Parte 26

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Harry

Estaba completamente aturdido, podía sentir la calida y escandalosa  sangre que salía de mi ceja izquierda por mi rostro.

Estaba atado a una silla, mis manos estaban esposadas a mis espaldas y mis tobillos atados a las patas de la silla. Alce mi mirada, Charlotte estaba atada frente a mi, su gritos eran privados por la venda que cubría sus labios y lágrimas de desesperación salían de sus ojos.

-¡Tranquila! Estaremos bien.- hable para calmar a Charlotte pero mis palabras no parecían tener efecto.

Forcejeo con mis ataduras pero es inútil, estoy completamente atrapado.

Es ella, estoy seguro que Scarlett está detrás de todo esto, lo se...

A mis espaldas puedo escuchar el lento pero marcado pasó de un par de tacones, miró a Charlotte, su rostro irradia coraje y forcejea con fuerza como si quisiera irse como una fiera salvaje sobre la persona detrás de mi...

Es ella... ella está detrás de mi, puedo oler el suave y excitante aroma de su cuerpo, se que es ella por la extraña sensanción que me ha invadido y por alguna loca razón me siento "feliz".

-Querida Charlotte, cuanto tiempo sin verte...-al escuchar esa voz tan sensual y burlona todo mi cuerpo se estremeció.

Scarlett camino frente de mi hasta donde estaba Charlotte y yo solo la seguí con la mirada. ¡MIERDA!, mi corazón se detuvo al instante en que la vi, usaba un vestido corto y entallado, el cual hacia resaltar sus perfectas curvas.

Scarlett se inclinó un poco hacia Charlotte lo que provoco que su vestido se subiera un poco y me dejara ver parte de sus glúteos.

-Esto es por todo lo que me has hecho...-murmuró Scarlett a Charlotte, quien comenzó a forcejear de su agarre, pero evidentemente era inútil.

Scarlett se giró hacía mi, y sus increíbles ojos azules y los míos se conectaron. Comenzó a caminar hacia mi sin apartar su mirada.

-Entonces... sólo me utilizaste para beneficio de la fuerza especial...-susurro Scarlett a centímetros de mi rostro.- ¿lo hiciste sólo para que yo impidiera tu boda?.- se acercó aún más a mi.

-Yo...

-No.-puso uno de sus dedos sobre mis labios.- No tienes que decir nada querido Styles.-sonrió provocativa.- se que toda esa mierda que dijiste fue mentira, se que yo te vuelvo loco, se que sólo yo puedo provocar el verdadero placer en ti.- hablo en voz alta, estoy seguro que lo hace para que Charlotte escuchara.- Sin embargo tú me hiciste sufrir mucho... y ahora yo te haré sufrir a ti...- sonrió perversa pero provocativa.

-¿Vas a torturatme?.- pregunte desafiante.

-Quizás, pero créeme lo disfrutarás tanto...-mordio su labio inferior.

Se alejó un poco de mi y con una sexy sonrisa en los labios, comenzo a quitarse el entallado vestido, quedando en una sensual lencería.

-Se que me deseas... Se que quisieras hacerme tuya una vez más...- camino hacia mi.- Y esa será tu tortura, podrás verme pero no tocarme...- sonrió malvada.

Sin decir nada se dio vuelta dejándome ver si perfecto y lindo trasero, se sentó sobre mi y comenzo a hacer ligeros movimientos ondulares. Sentí la adrenalina correr por mis venas, mi corazón comenzó a latir de forma acelerada y mi cuerpo exigía tocarla.

Y por un maldito instante me sentí compadecido de Charlotte quien con lágrimas en los ojos veía todo esto.

-Se que esto te gusta...- mumuro de forma provocativa.

¡Quería tocarla, quería sentir su cuerpo, quería arrancarle la maldita lencería y hacerla mía!.

Scarlett se levantó y se dio vuelta, se sentó nuevamente sobre mi pero esta vez quedando de frente, continuó haciendo sus sexys movimientos rosando su feminidad con mi entre pierna el cual ya estaba completamente excitado. Acercaba sus labios a los míos pero no me besaba, sentir su esencia tan cerca me estaba volviendo loco, me desesperaba tenerla y no poder tocarla. Ella me estaba torturando.

Mire su rostro, y entonces me di cuenta, ella también estaba sufriendo.

-No quieras engañarte.- murmuré entre dientes y ella me miró algo confundida.- También es una tortura para ti... porque en el fondo, deseas que te bese, deseas que te toque y también deseas que te haga mía de nuevo.

Sus penetrantes ojos azules se clavaron en los míos, mordió ligeramente su labio inferior y era como si un debate se hubiese formado en su cabeza.

Sin decir nada y con brusquedad se alejó de mi y salío de la habitación. Mi respiración estaba agitada y aún me sentía excitado por lo que Scarlett provocó en mi.

Mire a Charlotte quien me veía con repulsión, odio y tristeza, sus ojos estaban llenos de lágrimas.

-Lo siento...-murmuré.- Pero siempre fue ella...

Mis palabras fueron interrumpidas cuando la puerta se abrió de golpe, un par de hombres desataron a Charlotte y la llevaron fuera de la habitación, a los pocos segundos entró Scarlett de nuevo, pero esta vez lucia desesperada y de esa forma quito las ataduras de mi cuerpo.

No pasaron ni cinco segundo de que me quitará las ataduras y yo ya estaba encima de ella besando y tocando su cuerpo desesperado. Ella correspondía mi acción de misma manera.

De un movimiento ágil tomé a Scarlett por los muslos y la cargue en reacción, envolvió sus piernas en mi cintura rosando su feminidad con mi entrepierna. Camine con ella hasta llegar a la cama, le quiere o mejor dicho rompí su sostén para deshacerme de él dejándola sólo en pantaletas.

Estaba encima de ella, besaba su cuello y sus pechos lenta y apasionadamente, ella soltaba pequeños gemidos y rasguñaba mi espalda, lo cual sólo me excitaba aún más. Besaba cada centímetro de su cuerpo hasta llegar a su feminidad, hice de lado su pantaleta y comencé a besar esa zona, en reacción arqueo su espalda y soltó un gemido lleno de placer.

-¡No te detengas!.-dijo con voz placentera y jadeante.

Continúe besando esa zona, cada vez con un poco más de intensidad, mi acción provocaba que ella soltara constantes gemidos.

-¡Hazme tuya!, ¡hazme tuya ahora!.-ordenó desesperada y deseosa.

Sin decir más me deshice de mi pantalón y mi boxer, abrí sus piernas, la acerqué a mi y entre en ella.

Comencé haciendo movimientos lentos pero fuertes, mientras besaba y mordia suavemente su cuello.

-Me vuelves loco...-gruñi entre dientes.- ¡Me fascinas, te deseaba tanto!.

De un movimiento ágil ella se posicionó encima de mi, entre de nuevo en ella y al instante comenzó a hacer fuertes sentones lo cual incrementaba el deseo y el placer.

-¡No pares!.-murmuré entre dientes.

Ella siguió así por un par de minutos más, hasta que la quite de encima de mi y la puse en cuatro, entre en ella con fuerza y esta vez mis movimientos eran más rápidos y me permití admirar sus hermosos glúteos.

Ambos seguimos así hasta que llegamos al clímax, pero no nos detuvimos ahí  continuamos haciéndolo una y otra vez, era como si quisiéramos recuperar todo el tiempo que estuvimos separados, la necesidad de sentirnos el uno al otro era tan grande y fuerte que lo único que queríamos era hacer el amor una y otra vez.

GLORIOSO PECADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora