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Me desperté y sentí un peso encima, Noah estaba recostado de mi pecho. Suspiré y un leve sonrojo se hacía presente en mis blancas mejillas al recordar lo qué pasó a noche. Por fin, por fin era suya y él mío, me siento tan feliz por lo que hemos hecho, aún podía sentir su cuerpo chocar contra el mío de manera fuerte; mordí mis labios soltando un leve jadeo, ¿Qué?¿Por qué hice eso? Algo sentía, abrí mis piernas y un intenso dolor se apareció en esa zona. ¡Santo dios! ¿Tanto follamos a la madrugada? Pobres vecinos, ahora ¿Cómo haré para verlos a los ojos? Bueno, después de todo fue una noche maravillosa. Moví a Noah de mi pecho, y poco tiempo después, me levanté, caminando con dificultad.

Al llegar a la cocina bostecé, mi cuerpo estaba desnudo. Por  ahí vi una playera de Noah, la cual tomé y me puse con cuidado, me quedaba grande. — Mmmh... bien. — Volví a pensar en la noche pasada, ¿Noah lo habrá hecho solo porque se le pasó por la cabeza?¿O porque me quería? Pensamientos así inundaron mi cabeza, me puse mal ante aquello, pero suspiré e intenté pensar que lo hacía porque me amaba. Tantos meses juntos, y ahora se va a acostar con Sadie? No por favor, me da asco con solo imaginarlo y las ganas de vomitar no me faltan. Mire hacia un reloj, eran las 2:31 pm. Se me encogió el corazón y la sangre se me enfrió por completo. ¡Hoy tenía trabajo! Es lunes maldita sea! Bueno... que falte un día no pasará nada malo no?... solo diré que se me partía la cabeza y ya, simple.

Tengo más tiempo para pasar con Noah. Pero un día de trabajo perdido. Agh, tantos pensamientos se me venían a la cabeza, le dejé una nota pegada en la nevera a mi daddy, diciéndole que me fui a ver algo sobre los pasajes de avión.

[ . . . ]

Al volver a mi casa, las luces estaban apagadas, me dió curiosidad, me acerqué, suspiré con nerviosismo. Abrí una de las puertas, la ducha se oía, entré al baño y él estaba bañándose. Sonreí como estúpida, me quité mi blusa, mi pantalón, mis bragas y sostén. Moví un poco las cortinas, y sí ahí estaba Noah. Reí con ternura, sus ojos verdes se dirigieron hacia mí y una sonrisa tonta se apareció en el rostro de él. Me metí y lo abracé por detrás, pasando mis brazos por debajo de los del castaño que tanto me encanta, apoyando mis manos sobre el pecho de él, haciéndole leves caricias. Besé su nuca haciendo puntitas, luego, me apoyé sobre su ancha espada, sin dejar de abrazarlo. — Noah, mientras estaba fuera, ví por mi celular lo de los pasajes, yo ya los compré. — él me acarició las manos y se dio vuelta, levantando mi mentón. — Eso es bueno. — Besó mi frente, acariciando mi mejilla y luego salió del baño, suspiré un poco, quedándome parada ahí, sabía que algo le estaba pasando, ese no es mi Noah.

Es culpable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora