Capítulo 1

272 35 11
                                    


Hace mucho tiempo, existió en el basto universo una raza de humanoides llamados Ne-Val. Ellos vivían en el cuadrante izquierdo en la galaxia Sculptor. Su planeta Nevalia era un lugar bastante parecido al planeta tierra, con colinas y llanuras, así como bosques, lagos y ríos que atravesaban todo el astro ayudando a mantener así la vida en aquel lugar. Eran seres que se interesaban por los demás, con problemas de convivencia como cualquier raza inteligente. Aguerridos, pero al mismo tiempo, apacibles. Su aspecto físico era bastante parecido al de los terrestre, con la única diferencia de que ellos poseían ciertos "poderes" que eran desarrollados con el paso del tiempo, convirtiéndolos en seres con características especiales. Algunos poseían rapidez en sus movimientos, otro tanto podían leer la mente y había algunos que incluso podían manipular los elementos. Aunque también estaban sus excepciones, aquellos que no poseían ningún poder y aquellos que nacían con todo lo antes mencionado y muchos poderes más.

Pese a ello su vida era como la de cualquier terrestre. Sin embargo, su vida pacifica se vio interrumpida por una catástrofe. Una de sus cinco lunas fue destruida por una lluvia de meteoritos, los cuales ocasionaron que el planeta se desestabilizara de la órbita, dando como resultado la muerte prematura del sol que mantenía con vida al planeta.

Los que tenían un lugar en el consejo galáctico, tuvieron en su haber el desalojar por completo el planeta antes de que éste terminara con toda la raza de los Ne-Val. Debido a ello, algunos pobladores que tuvieron la suerte de escapar a tiempo se dispersaron por toda la bóveda celeste hasta encontrar un nuevo lugar para vivir.

Y es por eso que, desde entonces, en el planeta tierra muchos de esos humanoides vieron propicio al planeta azul como su nuevo hogar — ya que era el astro más parecido al propio —. Y aunque los terrestres nunca se percataron de su llegada; en la actualidad conviven unos con otros sin siquiera enterarse de la existencia de los extraterrestres... hasta ahora.



— ¡Lee Hongbin! ¡Lee Hongbin, te estoy hablando!

— ¡Mamá! ¡Ya! No quiero ir a la escuela — respondió a los gritos de su madre cubriendo su rostro con las mantas de su cama.

— No te estoy preguntada ¡Vas a ir quieras o no! Además, ya no eres un niño... Por la Luna acabas de cumplir 18 años. Así que más te vale estar bañando y arreglado en veinte minutos, si no quieres que vuelva a subir ¡¿Me escuchaste?!

— ¡Sí, mamá!

Cuando la madre de Hongbin cerró la puerta de su habitación, este soltó un grito de desesperación y frustrado cual niño de cinco años, comenzó a patalear haciendo un berrinche nada propio de su edad.

— ¡Ahhh! Odio ir a la escuela — gritó levantándose finalmente de su cama.

Se deshizo de las sábanas y arrastró los pies hasta el baño. Y tal como le había prometido a su madre, una vez bañado terminó de vestirse con el uniforme azul correspondiente a su nuevo colegio.

— ¡Hongbin el desayuno ya está servido! — gritó su madre una vez más desde el primer piso.

— ¡Voy! — gritó de igual manera al tiempo que soltaba un bufido y bajaba finalmente las escaleras rumbo a la cocina.

En la espaciosa habitación — debido a que no había paredes que hicieran alguna división entre la cocina y la mesa del comedor — su padre leía el periódico y su hermanita menor de tan solo diez años, comenzaba a degustar su plato de cereal.

— Buenos días — comentó en forma de canto Soo Jun.

— ¿Qué tiene de buenos? — respondió arisco.

Manto Estelar [HyukBin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora