Deep |BTS| 2

Capítulo 42

—¿Abha?

—¿Dónde estuviste estos días? — le pregunte en voz baja. —Realmente me preocupe mucho...

Sentí como este paso su mano por mi espalda, subiendo hasta llegar a mi cabeza y acariciarme suavemente.

—Perdón por hacerte preocuparte.

—Tonto...— susurre.

—Realmente lo siento...

Decidí quedarme a su lado todo ese día para cuidarlo, hasta que su fiebre bajara, fui en compañía de Telxínoe y Vayáde a hacer algunas compras, medicinas y comida sana para Yoon Gi, para que tomara fuerzas y se recupere mejor. Esa noche, las chicas estaban por quedarse, pero no había donde pudieran dormir, así que les di las llaves de mi departamento y las mande a casa, me quede sentada al lado de la cama de Yoon Gi, hasta que sentí unas caricias en mi rostro, abrí los ojos y lo vi a él, sentado enfrente de mí.

—¿Te levantaste? — pregunte mientras abría los ojos por completo.

—Buenas noches...— susurro.

—Son las...— busque mi móvil y mire la hora. —Las cuatro de la mañana, vaya. — reí. — ¿Cómo te sientes?

—Un poco mejor.

—La medicina esta haciendo efecto.

—Creo que si...

—¿Tienes hambre? ¿Sed? Puedo ir a traerte algo desde la cocina.

—Me gustaría decirte algo...

—¿Qué cosa?

—Algo que he estado postergando desde hace un tiempo...

—¿Qué cosa?

—Hay algo que me gustaría comprender

—Dime.

—No comprendo por que cada vez que cierro los ojos, tu imagen aparece ante mi...

—¿Ah?

—No he podido quitarte de mi mente aun, creo que me...— lo interrumpí.

—Alto...

La verdad yo también me sentía así, pero trataba de convencerme a mi misma de que solo estaba confundida por ese momento, y que debía de poner en orden mis ideas, y quería decírselo también a Yoon Gi, pero no sabia de que forma u otra decírselo.

—No...— susurre.

—Abha...

—Se lo que vas a decir.

—¿Segura?

—Creo...

—Me he enamorado de ti...— susurro él, mientras se acercaba a mi y tomaba mi rostro, delicadamente.

—No lo creo...— lo aleje de mi. —Como un vampiro como tu se va a enamorar de una humana, no lo creo...

—¿Vampiro? — me pregunto él. —Ya no...— susurro.

—¿Cómo?

—¿Por qué crees que me he enfermado.

—¿Ya...ya no eres un vampiro?