el puente de piedra

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Si bien la noches son tranquilas y frías. En esta en especial era aún más sin ningún transeúnte caminando por la será así como ni auto pasando por ahí más que una sombra que se acerca, paso por paso hacia la luz de un faro dejando ver un chico de compostura robusta con grandes hombros y cuerpo visiblemente desnivelado este mismo llevaría un gran suéter negro con unos jeans celestes muy deslavados así como muy ajustados con una gran abertura a la altura de la rodilla, sus zapatos eran simples parecían ser como los modelos simples de convers blancos o bien lo eran ya que estaban muy sucios haciéndolos ver más un color entre amarillento y hueso.

El chico seguiría caminando pasando por casas coloridas, una mujer con un puesto de tacos callejero, un hombre vendiendo algo de pan a un muy barato precio, llegando hasta una esquina donde se detuvo para dar paso a una gran camioneta blanca que pasaba acelerado.

- He atza no es muy tarde para que estés fuera de tu casa, debe de haber alguien esperándote- era un gran hombre viejo y gordo que salía de la casa que se encontraba en la esquina de lado derecho del chico, el anciano el cual estaba mostrando el pecho al mundo sin playera, camisa, o camiseta que lo cubriera.

Este tomaría asiento en una mecedora de madera que se encontraba en la acera de su hogar.

- No creo que haiga alguien que me espere en casa, solo salí a dar un paseo, ya voy de regreso-respondería el chico observando al obeso hombre que seguiría meciéndose.

- Que mal chico ya llegara alguien que no dudara en esperar para estar contigo, linda noche ¿no?

- Sí que la es aunque un poco tranquila-observando las estrellas levantaría la mano izquierda con la palma de la mano abierta despidiéndose del hombre

El cual le devolvería la despedida con una expresión de intriga.

- Quien era ese sujeto George -la voz de una mujer saldría de la casa del anciano seguido de ello de la puerta saldría una pequeña anciana con un bastón para tomar asiento en un bloque de concreto que se encontraría aun lado de la mecedora del anciano.

- Es un simple drogadicto Lorain no le tomes importancia, es un chico que el mundo lo ha tratado mal escuche que hace 'poco causo la muerte de su novia y hay rumores que el de su abuela también.

Atza cruzaría la calle donde se detuvo y escucho murmurar esas cosas a los ancianos mientras él pensaba.

Yo no lo hice no la mate a ella ni mucho menos a la abuela yo amaba a las dos. Metiendo sus dos manos en los bolsillos de enfrente de su suéter y viendo como poco a poco en el aire se podía ver una pequeña flor naranja, no estaba seguro de que fueses una flor, alzaría la vista viendo como a lo alto se desprendía una de ellas, viendo bajar en el viento poco a poco hasta llegar al suelo donde se dio cuenta de que el suelo estaba repleto de esas flores.

Las que estaban en medio de la calle parecían estar marchitas y aplastadas por los autos que ahí pasaban mientras tanto las que abundaban en las orillas y arriba de la acera parecían vivas con su color anaranjado tan vivo como una fruta recién cortada de su árbol si bien el chico comenzaría a caminar, pronto se detendría de nuevo para ver algo que en si no encajaba entre todos aquellos pedazos de flores, era una pequeña flor que resaltaba de entre todas, tenía un tallo verde y parecía tener más de 400 pétalos eran tantos que tomaban una forma esférica.

El chico se inclinaría y tomaría la pequeña flor, poniéndose de pie y observándola muy detenidamente, acercándola a su rostro para poder sentir su aroma el cual era muy suave pero fuerte al mismo tiempo era un olor diferente podía sentirse la humedad del ambiente en el que había crecido esta pequeña planta, seguido la llevaría a uno de sus bolsillos.

Este retomaría el paso dando se cuenta que se encontraba en un puente, pero no en cualquier puente si no uno que atza conocía muy bien.

Era un puente grande de roca el cual se veía muy viejo lleno de musgo y parecía comenzar a caerse pedazos, al colocar la mano sobre la roca se podía sentir fría y desolada era una sensación de un frio muy diferente parecido al de las persona que habían dejado de vivir en este mundo terrenal. Por este pasaban autos los cuales parecían pasar de una manera muy rápida.

El puente no era tan largo pero si muy profundo, en el cual corría desechos del drenaje, la abuela contaba que antes este era un rio e aguas azuladas y claras, pero el hombre había acabado con este hermoso lugar llenándolo de basura pero había algo que si abundaba ahí a pesar de la contaminación y el olor a putrefacción, era la naturaleza la cual no parecía ser afectada ya que abundaban árboles que iban del fondo del puente hasta la parte más alta de este donde se enredaban las ramas de los diferente árboles que se encontraban ahí.

Había llegado hasta la mitad del puente donde se encontraban muchas ramas enredadas los barandales de piedra estaban llenas de maleza y musgo, el chico saco una de sus manos comenzaría toca el barandal de piedra el cual estaba helado. Atza se asomaría para poder ver el fondo lleno de basura del puente.

- Si bien antes eras hermoso mira en lo que te has convertido en un mal oliente arrollo, cuántas vidas he visto exigirse en este lugar...   

MictlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora