[ 2.20] La Noche Más Oscura (Parte I)

232 10 3
                                    



Habían transcurrido pocos días desde que los Potter habían sido orillados a esconderse y desde la boda de Sirius y Lisange.

¿Si alguien preguntaba si el matrimonio Black era feliz? La única respuesta posible era un sí.

Con el tenue ulular de una lechuza en la ventana, Lisange dejo sus labores de lado y se acercó hasta ella tomando la carta y vio con alegría se trataba de una nota de los Prewett.

Lisange subió al piso de arriba dónde Sirius se encontraba con Altair. La imagen de ambos fue sumamente enternecedora pues su ahora esposo se encontraba en el suelo junto a su hijo, ambos jugaban y para ella era increíble ver el gran padre que Sirius era.

—Accio cámara —recitó con varita en mano mientras la cámara aparecía en su mano y le permitía guardar aquella imagen.

Sirius se dio cuenta de ello cuando el flash le cegó un poco, respondió riendo un poco.

—Me hubieses avisado.

—Si lo hubiera hecho la fotografía no habría sido perfecta —recitó llevando la cámara detrás suyo mientras que con su otra mano le tendía la nota que los Prewett acababan de enviar—. Ten.

—¿Quién la envió? —preguntó mientras rompia el sello.

—Los Prewett, reconocí la letra de Gideon sobre tu apodo, la letra de Fabian es terrible —recordó negando con la cabeza al sentarse en el suelo y tomando a Altair en sus brazos, el pequeño había crecido tanto desde la primera vez que lo tuviese abrazado a ella que era imposible decir que tanto más cambiaria cuando aquel año terminase.

—Dicen que harán una fiesta en honor al cumpleaños de ambos.

—Suena inseguro.

—Asegura que seremos muy pocos los invitados y será en un pub muggle de Oxford, lo conozco fui allí hace tiempo cuando te ocultabas por petición de ellos. Dicen que llevemos ropa muggle para pasar desapercibidos ¿qué dices? si estamos entre muggles será fácil ocultarnos.

—Salvo que a ellos —refiriéndose a los mortífagos— no les importa usar magia frente a muggles —recitó, desconfiada.

—Podriamos ir solo un rato, sería divertido además imagino que con todo lo que pasa más de uno faltara.

—Solo si prometes que será un rato e Illy ira con Altair a casa de Augusta. No creo poder confiarlo a nadie más.

—Por supuesto, y será un rato solamente antes de las once estaremos de regreso. No me perdería la hora del cuento, creo que no podría dormir sin ello.

—¿Te refieres a que Altair no podrá dormir o que tu no lo harás?

—Por supuesto que yo, —respondió bromeando para luego besarle en la mejilla a ella.


*********************************


Esa era la segunda vez en la vida de Lisange que vestía ropa muggle contando aquella vez que Lily le prestase ropa cuando pasara año nuevo con los Evans. No era la ropa más cómoda o bonita exactamente, aunque Sirius insistia que estaba hermosa y aunque Lisange sentía que en esos momentos no lucía exactamente como ella y tal vez buena parte se debía a que había aparecido en Oxford con otro rostro, por mera seguridad.

Llegaron de manera puntual a una calle que conlindaba con el pub al que los Prewett les habían citado, la noche ya había caído y el sonido de la vida nocturna ya se encontraba bastante alto esa noche. Sujetos de la mano cruzaron la calle mientras sin ojos que los viesen Lisange recupero su rostro real al sentir que ya no había más peligro y se internaron en el bar dónde animadamente las personas celebraban lo que parecía ser un partido de alguna clase de deporte muggle en el que las personas corrían detrás de una esfera muy parecida a la quaffle aunque no parecía más interesante que el quidditch.

La vida Secreta de Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora