"ATENCIÓN ESTE CAPITULO PUEDE TENER CONTENIDO SEXUAL, PALABRAS GROSERAS ENTRE OTROS, POR FAVOR LEER BAJO SU PROPIA RESPONZABILIDAD"
El orgullo de un Príncipe:
Capítulo 6: ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? Especial Bulma despierta.
Cada célula de mi cuerpo dolía, mis músculos no me respondían y tuve que concentrar toda mi fuerza para poder respirar y abrir los ojos, no sirvió de nada, solo vi oscuridad, por todos lados, ni siquiera un haz de luz se veía cerca de mí, hacía calor, no tenía idea que hora era, el aire a mi alrededor estaba húmedamente caliente, pero yo tiritaba, mi cuerpo entero se sentía extraño, quise gritar, abrí la boca y ningún sonido salió, traté más bajo, aun nada. No sabía si esto era otra de las pesadillas de siempre o qué, pero empecé a recordar, recordaba el torneo de poder, recordaba también cuanto había extrañado a Vegeta, me entristecí, ¿Dónde estaba mi esposo?, luego recordé su regreso, lo feliz que estaba, recordé la manera en que habíamos hecho el amor, el almuerzo al otro día y como habían salido volando Goku y Vegeta a ningún lado. Cuando había preguntado qué es lo que había ocurrido, Piccolo me había dicho que no era nada, que ellos siempre peleaban, que no debía preocuparme, recuerdo que fui a mi laboratorio porque pensé verlos volver y quería entregarle sus obsequios a Vegeta, me puse el delantal, quería arreglar el juguete de Bra, entonces sentí su mano en mi hombro ¿o quizás no era su mano? Sé que le dije algo, no recuerdo que, después sentí que todos mis músculos fallaban, era como si hubieran puesto un edificio entero sobre mi cuerpo y me derrumbé, después de eso nada, hasta ahora.
No tenía ni la más mínima consciencia de en donde estaba, ni porque no podía ver nada. De pronto una idea cruzo su mente, se desesperó y sin quererlo se golpeó la cara con la mano. No veía no porque estuviera oscuro, sino porque estaba ciega. Movió su mano frente a su cara en repetidas ocasiones y nada, ni siquiera el contorno de esta, no era capaz de ver absolutamente nada, rasguño su rostro pensando que quizás pudiera tener una venda o algún tipo de parche, pero sólo consiguió hacerse daño. Entonces lloró, no podía ser, ¿Qué le había pasado, porque no podía ver nada, porque no estaba en su casa? Bulma no pudo más, el sedante aun en gran parte en su cuerpo volvió a dormirla.
Cuando volvió a despertar se sintió algo mejor, ya casi no tenía sedante en su sangre, sus músculos le respondían mucho mejor, pero le dolían intensamente, aun no podía ver nada, tocó su cuerpo y aunque el tacto le quemaba sabía que estaba bien, sin heridas notorias. Quiso pararse, caminar pero cuando por fin pudo sentarse una voz grave la asustó haciendo que cayera y golpeara su cabeza con una muralla.
-¿Para dónde vas?- preguntó juguetonamente el sayayin- lo siento no era mi intención asustarte, me presento, soy Neoki, desde ahora en adelante seré tu rey y tu serás mi servidora.
Bulma no entendía a qué iba todo esto, nunca había escuchado de ningún rey que se apodara Neoki y menos entendía porque la tenían ahí y la llamaba servidora. Quiso hacerle preguntas, preguntar que quería, porque estaba allí, pero él se le adelantó.
-Te traje desde tu universo al mío, te necesito para reparar un par de cosas- Neoki la observaba de frente, había dado explícitas indicaciones de que el sedante que le suministraran debía ser fuerte, ya que suponía ella debía ser de raza sayayin, pero se equivocó, no era más que una humana, lo que lo hacía revolverse en su asiento por la duda, ¿Cómo una simple humana era la compañera del príncipe de los sayayines? Le resultaba ridículo, pero no le quitaba merito, sin duda debía ser una hembra increíble. También había pedido que todos los días mientras dormía le proporcionaran una droga, neurotransmisor que bloqueaba la respuesta del nervio óptico, haciendo que perdiera la vista totalmente por el tiempo que este estuviera en su sangre. Lo excitaba verla así, más cuando vio sus enormes ojos azules, que sin querer lo miraban directamente, buscando explicaciones- Si te portas bien, no te pasará nada- le dijo con voz seductora mientras se acercaba a ella, quería tocarla de nuevo, desde que la había dejado en esa habitación a cargo de sus mejores guardias, que sentía la necesidad de tocarla de nuevo, esa calidez, esa suavidad, ese olor.
-Me duele todo- susurró Bulma en un hilo de voz. Era su oportunidad, dio dos pasos más y se colocó frente a ella, posicionó una mano en su cabeza y otra en su espalda, la terrícola no se movió, quizás no tenía fuerzas, quizás no quería moverse, y con mucho cuidado dio un pulso de Ki que recorrió todo el cuerpo de Bulma, haciéndolo brillar.
Bulma perdió el aliento, pero se sintió reconfortada, una oleada caliente recorrió todo su cuerpo, sus músculos ya no le dolían, su piel ya no ardía y sentía que había recuperado su voz.
-¿Dónde están mis hijos?- su voz había vuelto, pero aun así temblaba a cada palabra.
-Tus crías no me interesan en lo absoluto, no tengo idea donde están- ¿Qué me hiciste? ¿Por qué estoy aquí?- Bulma se sentía mejor, al menos sus hijos estaban bien en su hogar, pero aun habían muchas cosas que no entendía, y aun había alguien que le preocupaba, cuando lo recordó gritó-¿Qué hiciste con Vegeta? ¿Dónde está el?- Neoki se sorprendió ¿Esa hembra estaba realmente preocupada por su compañero? No podía ser, el sería una distracción.- Lo maté- mintió, quería ver su reacción- El sólo era un estorbo, y te quiero solo para mí y mis servicios.
Sus ojos, inertes puertas azules vibraron con el torrente de lágrimas que no pudo contener, después de toda la espera y el miedo que había pasado en el torneo de poder, después de su retorno tan esperado, después de todo eso, Vegeta, la persona a la que más había amado en su vida estaba muerto, por su culpa. Se paró y en un impulso comenzó a golpear el aire, no veía nada pero necesitaba herir como la habían herido a ella a esa voz que proclamaba su dominio sobre su vida- ¿Por qué? ¿Por qué? – gritaba sin medir su intensidad, sentía como su corazón se había destrozado, de nuevo su respiración había parado, su cerebro hacia mil conexiones tratando de encontrarle una explicación lógica a todo lo que estaba pasando y no podía.
Neoki en un solo movimiento la sostuvo por atrás, la capturó sin dejar que se moviera, podría simplemente haberla dejado ahí dando manotazos por el aire, nunca lo hubiera golpeado, pero era otra oportunidad de tocarla que no iba a dejar pasar. En un impulso, descubrió su cuello, entonces lo vio, pequeñas mordidas alrededor de todo su cuello, sintió una sensación extraña, un amargor recorría toda su boca, ni siquiera el olor dulce y cítrico a la vez de la piel de esa humana le sacó ese sabor. Esas mordidas eran reconocibles, eran la mascada de un sayayin, debían ser del príncipe, no veía otra opción y sin la más mínima delicadeza tiró a Bulma de nuevo sobre la cama, con más fuerza de la esperada, el pequeño cuerpo de Bulma rebotó en este y un quejido de dolor salió de sus labios, se dirigió a la puerta y aun con un tono bajo y gruñendo soltó- El príncipe está vivo, ni siquiera tuve el placer de conocerlo, pero no te olvides de lo que te dije, te quiero solo para mí y a mis servicios.- y con un portazo dejo la habitación.
Bulma no sabía en qué momento había pasado, pero sin saberlo se había afirmado en la muralla y había empezado a vomitar, no podía soportar tantas emociones, el hecho de no ver nada era además otro punto en contra, no sabía dónde estaba, ni como estaban sus amigos o familia, o si quiera si habían notado su desaparición, paso su manga por su boca en reiteradas ocasiones, luego se cruzó de pies y se sentó, ella era una mujer extremadamente inteligente, y una fantástica científica, iba a salir de eso a como diera lugar.
No supo cuánto tiempo pasó hasta que volvieron a abrir la puerta, si quería sobrevivir debía portarse bien, luego vería como ir avanzando de a poco, sabía que era una mujer atractiva y que si se lo proponía siempre conseguí lo que quisiera, solo tenía que tener paciencia.
-ten, el rey Neoki quiere que construyas esto- una voz habló y puso a su lado una caja con objetos frios y duros. Bulma podría haber hecho todo un circuito o una cámara de gravedad completa en la oscuridad sin mirar ni una sola pieza, pero ese pequeño momento podría significar su ventaja absoluta para salir de ahí.
- lo hare solo si el rey Neoki viene a hablar conmigo, tengo condiciones- sentenció y cruzándose de brazos esperó.- No puede ser, él está en sus aposentos descansando, tendrás que esperar hasta mañana- replicó el extraño sujeto que venía con las ordenes.- Pues entonces infórmenle a ese tal Neoki que tendrá que esperar hasta que yo hable con él para empezar a armar esto- los había puesto en un dilema, ir donde el rey Neoki a esa hora era como ir a pedir que los mataran, por otro lado que la humana no hiciera lo que este pidiese y sin ellos poder hacer nada, también era pedir la muerte a gritos. Se fueron cerrando la puerta, Bulma revolvió la caja y en ella encontró una figura familiar, casi cálida fuente de recuerdos, tomó el destornillador y con cuidado lo guardo en la cartera oculta de su delantal.
En su habitación Neoki había decidido llevarse a una hembra. Antes de ser eliminado por Zeno sama ya era un sayayin maduro y nunca había podido tener descendencia, en su noches a solas eso lo carcomía por dentro, tenía un inmenso reinado y aun así, no tenía a quien dejárselo. Por eso ahora que había vuelto quería un primogénito. Cuando había ido donde el gran Zuno había sentido una cuchillada de envidia al saber que el mocoso, príncipe de los sayayines era padre, de dos crías, en cambio él, el gran conquistador, que había dormido con miles de hembras, nunca había podido procrear.
Neoki ni siquiera se preocupaba con quien tenía relaciones, solo le interesaba que les dieran placer. La pobre hembra estaba de rodillas con todo el mimbro del rey en su boca, se notaba que no estaba a gusto, pero era eso o su muerte, fue entonces cuando los interrumpieron, casi se sintió agradecida- Mi señor, la humana se niega a hacer nada hasta que hable con usted, lo siento mi rey no pudimos hacer nada, usted mismo nos pidió que nada de castigos físicos- el guardia miraba el suelo, era intimidante la imagen que tenía adelante.
-¿Qué? Pero ¿Cómo se atreve?- Y sacando su miembro de la boca de la hembra, salió de la habitación en busca de Bulma. Nunca en todos sus años, nunca nadie le había desobedecido una orden y ahora esa bolsa de carne humana venía y quería ponerse sobre él, no se lo permitiría.
Cuando entró a la habitación de Bulma ella se había sacado su delantal, tenía solo una polera blanca que debido a la humedad del aire hacia resaltar todos sus atributos y su diminuta cintura, eso hizo que su grito fuera ahogado- ¿Cómo te atreves?- inmediatamente recibió respuesta- Cállate, si quieres que te ayude tengo condiciones- Bulma sostuvo su voz casi dos octavas sobre su tono normal, debía ser dura, no tenía otra opción- Siéntate, esto será largo- Bulma en realidad no sabía si tenía donde sentarse, pero bastante poco le importaba- ¿Cómo puedes tener condiciones? Si no me obedeces mataré al príncipe y a tus crías- Grito Neoki, el aire le faltaba, no podía ser tan rebelde, debía doblarse con eso, la había visto como lloraba la falsa perdida del sayayin- No te creo- Susurró Bulma- Ya no te creeré nada de eso, hace unas horas me dijiste que habías matado a mi esposo y luego te fuiste diciéndome que no, no eres un ser muy confiable que digamos- concluyó. A esas alturas Neoki ya no sabía que decir, había sido superado por una hembra humana, sin ningún tipo de poder.
-Entonces, ¿te digo mis condiciones o prefieres dejarme aquí, tratar de obligarme y morir en el intento?- con un gruñido gutural Neoki aceptó.
-Primero necesito que me devuelvas la vista, sé que sabes que no veo y no me interesa que harás para hacerlo pero lo harás, esto que me trajiste puedo hacerlo ciega, quizás en cinco o en siete días- Mintió, Bulma podría haberlo hecho en el mismo tiempo que viendo completamente- Pero si me devuelves la vista puedo tenerlo listo en media hora- Neoki sabía que eso era una gran diferencia, quizás demasiado grande como para rebatirle ese punto, así que solo dijo- Concedido- Bulma casi sonrió- Segundo, quiero comida y agua, no sé cuánto más este encerrada aquí y no quiero morir aun- concedido- susurro el Rey- Tercero, me llamarás Bulma de Ouji y yo te llamaré Neoki, si no es así no responderé- ¿Ouji? Que tiene eso que ver, el gran Zuno me dijo que respondías a Bulma Brief- recordó el conquistador de universos- Ouji es por mi esposo, quiero que sepas que le pertenezco a el- La peli azul tuvo que contener un ahogo en su voz, tenía que mantenerse firme. El rey no respondió, no lo convencía el hecho de que su nuevo juguete tuviera dueño- Cuarto, necesito herramientas, materiales y trabajar a solas- No se le ocurría que más pedir, pero creía que con eso había cubierto todos sus flancos básicos- ¿Está bien? – No- dijo Neoki- Si trabajas sola ¿Cómo sabré que no me traicionaras?- Tendrás que confiar en mí, es eso o quedarte sin mí- Esas últimas palabras convencieron a Neoki y sin quererlo susurró un vago -"Acepto"- Bulma extendió su mano, no sabiendo si el sabía lo que significaba ni si estaría cerca o lejos de ella, menos si estaba en la dirección correcta, pero enseguida sintió una fuerte mano, caliente, tomando la suya y apretándola. Ella había logrado ganar su primera batalla.
Neoki iba saliendo de la habitación de Bulma, le dio las instrucciones de que no le inyectaran más drogas ni el neurotransmisor que bloqueaba su vista, que le llevaran comida y todas las herramientas y materiales que ella pidiera. No sabía porque a pesar de tener claro que había perdido y su orgullo se sentía muy resentido tenía una sensación de bienestar en todo su cuerpo, la había tocado, por tercera vez en un solo día, cuando había tocado su frágil mano había sentido como cada célula de su piel había reaccionado a su contacto, era una sensación de electricidad parecida a cuando se transformaba en súper sayayin 3. El rey se fue a su habitación y sin nada más en mente que su juguete humano, se durmió.
Tiempo después de que el rey saliera del cuarto donde estaba Bulma, esta volvió a sentir como la puerta se reabría- Hola- soltó- Soy Bulma Ouji, ¿Cómo te llamas?- la hembra sayayin se asustó y se tambaleo haciendo que los platos sonaran- Vengo de parte del rey – Susurró- Le traigo comida, espero le guste- Coloco la bandeja en una mesa, se acercó a Bulma, la tomo de la mano y la condujo a ella- Muchas gracias- Le sonrió Bulma a la cara que no veía -Pero ¿Cómo te llamas? No te haré nada, tranquila- Bulma quería saber dónde se encontraba y para tener las respuestas que quería debía preguntar a personas que no fueran el rey- Mi nombre es Saike, soy una de las encargadas de la cocina, Srta Bulma- ¡Oh! querida solo dime Bulma, está bien, ¿Quieres comer? Realmente no tengo hambre en este momento y si quiero puedo pedir más, ¡Así que anda come!- La sayayina abrió los ojos nunca en sus años de servicio alguien había mostrado compasión por ella, pero su hambre fue más, no pudo negarse a tan amable ofrecimiento y sin más se llevó un pastel a la boca, hace días que no comía, el rey no les dejaba tiempo para nada y si las encontraba comiendo las golpeaba hasta hacerlas sangrar. Luego de unos minutos hablando de su trabajo Saike no pudo más que agradecer su gesto a Bulma y con un rápido-"Debo irme"- cerró la puerta detrás suyo.
Tanteando en la oscuridad Bulma encontró una silla y como pudo acerco la caja a la mesa, comenzó a armar lo que creía era una especie de radio, su cálculo era acertado, no debía demorar más de 30 minutos. Estaba colocando la antena cuando sin darse cuenta musitó-esta cosa roja no entra- había recobrado la vista, aun veía formas difusas y solo podía distinguir los colores más vivos, pero aun así era un paso hacia adelante.
Comenzó a recorrer la habitación, había una entrada de luz, a unos dos metros del suelo, una puerta maciza con llamativos diseños en ella, una habitación que debía ser el baño, una mesa una silla y una pequeña cama con muchas pieles encima. Había sido un largo día, su cerebro habia sido llevado al límite en cuanto a situaciones, emociones y decisiones así que estaba agotada, por puro instinto se colocó de nuevo su delantal como entrañando su laboratorio y sin querer metió la mano a su cartera derecha, encontró el juguete de Bra y sin querer siquiera evitarlo lo apretó contra su pecho y lloró, extrañaba a sus hijos, sus ojos llenos de vida, extrañaba a su esposo, la calidez de sus abrazos, extrañaba a sus padres y a sus amigos, nunca pensó que en algún momento de su historia estaría sola, completamente sola en un universo extraño.
Bulma miro por la entrada de luz, estaba a miles de kilómetros de su hogar, a miles de kilómetros de volver a ver a su esposo, pero aun así tenía la esperanza de que el supiera que ella estaba bien y que lo amaba, a él y a sus hijos y en su último atisbo de claridad susurró: "Te amo Vegeta, volveré a ti, cueste lo que me cueste".
Próximo capitulo: El entrenamiento de Trunks / Iremos al universo 18.
Hola C: espero que les guste este capítulo, bueno mañana entro de nuevo clases (estudio enfermería) y la verdad no sé si podre actualizar tan seguido, pero hare lo posible. Gracias por sus maravillosos comentarios.
Espero sus comentario ojalá les guste
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El Orgullo de un Príncipe [EN EDICIÓN].
ФанфикLa historia trata de la vida de Vegeta y Bulma luego del torneo de poder y lo que el deseo de número 17 provocó en el multiverso. Dudas, raptos, amor y luchas. Aclaratoria: ninguno de los personajes de dragón ball me pertenecen, esta obra es sólo fi...