°°

268 25 17
                                    

El primer día de clases solo podía temblar, iba a cursar otra vez quinto curso, con personas que ya conocía por ser un lugar bastante pequeño, estaba sentado esperando a que me llamaran a llenar algún formulario de reintegro, aunque el director había querido hablar con Linda esta solo le había dicho que no pasaba nada, que no tenía que darnos el pase a último curso o algo así, que solo me dejara inscribir y que ella debía irse porque llegaba tarde.

En realidad tenia al bebé y a la mujer extraña en el auto.

Así que guardé algunos papeles que Linda debía firmar, respondí vagamente a algunas de sus preguntas y luego me fue dado un horario de clases.

Y todo fue bastante simple hasta que la hora del descanso llegó y algunas personas notaron mi presencia, me saludaron con asentimientos y movimientos de mano, algunos chocaron sus puños conmigo "Viejo ¿Dónde te habías metido?" y palabras al azar que no respondí propiamente, bromee un poco aunque me sentía gastado y hasta maduro.

Madurar. Que cosa más rara, depende de tanto. Ni siquiera lo era pero alado de ellos me sentía así.

Lo realmente complicado llegó cuando Gerard se recostó a mi lado.

"Así que las Vegas." Y yo asentí. "¿Trajiste algún recuerdo para mí?"

Él hablaba como si yo no hubiese desaparecido, como si no hubiese ignorado sus llamadas a casa o como si lo hubiese ido a buscar al apenas llegar. Cosa que no pasó.

"No." Internamente siempre supe que no sería fácil, Gerard siempre había sido bastante descarado en cuanto a todo, él no solo me miraría de lejos y asumiría que no éramos nada, él me iba hacer decírselo y yo tendría que explicárselo. Supongo que por la única razón de que no solo éramos dos chicos saliendo y tomándonos las manos, se suponía que teníamos algo más allá, algo especial, porque bueno, él tenía claro que no me bajaría los pantalones para cualquiera.

"Te extrañé." Volví a asentir, removiéndome incomodo, él ni siquiera estaba tocándome o mirándome, había un considerable espacio entre nosotros, pero la pared ahora se sentía grumosa y quería salir corriendo. "Pensé que me volvería loco."

"No lo hiciste."

Y sonrió, mirándome "¿Cómo lo sabes?"

"Solo lo asumo." Y aclaré mi garganta. Gerard se río, se enderezó y estiró su mano hacia la mía para tomarla.

"Casi creí que me había quedado sin ti, aunque para ser sinceros sabía que volverías." Su pulgar acariciaba el dorso de mi mano, resultaba extraño como hacía que mi estómago doliera, llevaba tiempo sin sentir ese tipo de dolor que no duele, lo sabía ahora que había probado el verdadero dolor de estómago. Así que solo me eché a llorar y él me abrazó, me balanceó de un lado a otro repitiéndome que no tenía que llorar. "Incluso no besé a nadie, fui completamente fiel, Frank."

Acunó mi cara entre sus manos y me besó, riéndose por la forma en que yo parecía derrumbarme, tenía más de nueve meses sin verlo, sin olerlo, sin besarlo, después de haber pasado cada tarde escuchándolo decir cualquier tontería que cruzara su mente. Y me dolió, pensé en que no debí haberle mentido, en que quizás no debí irme, o en que quizás no debí volver.

Y aunque le intenté decir que no, él solo siguió abrazándome y diciendo que no actuara así. Así que solo me dejé llevar, porque lo quería, era el chico que me hacía reír hasta llorar o golpearlo, era mi primera relación, aquel que había adorado tanto, así que estaba temblando mientras me besaba y se recostaba sobre mí, mientras me recordaba que me amaba y me advertía que no vuelva a hacer aquello, debes llamarme, y un beso, o al menos escribir, y otro beso. Me volví a sentir pequeño mientras me tomaba en brazos y lograba rodar sobre la cama conmigo abrazado a él.

Amor Significa Nunca Tener Que Decir Que Lo SientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora