'If she doesn't eat with me, then she doesn't eat at all!'

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[Suga]

Dudaba muy seriamente de que el rubio consiguiera sacarse su último año de clases. Estaba todo el día en la calle bebiendo, o en casa bebiendo. En general siempre estaba bebiendo y haciendo lo que se le antojaba. Básicamente como yo, pero él tenía obligaciones como ciudadano de su país, y yo... yo podía encogerme y vivir una semana entera comiendo un regaliz.

- ¿Estás mojando las galletas en whiskie? –me preguntó nada más entrar en el salón. Era obvio que acababa de despertarse. Tenía todo el pelo alborotado y el piercing que recientemente se había hecho en el labio, torcido. La imagen se me asemejó enormemente a la de un gato despeinado. – Tío, eso no se hace.

- ¡Eh! –casi le bufo cuando de un mordisco se llevó la galleta de mi mano antes de que pudiera llevármela a la boca y luego me quitó la taza llena de alcohol de la mesa. Me giré para recuperarla, pero ya era demasiado tarde, pues el desgraciado se encontraba vertiéndola en el fregadero. – ¡Se puede saber qué cojon-

- El desayuno es sagrado, amigo.

Y con esas cinco palabras se dio por satisfecho con su explicación. Fui a quejarme de nuevo. Incluso estaba preparado para pegarle. Si mi humor ya de por sí era irascible, por las mañanas empeoraba en extremos, y estaba a punto de demostrárselo antes de detenerme al ver lo que se dispuso a hacer.

Primero sacó del armario una bolsa llena de magdalenas con chocolate. Luego me acercó las galletas que antes me encontraba mojando en alcohol, solo que obviamente secas. Cogió dos tazas y comenzó a prepararme un café y a él su mítica leche con colacao. A los diez minutos la mesa había dado un cambio irreconocible, convirtiéndose en una digna de un desayuno familiar idílico.

- ¿Puedo? –pregunté en un hilo de voz. No sé por qué lo hice, debería haber tomado lo que quisiera y punto, pero me sentía abrumado.

- Debes –respondió mientras untaba una tostada con mermelada de melocotón. Antes de poderme decidir por algo, cogió esa misma tostada y me la puso en la boca. Le miré desconcertado y él sonrió, insistiendo en que la tomara hasta que finalmente lo hice y comencé a comerla. Estaba deliciosa. – El desayuno es sagrado. Deberías saberlo.

- Ahora que lo pienso, nunca tomas alcohol en el desayuno.

- Porque es sagrado. Te lo he dicho.

- Las galletas con whiskie estaban ricas –refuté con niñería. En verdad me molestaba que tuviera tanta razón y que todo estuviera tan rico. Incluso el café parecía mejor que de normal. Las galletas con whiskie no le llegaban ni al chicle de la suelta del zapato de todos estos manjares. Y él lo sabía. Por eso me miró alzando una ceja con una sonrisa de prepotencia. – Vale, lo reconozco. Tú ganas.

- Los desayunos son sagrados –declaró orgulloso antes de darle un sonoro mordisco a la segunda tostada que acababa de preparar.

- ¿Puedes dejar de repetir esa frase?

- Es mi lema.

- ¿Tu lema no era 'el alcohol lo cura todo'?

- Ese es mi segundo lema –rodé los ojos. Ya ni me sorprendían este tipo de respuestas. – Mi tercer lema será me gusta tu nombre porque yo te lo puse.

- Como repitas ese tercer lema en alto te vas a comer la taza –le miré de una forma que dejaba en claro lo literal que era esa frase, y lo captó al momento. – Aún me molesta que no se te ocurriera nada mejor. Ni siquiera sé de dónde viene.

- Viene de que estaba comiendo chocolate y me cuesta pronunciar cosas con la boca llena.

- Prefiero que no entres en detalles.

Beautiful wings ░Ziga░Donde viven las historias. Descúbrelo ahora