Beautiful wings ░Ziga░

'You may have noticed that I'm not all there myself.'

[Suga]

La primera vez que iba a salir de fiesta. En mis cientos de años en la tierra jamás había entrado a un local acompañado de gente a la que no pretendía robar o aprovecharme en algún sentido. Iba a disfrutar, tan solo a disfrutar e intentar pasármelo bien, o al menos ese me había dicho Jiho que era el objetivo de la noche. La costumbre me daba a pensar que lo mejor que sacaría de esas horas sería el alcohol, pero no podía negar que una pequeña pizca de emoción como nunca antes había sentido, brotaba en mi interior.

- La gente no para de mirarte –me susurró Jiho inclinándose sobre mi oído. Yo zarandeé el hombro incómodo e intenté aparentar que le daba menos importancia de la que realmente tenía.

- Eso es porque tengo el pelo verde y voy maquillado.

- Más bien es porque esa combinación, entre más cosas, te queda de maravilla. Te ves genial esta noche. –me echó un vistazo de arriba abajo y yo le di una patada como respuesta, lo cual le recordó de nuevo sus modales. Tosió y se incorporó ligeramente antes de echar a andar de nuevo a mi lado. – En serio, vas muy sexy. Y jamás hubiera pensado que eso es lo que le diría a un hada de saber que algún día iba a conocer a una.

- Gracias. Ahora cállate. –me miró extrañado y yo aparté la vista de nuevo, intentando evitar su mirada, y para mi desgracia ese fue el detalle que le hizo percatarse de las enrojecidas mejillas que yo trataba de esconder. Esbozó una pequeña sonrisa de satisfacción y me señaló. – No digas nada o te corto la lengua.

- Eres adorable.

Se limitó a esas dos palabras y pegarse brevemente a mi cuerpo para poder revolverme el pelo entre risas. Me quejé por inercia, pero a decir verdad, cada vez me molestaba menos el contacto físico. Había cogido tanta confianza con mi compañero que estaba empezando a sentirme incluso cómodo a su lado. Y en cierta parte me asustaba por el simple hecho de que no había planeado nada de aquello.

Lo que yo tenía en mente era haber abandonado el piso hacía un mes como mínimo. Se suponía que el plan era marcharme y buscar otro sitio. Ese era el maldito plan que me estaba pasando por donde me daba la gana cada vez que volvía a dormir en la cama del rubio. Y lo peor es que no sentía que quisiera dar el paso. Quizás todavía no era el momento.

Y aunque no hubiera llegado el momento de marcharme, sí lo había hecho otro tipo de momentos, como el de salir de fiesta y rodearme de humanos borrachos por voluntad propia, empezando por Taehyung, quien ya iba bebido cuando nos recogió con Hoseok en el coche de este último. Llevaban varias botellas de alcohol dentro entre las cuales no tuvimos pudor de empezar a servirnos por nuestra cuenta. Jimin y todos los restantes ya nos esperaban en el local, por lo que no tuvimos que hacer ninguna parada más hasta que llegamos a nuestro destino.

Un destino con un guardia de más de dos metros que parecía que iba a partirse por la mitad y otro de la misma altura pero el triple de ancho. Además había una cola que giraba la esquina y gente demasiado arreglada en comparación nuestra. De todo nuestro grupo, yo y Taehyung éramos los que más podíamos encajar en el ambiente. Hoseok y Jiho fueron a hablar con uno de los guardias y a los tres segundos ya estaban abriéndonos el paso entre toda la gente que nos miraba celosa de reojo.

- ¿Son tus amigos? –le pregunté curioso a Jiho, acercándome a su oído. Él soltó una carcajada y negó. – ¿Has pagado para que nos cuelen entonces? –volvió a negar.

- Ha sido por Namjoon. Tenemos zona reservada para nosotros. Él y su novio sí que tienen contactos.

Y no dudé ni un segundo de ello cuando llegamos a la zona y me topé con un chico extremadamente atractivo cubierto con un abrigo de pelo rosa. Supuse que era el novio de Namjoon por como estaba sentado en su regazo mientras compartían bebida. Inmediatamente se puso en pie para presentarse y después fuimos a saludar a todos los demás. Como sospechaba, la mayoría ya estaban igual o más borrachos que nosotros mismos, por lo que no tuve reparo en apropiarme de una botella e inclinarme sobre la barandilla para disfrutar del ruidoso panorama mientras seguía emborrachándome.