, me dijo:

- ¿Necesitas ayuda?

Wow, fue muy amable, puse mi bolsa en el piso, levanté mi cabeza y le contesté:

- Si, la verdad que si necesito ayuda, muchas gracias eres muy amable.

El se puso a reír y pateó mi bolsa con víveres, me levanté enojado y le dije:

- ¿Que es lo que te sucede? Parece que no tienes nada de modales, me preguntas por ayuda y después pateas mis cosas, que rayos te pasa.

- En serio creiste que YO te iba a ayudar a TÍ, ¡JA! Creo que no sabes que es el sarcasmo, deberías de aprenderlo, no es tan difícil, ahora sí no te molesta, no quiero volver a notar que me ves de esa manera, ah, si no te molesta me voy a llevar esto, adiós dulzura.

Agarró mi billetera, se la llevó y luego se puso a reír con sus amigos, acomodé mis lentes, levanté mis cosas y me dirigí hacia él, el era un tipo un poco más alto que yo, lo toqué y le dije:

- Creo que tú tienes algo que me pertenece, si no es mucha molestia te voy a pedir que me devuelvas mi billetera, no es tuya es de mi propiedad, por favor dámela.

El se puso a reír con sus compañeros, tapó la boca para menguar su risa, exhaló, se volteó hacia donde mi, se acercó y me dijo:

- Dime, que me vas a hacer si no te devuelvo tu preciada billetera, ¿me vas a golpear? Jaja, no me hagas reír, ahora lárgate de aquí estoy muy ocupado, solo me estás estorbando.

Me enojé al ver su indiferencia, lo empujé, di media vuelta y me fuí, el se volteó y me agarró por la espalda y me dió un golpe en el estómago, caí en una rodilla, tomé aire y me levanté, solo me reí y le dije:

- Eres muy patético, ¿crees que eso me dolió? Oh Dios mío, que buen entrenimiento sigue hablando con tus amiguitos, que pases buena tarde.

Sus amigos se empezaron a reír de el, el solo les dió la orden de que se callasen, me reí aún más y seguí mi camino, no pude dejar de pensar en el y en la manera tan grosera en la que trata a las personas, ¿Acaso me había gustado? No, no, el solo llamó mi atención por su manera afeminada en la que vestía, pero el no era de mi interés. Llegué a mi casa, dejé las cosas sobre la mesa, me quité mi ropa que ya estaba bastante sucia, me puse el pijama, ni sin antes tocarme el abdomen y sentir un pequeño dolor causado por el golpe que él me había dado en la tarde, dejé de pensar en eso y agarré mi ropa y la metí en la lavadora y la dejé ahí, me dispuse a dormir, no sin antes pensar en él una vez más, en la manera que lucía en su forma tan imponente y su fuerza, me había dolido el golpe. Dejé mis pensamientos de lado y me dispuse a dormir, ya que mañana tenía muchas cosas que hacer.

Siempre estaré para tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora