🌸Capítulo 2🌸

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Desperté más temprano, arreglé mi uniforme y peine mi cabello, una vez lista salí de mi cuarto y bajé las escaleras dispuesta a desayunar, sin embargo la escena de mis padres discutir mientras se gritaban hizo desaparecer mi apetito, pasé de largo por la sala a pasos apresurados, atravesé el largo pasillo y simplemente salí de mi casa tratando de olvidar inútilmente mi realidad.

Corría a la estación de trenes, aunque no fuera el tren que siempre tomaba, quería volver a tomar el mismo de ayer, quería volver a equivocarme, yo simplemente quería volver a verte.

Llegue justo a tiempo cuando el tren se detenía y comenzaba a abrir sus puertas y como si mi deseo fuera sido escuchado hay estabas tú, con una sonrisa en tus labios mientras hablabas de cualquier tontería con tu amigo, como si todo fuera perfecto.

Entré y me senté en uno de los asientos libres, vi que tú también te sentaste junto a tu amigo que al parecer te enseñaba algo en su celular, reías con entusiasmo, y sin querer me contagiaste tu alegría, y por un breve momento me olvidé de mi realidad.

De vez en cuando miraba en tu dirección de forma disimulada, tampoco quiero parecer una acosadora, ya que no lo soy, escuchaba tus risas divertidas, y de vez en cuando tus quejas hacia tu amigo y por un momento quise ser parte de la escena.

Escuché en los altavoces la siguiente parada que era mi destino y automáticamente la sonrisa en mi rostro se borró, como me gustaría que estos 15 minutos fueran más largos, me levanté resignada y caminé hacia una de las puertas para esperar que se abran, mientras las dudas volvían a aparecer ¿Te habrá ido bien en el examen de ayer?, Soy tan buena en literatura me fuera gustado ayudarte.

Giré mi vista en tu dirección y te dediqué una fugaz mirada, tu expresión mostraba preocupación completamente diferente a tu sonrisa despreocupada, no todo puede ser felicidad ¿Verdad?.

El tren se detuvo y las puertas comenzaron a abrirse lentamente, y un pensamiento fugaz vino a mi, Chico del tren del cual desconozco tu nombre, como me gustaría saber cómo te llamas.

Y como si mi deseo fuera sido escuchado por los mismos dioses, escuché la voz de tu amigo gritar tu nombre mientras te insultaba.

—Natsu idiota— Grito aquel pelinegro mientras trataba de quitarte el teléfono que tenías en las manos.

Parecías estar viendo algo interesante, entendí rápidamente que ese teléfono pertenecía a tu amigo y que definitivamente estabas invadiendo su privacidad, reí por lo bajo ante la escena y sin prestar atención fui empujada hacia afuera por la multitud que salía del tren.

Suspiré mientras veía el tren alejarse, saqué mi teléfono para revisar la hora, aún era temprano, rápidamente me percate de que entre los empujones de la multitud al tratar de salir del tren había perdido mi preciado y extraño colgante de un gato con alas azul que había ganado en una feria hace ya algunos años, suspiré con resignación, había perdido algo importante pero de alguna forma no me molestaba tanto ya que a cambio había ganado algo de mucho más valor, saber tu nombre, "Natsu".

Tal cual el significado de tu nombre, el verano estaba llegando y junto a el nuevos y desconocidos sentimientos resurgían en mi ser.

¿Acaso era posible enamorarme de aquel chico del tren en menos de 15 minutos?, sin embargo debo admitir que solo con saber su nombre sentía como mis mejillas comenzaban a arder mientras se teñían de un suave tono rosa.

Sonreí ante el recuerdo de tu radiante sonrisa mientras caminaba a pasos lentos con destino a mi instituto, y aprovechando que hoy los dioses habían escuchado mi deseo levanté mi mirada hacia el azul cielo de la mañana deseando nuevamente volver a verte mañana... Natsu...
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Vi entrar al salón de clases al profesor de literatura Zeref, todos hicieron silencio de forma automática, la literatura era mi materia favorita y ¿Porque? La respuesta era simple, me encantaba leer y escribir, por lo que espero tener los suficientes créditos para entrar a la Universidad Central de Magnolia el próximo año, es la única universidad que tiene la carrera de letras disponible en la ciudad.

Luego de unas horas escuché el timbre sonar avisando de un breve receso, provocando que todos salieran de forma un poco apresurada, yo por mi parte no tenía ninguna prisa por lo que guarde mis libros en mi mochila de forma tranquila.

—Lucy— Me llamo Juvia captando mi atención —Desayunemos juntas— Me dijo con una sonrisa que devolví.

—Claro— Fue mi respuesta.

Caminamos hasta el gran patio y nos sentamos en unas de las bancas libres, comíamos tranquilamente mientras hablamos de trivialidades.

—Juvia, Lu-Chan— Se acercó a nosotras Levy —¿Ya vieron el nuevo capítulo de FairyGril?— Preguntó animadamente.

Sonreí ante su entusiasmo, si que tenía una fan leal.

—Aún no— Escuché la respuesta de Juvia.

—Ya se sabe el nombre del protagonista— Comento con brillo en sus ojos.

Juvia reviso en su teléfono y pude ver que comenzó a leer la historia en Wattpad, y una vez terminó suspiró.

—La historia parece el relato de un diario— Su comentario me sorprendió y vi que Levy estaba igual que yo.

—¿A qué te refieres Juvia?— Le pregunté temerosa con una sonrisa fingida tratando de ocultar mi nerviosismo.

—Me refiero a que la historia no es más que el diario de la protagonista, es decir, escribe diariamente lo que le pasa— Explicó mi amiga, y ¡Bingo! Sí que tenía razón.

—Nunca lo pensé desde ese punto de vista— Comentó Levy mientras volvía a leer —Tal vez la protagonista sea la misma escritora— Dijo y no pude evitar sorprenderme.

Ellas estaban en lo correcto, mi historia no es más que un diario, el diario de la escritora, pero no era nada malo escribir tus momentos de felicidad en una aplicación de novelas para teléfonos ¿Verdad?

—¿Qué piensas tú Lu-Chan?— La pregunta de Levy me hizo volver a la realidad.

—Si eso fuera cierto, no creo que sea algo malo— Respondí con nerviosismo.

—Por supuesto que no es nada malo— Dijo ella con seguridad —De ser así, espero que el chico del tren lea la historia y se interese en ella como para buscar a su admiradora— Agregó sonriente.

—Eso sería un gran final— Dijo Juvia en el mismo tono.

—Si tienen razón— Fue lo único que pude responder.

Nunca pensé en la posibilidad de que él pudiera leer la historia y percatarse de que el protagonista era él, no creo que eso llegue a pasar, después de todo nisiquiera sabe de mi existencia... ¿Verdad?.

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Continuará...

El Chico Del TrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora