Se había jurado a sí mismo que jamás iba a caer tan bajo.
Había visto a sus amigos hacerlo, arrodillarse y aceptar sus destinos: Todo porque no habían nacido en cuna de oro como esos niños ricos que podían tenerlo todo sólo con chasquear sus dedos.
Pero a Matthew Lizardi, hijo de una familia de clase baja, le había tocado difícil. Había nacido con un físico increíble, una inteligencia inigualable y el don de la eterna juventud, pero sin contar con los recursos necesarios para poder surgir por sí mismo. Ni porque trabajara en trabajos distintos podía llevar su carrera, perseguir sus sueños y comer todos los días.
Era simplemente injusto.
Había visto a su mejor amigo, Neal, caer ante Asier Méndez, un muchachito menor que él, pero con más dinero en sus cuentas que años para gastarlo, de hecho, era el único heredero de M&H Entertainment gracias a sus padres que habían trabajado duro por él. Y Neal había tenido que ceder ante los caprichos de un niñato, todo por la maldita necesidad de no tener el dinero suficiente para sobrevivir en una ciudad tan grande y ruda como lo era la capital.
Sin embargo, así como lo vio doblegarse: Aun conociendo la actitud orgullosa de su amigo, enseguida notó el cambio en él. Seguía siendo el mismo Neal, pero ahora uno mejorado 2.0: Zapatos de marca, pantalones a la moda, costosas camisas, cadenas, anillos, bolsos de cuero, todo un armario nuevo.
Neal había pagado su matrícula por adelantado y se había mudado a un Pent-house en la mejor zona de la ciudad, el jovencito millonario que lo estaba manteniendo le había regalado un auto un buen fin de semana y ahora Neal se había despedido del incómodo y oloroso transporte público.
A Matthew le daba repulsión y coraje el solo pensar que si seguía como estaba, pasando tanto trabajo para comer tres veces al día, trasladarse a la universidad y pagarla además, tendría que doblegarse ante algún imbécil con suerte y dinero. Él resistiría, pero la comida no se compraba sola, la matrícula no se pagaba sola.
Él podría ser homosexual, pero tenía dignidad. Una que nunca había sido golpeada. No obstante, cuando la necesidad fue lo que lo golpeó, Matthew cedió sin encontrar más solución, se dijo a sí mismo que solo lo haría por un corto tiempo. Que solo reuniría lo suficiente y mandaría volar al tipo que le tocara seducir y consentir.
Matthew se juró que estaría de "servicio" como mucho un par de meses.
Claro, eso lo juró sin saber que su Sugar Daddy sería nada más y nada menos que Víctor Jung...
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¡Hola!
La siguiente novela que van a leer era en el pasado una obra Fanfic de la cual me siento muy orgullosa, no obstante, he decidido pasarla a novela original simplemente porque no quiero ser recordada solo como una fanficker.
No veo nada de malo con escribir fanfics, pero eso no es lo que yo quiero para mi carrera si quiero crecer, por lo que pido que acepten esta versión que además está mejorada y tiene mucho mejor material para ofrecer que la versión anterior.
A los nuevos que llegan, puede que se topen con comentarios que no entiendan, pero les ruego que no traten de buscarle el sentido, ya que son jergas del fandom.
Disfruten su lectura!
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