Capitulo 3 | Casi Indetectable

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— Por cierto, ¿Quien contestó?— 5 minutos después de la llamada,  Alice me habló. Yo estaba en shock, mirando a la nada.— Niña, reacciona. llamado a Lara para que regrese a la tierra, repito, llaman.. estás ahí?

—Alice.. no quiero asustarte—Volteé para verla y  Sentí que una lágrima pronto iba a caer por mi mejilla.—Pero nos mataran, y si no hago lo que ellos me dicen.. si no lo hago, será hoy mismo.

—¿De qué hablas?—Alice puso una cara de susto inmediatamente.—Sabía que no debía darte un aventón, pero no hice caso.

—Alice por favor, me tienes que ayudar, no quiero morir—La sujeté del brazo, ella estacionó en una esquina de la calle.

—Baja. Agarra tus cosas y sal del auto.—Alice dejo de mirarme, y me empujó lejos de ella. Me le quedé mirando, asustada.—¡LARGO DE AQUÍ TE DIJE!

Sentí un fuerte nudo en la garganta. me sentía solitaria, pequeñita y vulnerable. Esperaba que fuese un sueño y que está fuera una pesadilla que olvidaría algún día, pero no era así. Me baje temblando del auto, no pude pronunciar una palabra más. Ahora yo miraba a Alice yéndose lejos. Ni siquiera sabía a donde ir, este era un lugar totalmente desconocido para mi. Reaccioné, pensé lo que podía hacer para resolver el problema.

Si me quedaban aproximadamente unos 40 minutos antes de que me atraparan, quizás podía alcanzar a preguntar donde quedaba la empresa del banco a alguien. Ya estaba anocheciendo, y debía apurarme. También pensé en como podría conseguir un atuendo formal y pasar desapercibida. Era una idea alocada. Me limpié las lágrimas, agarré mi mochila y caminé. Las calles estaban casi solas, me pareció extraño, aunque habían varios autos. Unas calles más adelantes vi unos chicos riendo y fumando en un callejón. Crucé la calle, acercándome lentamente a ellos, y cuando notaron mi presencia, se quedaron callados.

—Disculpen.. saben dónde queda Bancorp o algo así?— me miraron curiosos, luego cuchichearon entre ellos antes de hablarme.

—Yo sé dónde queda, pero si no conoces el lugar, te vas a perder.— Un chico alto se acercó a mí. Tenía un piercing en el labio, un suéter verde oscuro con capucha y un teléfono en la mano. —Puedo mostrarte, si quieres.

—Mm si.. Por favor.— Los chicos a su espalda se burlaron. Él cerró los ojos, cómo pidiéndole paciencia a un Dios.

—Hace tiempo que no te veía cerca de una chica, Jeray.— soltó un moreno bastante alto.

—Si, pensé que era gay. —Lo siguió un chico pálido y pelinegro.

—Que no tenga una chica.. no significa que sea gay. Me largo de aquí.—Los chicos le gritaron algunas cosas, pero él no prestó atención. Me quedé parada mirándolo caminar, él se volteó.

—¿Qué esperas?—hizo una señal con la mano y di unos pasos rápidos para quedar a su lado. Nos quedamos callados durante unos minutos.. hasta que decidí hablar.

—¿Estamos cerca?

—Mmm— afirmó con la cabeza sin quitar la mirada al frente.

—¿No me estarás llevando a un lugar raro, verdad?—Pregunté asustada. No sé cómo caminé con él confiando en que era buena persona y de verdad quería ayudarme.

—Puede ser—Vió mi cara de espanto, se mantuvo serio— Es broma, confía en mi. ¿No tengo cara de asesino.. o si?

—Mm.. un poco—Sonreí. Sus palabras, por alguna razón me habían relajado y sentía que estaba diciendo la verdad.

—Mira, es ese edificio de allí.—Señaló con el dedo un edificio a una esquina de varios pisos con vidrios azules en toda su fachada.

Estaba preparada para el siguiente paso : cambiar mi estilo a uno más formal. Me volteé para ver a Jeray, que ya estaba mirándome, lo que resultó un poco incómodo.

La Séptima VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora