Capítulo 1

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La brisa chocaba en mi rostro, estaba apoyando los codos en los barrotes del balcón del templo de Egipto, ha transcurrido un año y medio desde que no lo ve visto en todo aquel tiempo, sé que ha tenido incontables misiones en el campamento mestizo, de mis labios dejé escapar un pequeño suspiro para sacar el pequeño espejo de mis bolsillo, empecé a ver todo lo que estaba ocurriendo en la vida del pelinegro, sin embargo no contaba con aquella escena tan fuerte, apreté con fuerza mis labios tratando de controlar las lágrimas que contaba con salir pero me fue involuntario pues estas empezaron a escapar por rodar por mis mejillas.

Casi se me cae de las manos el artefacto mágico, giré al escuchar unos pasos apresurados entre la habitación, venía corriendo pero al verme paró de frente bajando la mirada al suelo, esa acción de mi mejor amigo me hizo darme cuenta que lo que acababa de ver era real, no aguante ni un minuto más, lo abracé con todas mis fuerzas, llorando desconsoladamente en su pecho, tenía aquel impulso de irme corriendo si era posible para aquel lugar de semidioses.

—Jason...—susurré, con la voz entrecortada, sintiendo las caricias del hijo de Horus sobre mi cabello, la corona se caía al suelo, no me atrevía a pensar en cómo debía de estar destruido el pelinegro, solo me limitaba a buscar la manera de volver, deseaba estar a su lado en esos momentos.

—Princesa, deberías ir...—Comentó, Harakhty levantando mi rostro con su mano mientras que limpiaba el rastro de mis lágrimas con sus manos, me alejé de él suavemente pues me incomodo aquella acción pues tenía conocimientos de los sentimientos que él tenía hacía mí.

—Sabíamos que este momento llegaría en cualquier instante—Hablé, más calmada, mientras me inclinaba para recoger la corona, esta tenía una forma de una mariposa como el símbolo que ahora me representa, solo escuché por parte de él que se le escapó un suspiró.

Caminé a dentro de mi habitación, era elegante demasiado para mi gusto pero no podía objetar porque me ganaría sermón de mi padre, empecé a buscar entre mis cosas lo que me iba a llegar a mi viaje a Estados Unidos. Sin embargo un pequeño llanto me alejó de mis acciones, me dirigí a la pequeña cuna cerca de donde estaba, al verla que estaba tan molesta, sin perder tiempo la cargue entre mis brazos para calmarla, en solo segundos la risa resonó en la habitación.

—Es tan hermosa, la pequeña dama—escuché la voz del hijo de Horus en la puerta principal, mientras que yo me perdida en ella, simplemente mirarla es ser al pelinegro, el mismo tono de cabello, esa piel tan pálida que parece una muñeca de porcelana, lo que más cautivaba eran esos hermosos ojos azules idénticos a los que mi madre tenía, además que ella nació con una pequeña marca en su bracito izquierdo de una pequeña mariposa junto a una letra griega.

—Lo sé, verla me hace recordarlo, sé que prometí cumplir mis deberes ahora que soy una diosa, pero me necesita y yo quiero ir, conozco que en este no es momento para salir, tengo conocimiento de que se estaba planteando como destruir a Seth y sus secuaces para traer la paz a él nuevo campamento, sé que quiero ser egoísta por primera vez en mi vida, pero no puedo —comenté con sinceridad, mientras que mecía en mis brazos, ese pequeño gesto de la niña chupándose el dedo pulgar era tan perfecto.

—Volveré al campamento mestizo, es momento de afrontar las consecuencias de mis acciones...

Diosa de mi  corazón  © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora