Una semana después, Noah estaba distinto, estaba malo, agresivo, me trataba súper mal, y me sentía terrible, mi corazón se encogía cada vez más, era obvio, algo le sucedía. Y hoy sería el día de preguntarle, aunque.. a decir verdad, le tenia terror. Suspire hondo y espere a la hora que él volvía, sentándome en el sofá, acomodando mi falda, mi cara era de muy pocos amigos.
Al oír la puerta cerrarse de un portazo, fruncí el ceño;
Iba a ser fuerte.
Suspire hondo mientras le hablaba con calma. — Noah, ¿podrías sentarte conmigo unos minutos para hablar? Por favor. Le dije, mientras él se acercaba y se sentaba enfrente mío, con mala cara, tenía los ojos altones, miraba hacia todos lados, ¿pero que cojones? Me acerqué a él y noté sus ojos hinchados y rojos, aparte de altones. — ¡Dime a dónde mieeerda has estado yendo! ¡Y qué tomaste! ¡Me dirás ya, o llamo a la policía Noah! — Me agarró las muñecas y chillé, temblando, pero al ver que no me hacía nada, me separé y volví a regañarlo. — Se que no me harías nada.. así que continúo.. NOAH QUE MIERDA TE HAS ESTADO FUMANDO, ¿TE DROGAS ACASO IDIOTA? QUE HE HECHO MAL PARA QUE TÚ ME HAGAS ESTO, TE DI AMOR, TE DI COMPRENSIÓN, TE DI TODO LO QUE TENÍA Y TÚ ¿ME PAGAS ASÍ? NO QUERIDO, TE IRÁS A UN CENTRO DE REHABILITACIÓN SI SIGUES ASÍ, ME DEJARÁS CURARTE SIN QUE TE QUEJES, ¿HAS ENTENDIDO? — Noah la miraba y la miraba, sus ojos revoloteaban por la habitación, como si hubiesen fantasmas. Para que reaccione, le di una fuerte bofetada. — HAS OÍDO CABRÓN?! — Le gritó mientras suspiraba un poco, ahora entendía todo, absolutamente todo. Noah había estado metiéndose cocaína, juro que cuando esté consciente le haré ver las estrellas. No lo dejaré salir de casa, ni porque me pagarán, ahora sería una mamá sustituta.