SIETE: Besos en la boca.

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Ya le comenzaba a doler la cabeza solo de tener que escucharlo. Por un momento se arrepintió de haber hablado con Jaehwan sobre el asunto, pero realmente no tenía a nadie más con quién hablar al respecto, y aunque creyó que sería buena idea discutirlo con completos extraños en alguna página de Internet, su sobrino era la mejor persona porque lo conocía de toda su vida y confiaba en que no diría nada a sus familiares al respecto.

-¿Pero entonces no son novios? –Detectó el grado de decepción en la voz del menor, y rodó los ojos por centésima vez.

-No, Jae... Es solo una... Cita... O algo así.

-¿Y se harán novios esta noche?

-No lo sé... No... No creo, me gusta que venga a casa pero pienso que es buena idea comenzar a salir con él, ¿verdad?

-En eso tienes razón, además que así se te oxigena el cerebro y al volverte más listo, sé que no desaprovecharás la oportunidad de pedirle que sea tu novio.

-No veo el porqué de tu insistencia.

-Ah, por favor Bin, el chico es muy lindo y me ha caído de maravilla, ¿acaso necesita otra cosa para que sea el prospecto ideal para ti? Serían una pareja muy bonita.

-Agradece que me animé a invitarlo a cenar... Ni siquiera sé a dónde ir.

-Agradezco que lo hicieras, pero te estás tardando mucho, mira que ya casi es junio.

-... Esto no es tan sencillo como parece, ¿bien?

-Lo haces más complejo de lo que debería ser.

-¿A sí?

-Claro que sí, solo... No sé, embriágate en su boca y dile que desde hace siglos lo espías por la ventana de tu habitación.

-... ¿Te estás escuchando?

-Niégame que mueres por besarlo.

-... Ah... N-no lo niego, pero...

-¿Pero?... ¿Pero qué? Ya dilo, ¿qué hay de malo?

-... Supongamos que...

-¿Que qué?... No hables tan pausado, solo escúpelo ¿bien?

-¿R-recuerdas la noche que él te contestó el teléfono?

-Sí, ¿qué hay con eso?

-B-bueno... Eh... Es que... Ahh... No sé cómo pasó, pero...

-... No me jodas, Hongbin ¿ya se han besado?

-Ah...

-¿YA SE HAN BESADO Y NO ME HABÍAS DICHO? –El mayor tuvo que apartarse el móvil del oído y puso el altavoz, hundió la cara en su almohada y se sintió idiota mientras escuchaba el descontrol de Jaehwan al otro lado de la línea. -¡¿Y qué esperas para que sean novios?! Maldita sea, qué felicidad... Dime ¿cuántas veces se han besado? ¿Qué se siente besar a otro hombre? ¿Ya se han dicho al menos que se gustan? Ahh~, Hongbin me voy a morir, me siento como un padre orgulloso viendo a su bebé crecer... ¡Me importa un diablo que seas mi tío! Me siento tan feliz por ti.

Las risas y gritos de felicidad de su sobrino seguían presentes en su cabeza incluso ese sábado por la noche en el restaurante, de comida japonesa, preferido de Sanghyuk. El lugar no era el más grande, ni el más elegante, pero le gustaba mucho y lo visitaba quizás cada dos meses, cuando tomaba el atrevimiento de "darse un lujo" como lo era comer tradicional sushi japonés. Sanghyuk sonreía apenado al ver a Hongbin merodear todo el espacio como si fuera un típico turista y con pequeñas distracciones como esas, tomaron la cena más risueña de sus vidas. Platicaban sin detenerse, se emocionaban al compartir anécdotas divertidas, tragicomedias que, en la actualidad, les hacía recordar lo maravillosa que era la secundaria, problemas de balones atorados en los árboles, los nervios de sus primeros besos, nostalgia al recordar lo sencilla que era la primaria, o cómo asesinaban a los peores profesores de la universidad con el pensamiento.

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