Paradox. Miraculous Lordbug (Editando)

Expandiendo el equipo.

—Cómo haremos esto?—preguntó Marín con visible impaciencia.

VeeDee comenzó a toquetear absorta su tableta.
—No puede ser cualquier persona... No puede ser alguien cuya ausencia afecte a la línea temporal. Lo cual elimina a muchos de mis candidatos.

—Tiene que ser gente en la que podamos confiar—señaló Adrianna.- Personas que estén dispuestas a arriesgarse por el bien mayor, básicamente héroes!

—Si nos cuentas a nosotros, hoy en día están muy escasos... —cortó Marín.

Adrianna comenzó a meditar.
—... Y si la gente que necesitamos no es de hoy en día?

Marín y V.D dirigieron su atención a la rubia.
—Antes había más héroes...El maestro Fu... Mamá...

V.D pareció de nuevo explotar en nerviosismo.

—N- no creo que esa sea la mejor idea! Es decir... No estás tomando en cuenta que si la traemos y-y algo le sucede... Pues... P-puede que tú no nazcas. 

 A pesar de la frenética reacción de V.D, Marín reconoció que tenía sentido su advertencia. Lo mismo pasaba con el maestro Fu, probablemente fue un héroe cuando era joven y si le sucedía algo en su juventud, no viviría para entregarles los Miraculous a los chicos.

—Entonces, si no podemos recurrir a héroes antiguos... Tendremos que crear héroes nuevos!— sentenció Adrianna.

—Tengo un mal presentimiento...— suspiró Marín con escepticismo.

—Cuando los tengamos, nos reuniremos en el consultorio y partiremos.— Concluyó VeeDee.

—No creo que ésto funcione, les estamos pidiendo a personas normales que arriesguen sus vidas... Y aún si aceptan, será bajo su propio riesgo.— dice Marín con seriedad.

—Si, lo sé... Así es como funciona— concluyó Adrianna.

Referensususu

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16 de junio del 2020. Nueva York, Estados Unidos de Norte América.

Es un día lluvioso en la ciudad que no duerme, en un café al aire libre se sienta una mujer joven de hermoso cabello escarlata y ojos turquesas, una combinación visual que derrite a todos los hombres presentes, ella no nota el efecto que causa, bebe a sorbos su café mientras bosqueja con un estilógrafo en un pequeño cuaderno. Da un par de sorbos más y se detiene a contemplar su trabajo. En el cuadro se ve solamente una vista excepcionalmente bien detallada de la torre Eiffel, Natalia añora volver a su ciudad y en unos escasos meses por fin podrá hacerlo.

—Wow! Cuando leía sobre tu talento para bosquejar pensaba que eran exageraciones, pero debo decir que hacer semejante imagen en dos minutos de verdad me impresiona!—Dice animosamente una ruidosa voz a su espalda. La pelirroja salta con un ligero tono rojizo en las mejillas, derramando el café. 

—Vaya! Lo siento, que torpe eres...— bromea V.D guiñándole un ojo mientras manosea un emblema plateado, el café inexplicablemente rebobina su caída y vuelve a quedar perfectamente bien envasado. Natalia no sabe bien cómo reaccionar, no sabe si dar las gracias o sufrir un infarto por lo que acaba de presenciar.

—Señorita tomate. Cuanto tiempo sin verla...— interrumpe una voz masculina detrás de ambas chicas.

Tomate. Van más de 3 años que no escucha ese apodo, la voz gruesa y Segura le resulta conocida. No puede creer que sea él.

—Tu... Eres tú? De verdad estás aquí?— Natalia se lleva las manos a la boca y comienza a llorar de emoción.

Marín avanza hacia la mesa y muestra sus inconfundibles ojos celestes, los cuáles conectaron instantáneamente con los ojos turquesa de Natalia. De verdad estaba parado ahí frente a ella. Su modelo e inspiración.