El maldito tono mono-fónico constante, fastidioso e insiste que inundaba su habitación desde hacía ya quince aparentes eternos segundos, le obligó a proferir un juramento a Satanás y todos sus lacayos antes de soltar su confortable almohada, darse la vuelta y tomar su celular, maldiciendo además: Su alarma por el mero hecho de existir.
Aun cuando él mismo había sido quien la había programado para que lo despertara.
No obstante, su enojo y rabieta tuvo cabida solo cinco segundos después de tomar el aparato y mirar la pantalla, descubriendo así que era una llamada entrante.
Una llamada peculiar de un número desconocido.
— ¿Hola? — respondió con inseguridad antes de la llamada entrante se cortara.
— ¿Hablo con Matthew Lizardi? — preguntó una voz ronca y profunda al otro lado de la línea.
— C-correcto. — soltó aun inseguro.
— Buen día, le habla Nikolai, asistente personal de Víctor Jung. ¿Sabe de quién hablo? — preguntó solo para asegurarse.
Matthew rebuscó rápidamente en su memoria aquel nombre que se le hacía conocido de una manera espantosa y preocupantemente lejana.
"— Se comunicará contigo alguien de parte de Víctor Jung, no la jodas, Lizardi, por favor."
Ah, claro. El 'Daddy' para quien trabajaría, recordó tras rememorar las palabras finales de su amigo tras despedirse por ese día.
— Sí, sí. Lo reconozco — respondió al fin.
— Perfecto. Pues, he re-organizado la agenda del Amo Jung para que puedan encontrarse. Sin embargo, primero debe responder unas preguntas por vía telefónica. ¿De acuerdo?
— De acuerdo... — musitó nervioso por alguna razón. Parecía mucho protocolo para lo que se sólo resumía en mucho sexo. O al menos eso pensaba él.
— Bien, comenzaré ahora: ¿Edad?
— Veintiséis años.
— ¿Estado civil?
— Soltero.
— ¿Preferencias sexuales?
Matthew se lo pensó un momento. Por nada del mundo podía revelar que en realidad se auto-catalogaba como asexual. No le contratarían ni de broma.
— Homosexual... p-pasivo...
Nikolai ni se inmutó al otro lado de la línea.
— ¿Nivel académico?
— Último semestre de psicología.
Hubo un pequeño silencio en la línea, donde Matthew pudo percibir que el hombre que le hablaba reprimía una risa. Podía mentalmente verlo, sin conocerlo, morder su labio. ¿Qué era tan gracioso?
— Interesante... bien, Matthew, por ahora eso es todo. Te enviaré una dirección junto a unas instrucciones simples que debes seguir para que puedas encontrarte con el Amo Jung. ¿Estás de acuerdo?
«Sí, maldita sea, solo dame la dirección y acaba con mi tortura.»
— Claro. — respondió aparentemente afable.
— Perfecto. Gracias por tu atención, Matthew. Hasta pronto.
— Adiós...
Finalizó la llamada con una ceja enarcada. Bien. Eso había sido raro, no tan raro como otras cosas que le habían pasado, pero definitivamente entraba en su top 10. Bufó apagando la pantalla justo a tiempo para que se encendiera nuevamente con un mensaje entrante nuevo.
