'I remember music'

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Le tendí el sobre con el dinero, haciendo que derrapara por la mesa de madera hasta llegar junto a su taza de leche. Él alzó la vista sorprendido, aún con la boca abierta y la galleta mojada en la mano, la cual tras un par de segundos sin nadie que la devorara, se partió por la mitad y derrumbó sobre la taza, salpicando un poco la cara del rubio.

- ¿Ya? –se limpió la boca con la manga de su sudadera y dejó ahí su desayuno, levantándose hacia donde yo me encontraba con el sobre en la mano. Echó un vistazo dentro y me miró aún más atónito si podía ser. – ¡Hay incluso más!

- Ya te dije que sería fácil.

- ¡¿Pe-pe-pero cómo?! –reí y pasé de largo, yendo hacia el cual anteriormente era su sitio y comenzando a tomarme el cual anteriormente era su desayuno. Quizás hasta sería algo bueno el tener que compartir el piso. – Literalmente fue anoche cuando vinimos.

- Y fue anoche cuando después de que te durmieras agarrado a la botella, decidí ir a un prostíbulo.

- ¡¿TE PROSTITUÍSTE PARA CONSEGUIR EL DINERO?!

- ¿Qué? –fruncí el ceño extrañado y negué al tiempo que hundía los dedos en la leche para atrapar el trozo de galleta que se había hundido. – Claro que no, que pereza... –el maldito trozo de galleta se resistía, así que decidí abandonarlo a su suerte y mojar otra completamente seca. – Le robé la cartera a un cliente borracho. Es lo que siempre hago cuando necesito dinero.

- ¿Robas?

- A hombres. En prostíbulos. Lo considero un pago por el roce de mi mano en sus bolsillos. –Me metí la galleta en la boca y la saboreé hasta que ya no quedaba nada sólido dentro de ella. Estaba deliciosa. Hacía mucho tiempo que no desayunaba algo que pudiera considerarse desayuno, y realmente lo estaba apreciando. – Que se jodan.

- ...

- ¿Vas a quedarte ahí pasmado o le vas a llevar el dinero a tus padres? –pregunté al tiempo que agarraba otra galleta. Él, tras pestañear repetidas veces, asintió y cerró el sobre.

- Claro, claro. Tienes razón. Ahora vuelvo.

Y con un par de galletas en la mano, abandonó la habitación, dejándome solo desayunando. Sonreí y mastiqué la galleta que llevaba un par de segundos mojando. Deliciosa, igual que todas las demás. Mientras comía, eché un vistazo a mi alrededor.

Aún no había observado el pido detenidamente. Entre el tema del dinero y que era de noche, apenas me había percatado de muchos detalles que ahora con la luz de la mañana destacaban más que nunca. Por ejemplo, la mayoría de los postes de madera estaban roídos y arañados, como si un gato hubiera estado rondando por la zona. Las tres sillas que rodeaban la mesa grande no tenían ningún parecido y había una pata de esta estaba decorada con rotulador, formando líneas amarillas que variaban de grosor y longitud. También había un cenicero en el estante de la entrada que usaba para dejar las llaves y un perchero en el que colgaba gorros y gorras en vez de abrigos.

¿Cuánto tiempo permanecería viviendo ahí? No lo sabía. Y realmente, no quería saberlo. Probablemente no sería mucho. Las cosas siempre se estropeaban y terminaba cambiando de lugar, y por desgracia, este me había gustado demasiado. Jamás había pagado por estar en un sitio, así que simplemente ese hecho decía bastante.

Me terminé el vaso de leche, e imitando al rubio, me limpié con la manga y dejé la taza en el fregadero. Guardé las pocas galletas que me quedaban y fui directo a la cama. No estaba hecha y varios rayos de solo que entraban por el ventanal la iluminaban. Era la cama más agradable que había probado nunca. Me recosté en ella y cerré los ojos.

Beautiful wings ░Ziga░Donde viven las historias. Descúbrelo ahora