' 0 4

59 5 0
                                        

Kim Young Mi.

Y allí estaban ellos, pegados, medio desnudos. Dándose besos por donde cupieran, y yo, de éste lado, junto a la mesa, sólo viendo la ropa caer al suelo.

Fue hasta que chocaron contra el camino de rosas, y él levantó su mirada para encontrarme, vestida en rojo, con una mesa con velas y una comida que estaba fría, yo, hecha pedazos. Y casi quebrando en llanto.

Él, indiferente, sin saber que sucedía. Muy perdido en el alcohol para entenderlo, pero ese no fue mi punto malo, fue cuando vi el abrigo de TaeHyung y me acerqué a éste para sacar una pequeña caja color carmesí.

Ese fue mi maldito colmo.

Entonces fue cuando tomé su abrigo, entre mis brazos y las lágrimas estaban a punto de salir. Lo miré, incrédula.

– Mi, y-yo.. – él intentó acercarse pero me aparté. Y reí, sin querer creerlo.

– No te acerques TaeHyung, ¿que no ves que acabas de arruinarlo todo? – Podía sentir mi voz quebrarse al verlo allí, sin camiseta, en calcetines y el pelo despeinado. Con labial rojo alrededor de sus labios y cuello.

– N-no, por favor, dejame – lo interrumpí, y me alejé aún más.

– No necesitas explicar nada, sólo- Largate. – Él quería acercarse y tomarme de los brazos, pero no lo dejaría, oh, claro que no.

– Mi, no hagas esto, juro que no, no es nada, yo te amo – ¡Oh, por supuesto!

– ¡Sólo largate, TaeHyung! – Y aventé las prendas sobre su rostro, con fuerza y furia. – ¡No tienes nada que explicar, mierda! No hay explicación para lo que acaban de ver mis ojos... – Las lágrimas arruinan y corren el maquillaje.

Al ver que TaeHyung no se mueve de su lugar, y sólo me mira, para darle mi perdón.

– ¡Largate, maldita sea! ¡Sólo vete! – Grité con frustración. Tiré de las almohadas de la sala, y las aventé a él. – Sólo largate, no quiero volver a verte en mi vida. ¿Oíste? ¡Largate! ¡Vete, ya! – Caí de rodillas y vi a la chica salir por la puerta. Él no se movió hasta después de unos segundos.

Yo miraba la pequeña caja, y la acariciaba mientras las lágrimas seguían bajando por mis mejillas.

Entre sollozos, y gritos.
– ¿Por qué, TaeHyung? – Él se acercó a mí, e intentó acariciar mi brazo. – ¡No te atrevas a tocarme! – grité y tiré la cajita con el anillo de compromiso dentro. – Solo, toma tus cosas y largate. – Murmuré.

– Young, no hagas ésto. Dejame explicarte, dame la oportunidad, por favor... – yo negué, y le sonreí amargamente.

– No hay nada que explicar, TaeHyung. Ahora, dejame sola y largate. Toma tus cosas – me levanté de dónde estaba y me dirigí a nuestra habitación. Del closet, tomé aquella vieja maleta llena de polvo y la tiré sobre la cama.

– Llevate ésta, te la regalo. Ya no la necesito.

– Young Mi, por favor, dejame- – no quería escucharlo más.

– Sólo vete, por favor. No lo hagas más difícil, vete ya.

– No. – contestó él firmemente. Y yo asentí lentamente.

– De acuerdo, en ese caso, mejor me voy yo. – Y salí por la habitación, deshaciendo el camino de rosas y nuestra relación de 6 años. Diciendole adiós a TaeHyung, el amor de mi vida. Y diciéndole adiós a aquel deapartamento en el cuál compartí mis mejores momentos con él.

Adiós.

記憶 ; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora