No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor, ni un amigo que me comprenda; todo lo que pido es el cielo sobre mí y un camino a mis pies - Robert Louis Stevenson (Escritor británico)
Capítulo 2: El final del principio.
Miré al cielo estrellado. Clumsy también lo miró. Por desgracia, ni mi padre ni mi madre lo miraron. Clumsy, que ya sabía lo que iba a ocurrir, saltó por la ventana sin ni siquiera despedirse con un maullido. Yo no me moví. Ya había vivido esto demasiadas veces, tantas que ya no me afectaba. O eso creía yo.
La pelea siempre seguía el mismo esquema. Empezaba cuando padre llegaba a casa y veía que madre no había preparado la cena o que no le había preparado una copa de alcohol. Él se quejaba de que madre nunca hacía nada. Yo no estaba de acuerdo. Madre hacía más que él, ella limpiaba, cocinaba y conseguía alguna que otra moneda. Padre ,por el contrario, salía cada mañana diciendo que iba al trabajo, cuando la verdad era que se iba a apostar o a emborracharse en el primer bar que encontraba.
Luego, cuando había pasado esa fase, madre decidía atacar. Y cuando digo atacar me refiero a golpear a padre con la sartén -bueno, lo que quedaba de ella- mientras lloraba. Madre siempre acababa en el suelo ,de rodillas, con la sartén en la mano. Ella no era una mujer muy fuerte y siempre se debilitaba cuando lloraba. Esa fase siempre acababa igual ,padre le quitaba de una patada la sartén a madre, quién seguía en el suelo.
Y a continuación, la peor fase de todas y la última que conocía- a pesar de que hubiera otras dos-. La fase en la que padre golpeaba a madre hasta dejarla casi inconsciente,lo suficiente despierta para que viera como él iba a por mí. Al principio lloraba, cuando era pequeño. Luego me di cuenta de que yo estaba en mejores condiciones que él, asi que si él me pegaba, yo contraatacaba. Primero venía el golpe en las costillas, que solía esquivar casi siempre. Entonces yo daba un golpe en el cuello, que solía funcionar para alejarlo. Luego él me cogía y me levantaba para luego tirarme contra la pared. En el momento en el que volvía a por mi madre, yo aprovechaba para salir a la calle por unas horas.
Pero esa vez fue todo diferente. Lo noté cuando me di la vuelta. Esta vez padre no estaba solo. A su derecha se encontraba un hombre con barba rubia,de ojos saltones y mucho más alto que mi padre. A su izquierda se encontraba un hombre grande -más de ancho que de largo-, con un sombrero de copa y pelo largo y grasiento. Eso me asustó, si había algo que nos diferenciaba tanto a mí como a mi padre y al resto de la familia Cromwell de la gente era nuestra altura y estos hombres nos sobrepasaban bastante. Por no hablar de su aspecto y de su olor a pescado podrido.
Madre me miró asustada, ella debía de saber quienes eran ellos.Yo también me asusté, pero lo disimulé.
-Mujer,haznos la cena.-Ordenó padre después de acabarse la cerveza de un solo trago.
Miré a la ventana con nerviosismo .¿Habría alguna probabilidad de sobrevivir a la caída? Sí, seguro que la había. Pero tampoco estaba tan desesperado, total, todavía no sabía quienes eran esos hombres. Quizás estaba siendo demasiado dramático y eso no me gustaba.
Cómo había estado ocupado pensando en mi huída, no me di cuenta de la que se había armado en la sala. Mi madre gritaba de dolor en la silla y mi padre se intentaba deshacer del agarre de los otros dos hombres.
-Huye, chico, huye.-Murmuró el hombre del sombrero.
Puede que fuera el estar acostumbrado a este tipo de peleas entre mis padres, o que estaba confundido por el hecho de que ese hombre me había aconsejado o vete tú a saber, pero no me moví, ni siquiera me lo planteé hasta segundos después, cuando me di cuenta de que esta vez era diferente.
-¡Huye!-Me gritó y esta vez obedecí.
Salí atropelladamente de mi casa y bajé tropezándome con los escalones. No cojí nada. Me quedé enfrente del portal, esperando a que todo pasara y pudiera volver a entrar.
Pero no sabía lo mucho que iba a tener que esperar.
(foto de clumsy)