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Al día siguiente desperté, estaba abrazada a Noah, noté que estaba muy cerca de mi rostro, mordí mi labio inferior y deslicé mis manos hacia sus mejillas, acariciándolo y viendo cada facción de su hermoso rostro, sus labios hinchados, sus pestañas, y más esa nariz respingona... Dios mío, que lindo que es... me acerqué lentamente, haciendo que nuestros labios se rozasen, pero me separé rápidamente, y me apoyé en su pecho, sabía que lo que hacía estaba mal. De repente siento como él comienza a acariciar mi cintura, y sus manos se deslizan a mi trasero, abro los ojos como platos, pero era muy tarde para reaccionar, me había apegado lo suficiente a su torso, haciendo que nuestras respiraciones se mezclasen, miró mis ojos y yo los suyos, quería besarlo, tenía ese deseo de hacerlo, pero tocaron el timbre. ¡CARAJO, AYER TENÍA UNA CITA CON JACOB! Y yo aquí, a punto de besarme con un criminal, acostados en la cama, ¿Qué le diré? Me separé de Noah, yendo a ver por el agujero que había en mi puerta, si, era Jacob, noté como alguien me abrazaba por la espalda, oh santo Dios Noah, aunque sea dame un respiro.

— ¿J-Jacob? ¡Ven más tarde! — Grité tratando de ignorar cómo Noah se apegaba más y más a mí. — Volvamos a la cama, bebé. — Dijo Noah en mi oído, me sonrojé al instante, si seguía excitándome así podría jurar que me desplomaría en sus pies ahora mismo, si no estuviera Jacob.

Oh, hablando de Jacob por suerte no había oído nada y respondió un "Okey" yéndose nuevamente hacia su carro. Separé a Noah de mí y lo regañé. — ¿Es tu novio? — Frunció el ceño, y yo reí exageradamente. — DIOS, ¡¿Esa cosa?! Mi novio? HAHAHAH, NOaH, tE PASAS. — Él me miró con cara seria.

Comenzaron a pasar las semanas, los meses y Noah seguía en mi casa.

Hoy era el día en el que elegiríamos los pasajes de avión, así que Noah y yo estábamos platicando sentados en la mesa sobre los papeles de vuelo hacia Madrid, decidimos que ambos íbamos a vivir juntos, porque éstas semanas y estos meses de vivir juntos... nos hicimos muy apegados, puedo llegar a decir que dormimos juntos todos los días, pero obviamente sin que pase algo... ¿Extraño?

Suspiré, viendo los hermosos ojos verdes de Noah, atentamente. Él notó mi mirada y rió ante eso. — ¿Qué pasa princesa? Te excitas tanto por éste bebé? — Mordió su labio para provocarme y me sonrojé. — No idiota. — Volteé los ojos. — Oh, que triste, yo a estos ojos los tengo solo para ti.. — Entrelazó nuestros dedos sonriente.

Es culpable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora