Londres, 10 de enero de 1952
Hace un mes creía que ahora mismo estaríamos tú y yo lejos de todo. Juntos. Que este año sería el nuestro. Pero todo ha salido mal, Ana.
No viniste. Estuve esperando más de cuatro horas y no apareciste.
Para colmo, mi familia descubrió que me había escapado y al volver, tuve un enfrentamiento con mi padre. Él me decía que me habías olvidado, que lo asumiera y siguiera con mi vida. Pero no le creí. Estaba furioso y le dije que ojalá se hubiera muerto él y no mi madre. Me cruzó la cara, Ana. Nunca antes me había pegado. Yo... no debí decir algo así, pero no me he disculpado. Tampoco él lo ha hecho.
Las vacaciones han sido un infierno. Estaba cabreado con el mundo y contigo. Incluso había pensado no volver a escribirte, hasta que comprendí algo: estas cartas las está leyendo alguien más, no cabe duda. ¿Cómo si no iba a saber mi padre que quería verte el día de Nochebuena? Aun así, he decidido seguir escribiéndolas... con la esperanza de que algún día, quizás una de ellas, aunque sea una, llegue a tus manos.
Por suerte, Londres tiene la energía que me falta. A veces creo que la ciudad no se acaba nunca. Mateo ha conseguido un pequeño trabajo como recadero en el Ambassadors Theatre, donde están preparando una obra de teatro de... ¡Agatha Christie! Cuando ha terminado de hacer los recados, voy a verle. Nos subimos al gallinero y nos tragamos los ensayos. Es de las pocas veces que me olvido de todo. De lo que odio a mi padre, de lo solo que estoy aquí... Pero no de ti Ana. No te me vas de la mente.
Te quiero.Alberto.
PD: Feliz 1952
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Las Cartas de Alberto
RomansaLas cartas que Alberto le escribía a Ana desde Londres,donde le contaba cuanto la quería y cuanto las exabaña, las que ella no leyó hasta después de reencontrarse con el. Las hermosas palabras que todas querríamos que nos dediquen... Los personajes...