Más de dos

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Una o dos veces por semana, él llevaba a sus amigos a la casa que tiene para sus encuentro con ella, así podían disfrutar por montón. A él le excitaba que otros hombres la desearan, pero no pudieran poseerla porque ella era de su pertenencia... Ella era su mujer.


— Oye, ¿no se ve muy... Joven?


Como si les importara eso a ellos. Le resultaba irritante a la muchacha que finjan interés e inocencia, cuando lo único que les importaba era su propio placer y sus deseos enfermizos y asquerosos. Sin embargo, ella continuaba aceptando esto por alguna razón que ni ella podía entender.


— Espero que sea virgen como lo prometiste, eh.


Otro de sus amigos le dice al hombre mientras se desvestía junto a los demás, viendo como la chica termina por acomodarse en la enorme cama. Hacía oídos sordos y simplemente se limitaba a complacerlos para que acabe lo más rápido que se pueda.


Eran cinco en total, incluida ella. Eso significaría que tendría que estar en cama muchos días con dolor, pero sabía cómo manejarse ante ello porque no era la primera vez que pasaba esto.


Con una sonrisa adorable, una postura aniñada y una voz dulce, dice:— Pueden hacerme lo que quieran.


Sabía como manipularlos para que crean que tengan el control. Ella tenía desventaja desde muchos puntos, pero esto era en lo que ganaba.


La mente es tan impresionante que hace muchas cosas para salvarte, por reacción al peligro. Tenía claro que debía ser inteligente o acabaría en una muy mala situación de no haber hecho caso a lo que él quería.


【 Dulce Pasión 】©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora