Los gatos del costal

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Al quedarme pensando pude recordar que hace mucho tiempo cuando mi abuela vivía y mis padres me dejaron con ella para cuidarla aunque después me daría cuenta que en realidad me abandonaron .Ella acostumbraba a tener una gata color gris con rayas negras la cual podía entrar y salir de la casa pero había veces que regresaba preñada de algún gato callejero .Mi abuela esperaba hasta que la gata diera a luz sus crías cuando eso pasaba ella me mandaba a comprar un costal de plástico como los de azúcar, caminaba hasta pasar por el puente corriendo doblando ala derecha donde se encontraba una tienda de abarrotes donde atendía una linda viejecita con lentes y caireles cafés la cual cada que llegaba por alguna razón en especial me regalaba un pequeño chocolate en forma de conejo envuelto un papel dorado . Recuerdo que cuando iba por un costal siempre me decía lo mismo " atza, no deberías ver lo que hace tu abuela con esas pobre almas "después de eso ella me regalaba el costal con dos pequeños conejos de chocolate creo que porque ella sabía lo que pasaría con esos indefensos animales.

Al llegar a casa de mi abuela ella tomaba la gata y con un hilo echo de plástico la amarraba del cuello a un gran árbol para que esta no nos siguiera, después de eso tomaba cada uno de las crías del cuello aventándoles al costal de azúcar .seguido de eso ella me tomaba de la muñeca muy violentamente y me llevaba hacia el puente donde tomaba un gran piedra y la dejaba caer sobre el costal tan solo podía ver como el color blanco de el costal se consumía por una especie de color rojizo intenso después abría el costal y uno por uno dejaba caer a los pequeños gatos muchas de las veces sus cuerpos ya no tenían movimiento alguno al caer pero si después de caer se escuchaba un llanto o un maullido, mi abuela tomaba una roca y la dejaba caer por encima de la pequeña criatura destrozándole el cuerpo o la cabeza, podía ver como el agua azulada del puente se teñía del rojo intenso  de la sangre así cesaban los maullidos y sin decir ninguna palabra me llevaba de regreso a la casa .Es un momento muy traumático ya que puedo escuchar maullidos a pesar de que hoy en día ya no tengo gatos pero bueno que podía pensar o hacer un pequeño niño de tan solo 5 años. 

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