XVII

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Lucy..

Los rayos de sol quemaban sobre su rostro, mentiría si dijera que había sentido algo así antes, ese calor, ese sol no era natural, demasiado caliente y brillante, su piel había comenzado a arder, burbujeando pequeños hematomas rojizos a lo largo de sus brazos, horrorizada miro como su piel empezaba a desprenderse a tajos, esa no eran reacciones naturales, era como estar  horas expuesta a fuego directo en su cuerpo.

Ligeras lagrimas salían de sus ojos, mas se evaporaban antes de llegar a sus mejillas, sentía a morir, su ropa se escurría ardiente, quemando mas porción de piel, vomito sangre desde sus entrañas y su estomago se extinguió.

—¿Qué esta pasando?— se preguntaba con angustia, de su boca no salía voz, sentía que no tenia saliva, intento mover su mano, mas no podía, le dolía, prefería cortar tus brazos y cortar con tal agonía.

—Mi querida flor amarilla, ¿Te encuentras bien?— la voz gruesa y profunda se instalo en la habitación, y por primera vez Lucy fue capaz de admirar a su captor, el era... indescriptible.— Mi delicada flor, no intentes hablar o sufrirás peor, me imagino que quieres saber que esta pasando, o ¿Me equivoco?—Lucy movió su cabeza con lentitud, intentando responder o sar una señal de vida, que era real, mas para ella que para el.

el  sonrió —no crees, que las llamas de tu querido Dragoncito, son sofocantes.

— ¿Qué...?— ella no entendía que estaba pasando, ni se esforzó en terminar la oración, hay había acabado toda su reserva de saliva. pero entendía que estaba hablando de Natsu.

la sonrisa no se iría del rostro de aquel hombre que parecía gozar, ver como se retorcía en el suelo, ella estaba ahí tirada, en medio de la nada, con blanco a su alrededor y una sensación abrazadora que quemaba su piel, intento verlo y odiarlo con la mirada, matarlo lentamente antes sus ojos, lo recorrió con odio, Intento invocar sin éxitos su Ruk o cualquier destello de magia en su cuerpo, pero no respondió.

—Sin duda esa mirada es... exquisita.— el camino hasta ella, sus relucientes zapatos negros la reflejaban por completo, en ellos vio su desgastada alma, deseo escupirlos, si tan solo le quedara saliva en la boca, sus manos se esforzaban por alcanzar al hombre delante de el.

Araño sus costados en afán de desatar aquella acuerda, pataleo y zarandeo sus piernas, logrando que mas dolor se adueñara de ella, lo hizo por lo que sintió horas, su piel se escurría de su ser y podría jurar que veía la blancura de sus huesos en sus piernas, sangre la rodeaba, una sombra de sangre era lo único que había, a pesar de estar muriendo justo ahí, sintió un alivio en su alma, su querido hijo estaba bien.

— Piensas en ellos ¿verdad?,— el sonó triste, pero le importaba una mierda —Si te portas bien, te dejare verlos.

Ella levanto su mentón mostrando dignidad y orgullo, mas con delicadeza se levanto así misma, sentándose sobre el charco de sangre, y bajo su cabeza, se rendía, si debía morir , lo ultimo que deseaba era verlos a ambos una sola vez mas.

—Buena chica.

la luz de la habitación se extinguió y lo único que aprecio fue oscuridad, hasta que una imagen fue mas nítida que ninguna otra.

Juvia estaba ahí de pie delante de ella, Saki se aferraba al vestido de su amiga y lloraba desconsolada, un hombre que entendía como Gray, las sostenía a ambos con fuerza, todos de negros, todos opacos y tristes, ella recorrió el panorama con los ojos, hasta que llego a la causa del llanto de las personas delante de ella, Levi acerco a la caja y con dolor tintando sus ojos, la cerro, no sin antes susurrar una sencillas palabras.

— Eras tan joven Haru...

solo ira inundo su ser, vio escenas que ni siquiera en sus peores pesadillas lograría imaginar, sangre, fuego, carne, humo y ceniza, remolino de sentimientos surgiendo en su ser, furia, odio, deseo. Vio al amor de su vida matar a su hijo, a su preciado Haru, calcinado hasta los huesos, sin una gota de remordimiento o  compasión. sumergió a su ser en oscuridad y se zambullo, con los sentimientos golpeando como olas embravecidas, se dejo guiar, cerro sus ojos y se permitió hundirse a si misma.

cuando sus castaños orbes se abrieron ya no estaba en aquella cámara del infierno junto aquel hombre, ya no estaba con el, estaba en  una camilla, y a su lado estaba el causante de todo los sentimientos de odio en su cuerpo, sin reconocerse a si misma se permitió guiar por las olas de emociones y simplemente ataco por instinto, saco de su ser todo aquello que la aniquilaba, descargo su ser en Natsu y antes de ser consiente, el la estaba besando, compartían una danza de muerte, donde la sangre era su único expectante, cuando se sintió a morir, un único destello de lucidez abrió sus ojos, ¿Qué estaba sucediendo?, y con esa sensación en su mente, cayo en el abismo.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2021 ⏰

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