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Me había puesto toda colorada, ¡No lo puedo creer! ¿Para qué la traje? pude oír como ambos hablaban y reían en la sala, y yo aquí como estúpida, pensando que Noah vendría a abrazarme. Mojé mi rostro, y luego apreté mis puños, haciendo un pequeño puchero. Solté un suspiro, ya no tengo ganas de hacer galletas, no tengo ganas de hacer nada más que acostarme y dormir. ¡Que se vaya! Supliqué en mi interior, cuando fui a la sala mi corazón se partió en miles de pedazos. Ambos se estaban mirando a los ojos con un cierto brillo, me puse mal, muy mal, ese brillo nunca lo había tenido conmigo. Sean felices, cásense y tengan muchos hijos. Me dije a mí misma, yendo hacia la habitación, azotando la puerta; en éste momento no puedo explicar lo enferma que me siento, asqueada, horriblemente. Hoy dormirás con el perro Noah Schnapp, por hacerme sentir tan mal.

Me envolví en mis sabanas y sollocé, nunca en mi vida había sentido tanto dolor en mi pecho de esa forma, nunca había tenido tantos celos. Sé que parece exagerado, pero imagínate, al ver a alguien que tú aprendiste a amar con otra persona, viéndose tan fijamente, con un brillo que nunca antes tuvo contigo. ¿Qué sientes?¿Dolor no? Es como ver a tu madre con otro niño, que no es tu hermano. Suspiré pesadamente, y oí como alguien abría la puerta. — ¿Millie? — Preguntó aquella voz ronca que me hacía sentir tan mal. — ¿Qué quieres? — Mi voz quebrada me delataba.. — Heey... ¿Qué te pasa princesa? — Quizo tocarme, pero yo le aparte la mano. — ¡No me toques con tus manos sucias, la tocaste a ella, la quieres a ella, todo ella! — Pataleé como niña pequeña y sollocé luego de eso.

Él abrió sus ojos sorprendido, y luego se levantó para cerrar la puerta. — Ella se fue hace rato Millie, tú llevas encaprichada como más de una hora. — Se acercó a mí, y siento un peso encima que me destapa todo el cuerpo. Veo como Noah sonríe malicioso, me abrazó a mí misma, pero él me da vuelta con cuidado, pero rápidamente, y no me da tiempo a articular palabra, se frota contra mí culo, ah, maldito sea, que bien se siente tenerlo tan cerca. Arqueo mi espalda, y él toma mi cuello, deslizándome hacia atrás, arqueando aún más mi espalda, hasta mirarnos. — ¿Obedecerás a daddy ésta noche? — Preguntó él y yo abrí los ojos. — Noah... — Suspiré ante su contacto, y todo mi cuerpo se estremeció bajo él de Noah.

[ . . . ]

| H a y s m u t |

— Joder.. daddy. —
No podía parar de gemir, el pene de Noah se sentía demasiado bien, y más sus embestidas, como me manejaba, santo Dios, estaba tocando el cielo de una manera inexplicable.

Mordí mis labios y gemí mas alto, mi cuerpo estaba todo sudado, no veía nada, ya que mi vista estaba nublada de placer. — ¡Oh santo dios Noah Schnapp! — Me dió una nalgada fuerte.

— ¿Qué te he dicho al respecto, baby girl? — Asentí, sabía que tenía que llamarlo "daddy". Mordí más fuerte mis labios, el picor de la nalgada y el placer se juntaban, logrando una sensación única.

Es culpable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora