XIV

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Hola! Normalmente no pongo notas al inicio, pero es para agradecer a todos lo que continuan leyendo esta historia, gracias!

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Hacía más de dos horas que habían dejando el gremio, Haru estaba fuertemente afereado a la mano de su madre y ningúno de ellos dijo palabra, se dejaron guiar por el sol, y anduvieron hasta que un delicioso olor a mar les acarició la nariz.

Lucy que era la que se encontraba atrás en el grupo, giro su cuerpo, desde ahí se podía ver todo Magnolia y lo observo.

—¿lucy estás bien?.

La pregunta la tomo por sorpresa, Juvia, desde que nació Saki; era muy reservada en algunas cosas, aunque estuviera muriendo de curiosidad, callaba, le sonrió y respondió que si.

—El mar... — dijo Juvia — se siente extraño.

Poco después la negrura de un cielo las envolvió, Haru, corrió hacia su madre y Saki se aferró a Juvia.

Algo andaba terriblemente mal.

Lucy giro sobre sus pies dispuesta a luchar, sentia una presencia a sus espaldas , junto sus manos y de ellas unas luz blanca las envolvió, giro sus talones y dio su cara al mar, se encontraban en un risco donde el mar se apreciaba en el horizonte.

—se que estás ahí!— el grito se perdió en el eco, más ella no noto el extraño rebotar del sonido, tampoco noto, la mano que peligrosa se acerca a Haru y sin duda no vio al hombre a sus espaldas.

—lucy! Debes voltear Lucy, ese no es el lado correcto — más ignoro el llamado de su amiga.

Estaba convencida que el peligro venía del mar, en la lejanía del abismo negro, donde cielo y mar se juntan.

—Mamá, algo anda mal...—

El grito inminente de la boca de Saki la alertó, el grito fue aterrador, seguido de un asqueroso sonido de desagare.

Giró ya era tarde, sus ojos aprecieron las imágenes más horrendas que jamás imaginó ver, Juvia chamuscada en el suelo, su cabello hecho ceniza al igual que su piel, todo de un tono nefro carbónico, hizo un par de arqueadas cuando vio su rostro, ahora inreconocible.

Saki a su lado gritaba , sus manos se habían ido, un mar de sangre brotaba se los cachos de carne mal cortados.

—Tía!, Tía porfavor ayúdame.

Deseo vomitar, su boca se secó y su manos temblaron, —juvia!!, Saki, tranquila todo estará bien..— las palabras te agotaron, cuando la niña murió, igual que su madre, una llama demasiado potente la rodeó, el olor a carne quemada y ceniza me golpearon la nariz, la vista era espantosa, trato de correr así ella, más aún en la distancia sentía el calor abrumador.

Es una pena, ¿no crees? , Qué desperdicio — esa voz era el

Maldito desgraciado !—

Ah! No tranquila tesoro, es irónico: dos magas de agua ... inicineradas, por cosas así mi día se vuelve magnífico.

Lucy no hablo, estaba demasiado asqueada para acerlo, busco a su hijo con la mirada.

oh, buscas al risitos de oro

Más que una Simple TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora